Tiempo de escuchar el Corazón

En: Opinión

21 Mar 2011

Van pasado los tiempos de la sordera y la ceguera, aunque a muchos aún les cuesta abrir sus sentidos, abrir suficientemente su corazón y es comprensible las heridas duelen.



Tiempo de escuchar el Corazón


Por: José Manuel Fernández-Vega Barreto.

“Con el amor se ve, por el amor se ve, es el amor quién ve”José Martí

Van pasado los tiempos de la sordera y la ceguera, aunque a muchos aún les cuesta  abrir sus sentidos, abrir suficientemente su corazón y es comprensible las heridas duelen.

No escuchan suficientemente los que gobiernan, cuando no se perdonan haber confiado alguna vez en una democracia, violada por un dictador y en unos demócratas incapaces de defenderla y tuvieron que dejar de creer en ella y hoy se burlan, rechazan, reprimen y tratan de borrar a todo demócrata porque les recuerdan lo que se hicieron con lo que les hicieron. O cuando intentando rehuir el miedo a la muerte próxima o el haber  tenido un día que aceptar que una potencia extranjera pusiera armas nucleares en tu patria, aún no te lo perdonas y te apegas a la gloria vana, de pretender salvar al mundo futuro de la supuesta debacle nuclear y el suicidio ecológico. ¡Ciego, la única debacle nuclear y suicidio que se acerca es la de tu espíritu!, abre los ojos, se humilde, pide perdón y perdónate, acepta tu muerte física y por primera vez  podrás vivir de verdad y curarte de esa enfermedad que ya te carcomió los ojos que no ven y el corazón que teme.

Si abusaste de la benevolencia de Dios para tomar el poder y luego te olvidaste de él, e incluso trataste de borrarlo no sólo de tu conciencia y corazón, sino también de las conciencias y corazones de su pueblo, pide perdón y perdónate, pues entérate que  Dios, es un Dios celoso y no lo ha olvidado, y si no te vuelves a abrir a él y a su amor, y te liberas de tus apegos al poder; él te borrará no sólo de la faz de la tierra y de las conciencias y los corazones de su pueblo, él hará contigo, lo que tú pretendiste y pretendes hacer con él, por mucho que te afanes en escribir libros y en salir en la televisión y la prensa, te encerrará en tus miedos.

No escuchan suficientemente los intelectuales y artistas, cuando no se perdonan no haber tenido éxito en el mundo, y los carcome la envidia, la crítica y la burla, o cuando no se perdonan haber sido censores o cómplices silenciosos de la censura propia o ajena, y los carcome el enojo, con los nuevos censores. Ojo no aplaudo lo que de verdad de mal les hicieron, pero tampoco aplaudo lo malo que se hicieron con ello, al no perdonarse y perdonar.

No escucha suficiente la iglesia, cuando no se perdona, el haber confiado, en unos revolucionarios que se decían cristianos y demócratas, y luego se declararon ateos y totalitarios. Y todavía no confía  en las propuestas, ni siquiera, de cristianos pacíficos y demócratas probados.

No escucha suficientemente la oposición, cuando no se perdona, el haber confiado en agentes infiltrados y desconfía de todos los que quieren luchar pacíficamente por sus medios, y no se une, ni se hablan con amor o se envidian y se ponen zancadillas. O cuando no se perdonan el haber apelado al pueblo, que  tampoco se perdona el haberse dejado engañar con promesas de progreso y democracia y hoy emigra a mansalva y desconfía de cualquier propuesta sincera de cambio económico o de la oposición sincera y les muestra indiferencia. Y hoy ambos se temen tocar sus puertas, por temor a un rechazo y apelan o confían más en poderes extranjeros. Pues nadie te condena, no te condenes tú tampoco, camina en paz y sin miedo, por las calles y cárceles de tu pueblo.

No escucha suficientemente el pueblo, cuando no descubre, por que no quiere ver, porque duele, primer paso para perdonarse y perdonar, que ejecutó o fue o es cómplice a veces entusiasta de la represión y la violación de derechos humanos, propios y ajenos, y el haber sido cobarde, que por experiencia propia se que es uno de los dolores más difíciles de perdonarse, por eso sino sana esa herida, es y será implacable contra toda autoridad que lo llevó convertirse en represores y cobardes, aunque sean sus hermanos arrepentidos.

No escucha suficientemente el exilio o la emigración, cuando no se perdona el haber tenido que ceder ante la represión o la presión económica y haber tenido que abandonar lo que más quería, y hoy no perdona a los que nos quedamos o regresamos y regresan, aunque sea de visita,  para luchar por nuestros derechos económicos, políticos y familiares, porque no queremos mañana tenernos que perdonar ese dolor y si le recordamos el suyo sin querer, no es intencional, al contrario. Perdónese Marco Rubio, perdónese Ileana, perdónese Díaz Balar y perdónese Menéndez, lo que les obligaron hacer a ustedes o a sus familiares y podrán ver con claridad, que nadie los condena, que no somos sus enemigos, que nosotros si los necesitamos, también su perdón.

Eso que dices de los otros es verdad pero no serás libre, ni tendrás verdadera visión hasta que no descubras porque eso que ves en los otros, cosas, animales,  situaciones, e ideas, te afecta tanto; te hacen sentir como te sientes.

Lo que más vemos en: los otros, cosas, situaciones, ideas, etc., es lo que más rechazamos ver en nosotros (bueno o malo) y viceversa, lo que menos vemos en los otros, cosas, situaciones, ideas, etc., es a lo que más nos apegamos ver en nosotros (bueno o malo).

Sólo siendo consciente de esto, podemos vernos a nosotros mismos y ver al mundo tal como es, con los ojos de Dios, en la verdad y entonces brotará la misericordia hacía nosotros mismo y hacia el mundo, seremos libres y traeremos libertad, pero no podemos tener miedo a ver la llaga en nosotros, no podemos tener miedo a abrir nuestro corazón a Cristo, a ver nuestra verdad, nuestros sentimientos como ángeles, a veces en los sueños y pesadillas, nos muestran esa verdad, si algo nos enfada sobre manera, es porque ese algo ha tocado una llaga que está en ti búscala, preséntasela a Dios y deja que él la sane, perdónate y verás que el tampoco te condena, si algo nos produce envidia, es que ha tocado una llaga que está en ti búscala, preséntasela a Dios y deja que él la sane, perdónate y verás que el tampoco te condena, si algo te produce miedo o te produce nerviosismo, es que ha tocado un apego, una llaga que está en ti búscala, preséntasela a Dios y deja que él la sane, perdónate y verás que el tampoco te condena.

Aunque no lo recuerdes aquello que no perdonas en otro es algo que no has perdonado en ti. Hasta que nuestras llagas no sirvan más que para recordarnos, para ti y para los demás, de lo a que o a quién no debemos apegarnos, no seremos libres, no estaremos curados. Por cierto si quieres ver más allá y ser feliz desde ahora, busca todo a lo que estás apegado y te duele al retirarlo de tu vida (como cuando te retiran un vendaje de una herida), perdónate aunque te duela a lágrimas y el gozo por la vida volverá a ti, primero te sentirás un poco mareado, como el ciego que recobra la visión, pero calma, tu visión se irá ajustando a la realidad, serás libre y verás a Dios, al amor en todas partes y personas. Descubrirás entonces que vana gloria, vana pretensión fue querer sanar, querer liberar, querer salvar a otros, siendo aún esclavos, de eso que queremos, salvar a otros.

Sólo cuando podamos mirar nuestras llagas, como Cristo miro a la suyas después de resucitado, sin dolor, con paz, sólo entonces, habremos alcanzado la vida eterna. Comencemos por mirarlas a los ojos y dejemos de huir de ellas, sólo así desaparecerán nuestros miedos y nuestros apegos. Y traeremos un verdadero cambio para Cuba, seremos verdaderos, políticos, activistas, analistas, periodistas, familiares, obispos, cancilleres, economistas, etc., aquello a lo que el amor, libre de apegos y miedos, nos ha llamado en la vida, ahora. Ojo mañana nos puede llamar a otra cosa, y en otro lugar, no importa no será huida, ni estaremos apegado al pasado (el tiempo), ni al  lugar (espacio), ni siquiera a la vida física, no dolerá, al contrario, disfrutaremos el viaje hacía donde Dios o el amor quiera, pues de todos modos, siempre se trato de él y de mí, lo demás y los demás sólo nos lo recuerdan con la paz o la intranquilidad,  pero para nuestro bien.

Recuerda las cosas a mi alrededor son consecuencias de lo que yo soy, esa es la primera verdad, el primer cambio, para el cambio, el verdadero cambio.

Así sea.

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Acerca de este Blog

Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".

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