Dos comentarios sobre un mismo tema de actualidad en Cuba

En: Opinión

25 Jul 2010

Alguien dijo que no se trata de soltar presos sino de cerrar la fábrica de presos. Es decir, sólo podrá declararse que el régimen cubano ha dado pasos en materia de derechos humanos cuando reforme las instituciones violatorias que conducen a generar prisioneros de conciencia, como eliminar del Código Penal figuras delictivas violatorias de derechos fundamentales de los ciudadanos, como «propaganda enemiga», «desacato», «asociación ilícita» y «clandestinidad de impresos» entre otras, o garantizar la independencia del poder judicial



ARIEL HIDALGO: Gracias, Cardenal

By ARIEL HIDALGO

No soy católico. Mantengo marcadas diferencias doctrinales no sólo con el catolicismo sino también con casi todas –por no decir todas– las iglesias evangélicas, y no he dejado de escribir sobre los nefastos hechos históricos de los que la Iglesia fue responsable en el pasado. Sin embargo quiero comenzar este artículo dándole las gracias a la alta jerarquía de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana de Cuba por el acto de buena voluntad de dialogar con el actual presidente cubano a favor de la liberación de muchos de mis compatriotas, así como por la valerosa actitud de no guardar silencio ante las injusticias del poder en medio de un régimen totalitario que una vez expulsó del país a 131 sacerdotes.

Cartas pastorales como El Amor todo lo espera, entre otras, dan fe de esa digna postura en la que sin entrar en un campo que no le corresponde, como el del protagonismo político, ha abierto las puertas de sus templos a todos los cubanos como la única institución de la sociedad civil que quedó en pie en medio de la voracidad de un Estado cuya ideología atea intentó, vanamente, imponer a la fuerza en la conciencia nacional. Justamente unas semanas antes de sentarse a la mesa de diálogo tras la muerte por huelga de hambre del prisionero político Orlando Zapata, el cardenal Jaime Ortega denunciaba la dramática situación del pueblo cubano, se pronunciaba a favor de cambios urgentes y lamentaba los actos represivos gubernamentales contra las Damas de Blanco. La entrevista, publicada en Palabra Nueva, tuvo poca difusión en el destierro, algo no poco frecuente: ignorar o minimizar el papel de la Iglesia cubana en decir lo que otros callan, o si no se resaltan aquellos aspectos en los que no se está de acuerdo. El que poco después la dirigencia cubana aceptara dialogar con los altos prelados demuestra que para ser aceptados como interlocutores no es imprescindible agachar la cabeza, sino decir lo que hay que decir con respeto, pero sin miedo. Por el contrario, los poderosos nada tienen que hablar con quienes se someten sin condiciones, aquellos que sólo tienen cuatro palabras para pronunciar: «¡Comandante en Jefe, ordene!»

¿Significa por todo lo anterior que no crea que el mérito principal estuvo en la inmolación de Zapata, en el sacrificio de Guillermo Fariñas y en la corajuda resistencia pacífica de las Damas de Blanco? Desde luego que no. Pero ningún vocero gubernamental iba a pararse ante un micrófono a decir que este paso era gracias a la huelga de Fariñas y a las marchas de esas mujeres. El régimen necesitaba una coartada que le permitiera hacer concesiones para frenar la repulsa mundial por su política represiva sin que se viera como una debilidad frente a sus enemigos. La Iglesia ofrecía esa coartada. ¿Significa esto una complicidad? De ninguna manera. Su mediación fue indispensable para que las excarcelaciones fueran finalmente realizadas. El que permitieran luego la participación en el diálogo del jefe de la diplomacia española, Miguel Angel Moratinos, sólo se explica por una segunda intención: posibilitar que la Unión Europea cediera ante los reclamos españoles de abandonar la Posición Común, que condicionaba las relaciones con Cuba a un mejoramiento de la situación de los derechos humanos.

Y esto pone al descubierto una política sistemáticamente inmoral del gobierno cubano, que no debería necesitar de diálogo alguno para liberar a prisioneros que en realidad son inocentes: el tráfico de prisioneros, utilizarlos como moneda de cambio para obtener ventajas políticas. Numerosas personalidades extranjeras han recibido en diferentes épocas esos «regalos»: el congresista norteamericano Edward Kennedy, el oceanólogo francés Jacques Cousteau, el líder afroamericano Jesse Jackson, el Cardenal de Nueva York John O’Connor y la Primera Dama francesa Danielle Mitterrand, entre otros. Se trata de la práctica común del secuestrador que mantiene bajo custodia a rehenes que luego sirven para obtener sus objetivos. El estigma de este tráfico no salpica a los interlocutores que solicitan esas excarcelaciones. Si alguien con influencia dialoga con el secuestrador y obtiene la liberación de rehenes, lo menos que puede hacerse es agradecerlo. Pero en realidad se trata de concesiones superficiales porque en el fondo no conducen a una solución definitiva del problema cubano sino a un proceso cíclico que siempre vuelve al punto de partida.

Alguien dijo que no se trata de soltar presos sino de cerrar la fábrica de presos. Es decir, sólo podrá declararse que el régimen cubano ha dado pasos en materia de derechos humanos cuando reforme las instituciones violatorias que conducen a generar prisioneros de conciencia, como eliminar del Código Penal figuras delictivas violatorias de derechos fundamentales de los ciudadanos, como «propaganda enemiga», «desacato», «asociación ilícita» y «clandestinidad de impresos» entre otras, o garantizar la independencia del poder judicial.

Hay que mantener la mente clara y el corazón abierto. No dejemos que las fuerzas del odio dividan a los cubanos de buena voluntad.

Infoburo@AOL.com

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CUBA: ALGUNAS OPINIONES DE ACTUALIDAD

23-07-2010.

Rafael León Rodríguez

Coordinador General del Proyecto Demócrata Cubano

San Cristóbal de La Habana, 22 de julio de 2010.- Como es conocido y a pesar de que los pronósticos no eran favorables a que las autoridades cubanas, bajo presión, amnistiaran a prisioneros políticos pacíficos y de conciencia, este proceso liberador comenzó y ya más de una decena de ellos se encuentra en España.

Esta semana, según informaciones a la prensa del canciller español Miguel Ángel Moratinos, llegarán a Madrid otros ex reclusos con sus familiares, los que sumados a los once que arribaron anteriormente elevarían a alrededor de veinte el número de los allí refugiados. Las noticias sobre estos asuntos para los nacionales del patio han estado, como siempre, limitadas, aunque en esta oportunidad y gracias a que es la Iglesia Católica en Cuba la mediadora, algunas informaciones se han dado a conocer.

No pudo imaginar seguramente el prisionero político mártir Zapata Tamayo, lo que desencadenaría con la huelga de hambre que le costó la vida. Este luctuoso suceso, junto a las valientes y desafiantes marchas de las Damas de Blanco y, como colofón, la inédita y conmovedora huelga de hambre y sed de Guillermo “Coco” Fariñas por la liberación de los presos políticos y de conciencia movilizaron, mediante la prensa internacional, tanto a la opinión pública como a la oficial de todo el orbe.

Las coincidencias de estos acontecimientos con las gestiones españolas para promover un cambio en la política europea para con las autoridades cubanas, demoviendo la llamada Posición Común, unidas al interés de estas autoridades por facilitar la apertura del turismo estadounidense a las islas y con la campaña por la liberación de los cinco agentes cubanos presos en cárceles norteamericanas ayudaron, en nuestra opinión, a que se concretara este proceso para lo cual ha sido clave la intercesión de los obispos católicos cubanos, en especial de Su Eminencia el Cardenal Jaime Ortega Alamino.

Haciendo referencia a las coincidencias es interesante recordar que las detenciones de marzo del 2003 del llamado Grupo de los 75 coincidieron con el inicio de la guerra en Iraq. Este acontecimiento sirvió, de alguna manera, como cortina de humo para desviar la atención de la opinión pública internacional sobre lo que estaba sucediendo en Cuba. Ahora las llamadas crisis de Irán y Corea parecen jugar un papel semejante, pero en la dirección opuesta: la liberación de estos prisioneros de conciencia.

Según fuentes gubernamentales españolas, el gobierno cubano está dispuesto a liberar a todos los presos políticos pacíficos. Esto fue ratificado por el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Sr. Ricardo Alarcón de Quesada esta semana, quién añadió que los que quisieran permanecer en Cuba podrían hacerlo.

El asunto ahora es bajo cuáles condiciones, puesto que no solo se trata de no estar obligados a abandonar el país, lo que constituiría per se una violación más de los derechos humanos de estos compatriotas pues la liberación no debe estar condicionada por la deportación.

Se trata de la inserción de ellos en la sociedad cubana, con las garantías de todos los derechos ciudadanos inherentes a personas que trabajan pacíficamente por la pluralidad democrática. Por otro lado como es conocido, la presencia de presos políticos en Cuba ha sido consustancial al régimen cubano durante todo su periodo de gobierno.

Si no se dejan sin efecto las leyes que reprimen y coartan la libre participación ciudadana en los asuntos públicos y se respetan los derechos ciudadanos recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, más adelante otros Prisioneros Políticos continuarán ocupando las cárceles —aunque no se quiera reconocer esa categoría de presos— y la actual amnistía se convertirá solo en un relevo de víctimas del poder autoritario. Los cambios imprescindibles hacia la pluralidad democrática y el respeto de todos los derechos humanos para todos son el camino para evitar este injusto círculo de oprobio.

Esperamos que el desarrollo de esta incipiente circunstancia liberadora propicie nuevas visiones tanto desde Cuba como hacia Cuba, las que coadyuven a impulsarnos hacia la modernidad, la justicia y el bien común. Nuestra nación no debe continuar viviendo en el pasado y todos los cubanos, estemos donde estemos, tenemos el deber de ayudar a proyectarla hacia el futuro y la paz.

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Acerca de este Blog

Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".

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