En: Opinión
26 Ago 2010Ha sido ofensivo y de mal gusto el afirmar que los obispos cubanos se han comportado como emisarios del mismísimo Satanás en la tierra durante cincuenta años, al adornar sus reclamos con adjetivos y expresiones de poco rigor le restan seriedad a su misiva, una carta que como tantas pasará sin penas ni gloria porque nada fundamental, ni constructivo se aborda en ella. Su principal error es repetir el esquema del Papa bueno y los obispos malos, estas cosas ya las utilizó el gobierno cubano en algún momento y no tuvieron éxito.
Por Eduardo Mesa
www.lacasacuba.com
La Carta que un sector de la oposición envió al Papa reitera posturas que ya conocemos y que son comprensibles, siempre que sus autores no asuman que sus ideas representan a todos los cubanos. Creo que Martha Beatriz, Antúnez y otros están en su derecho a defender el Embargo, tampoco están obligados a confiar en la buena voluntad de la Iglesia, ni a apreciar su fortalecimiento institucional como un bien para la Nación Cubana.
Ha sido ofensivo y de mal gusto el afirmar que los obispos cubanos se han comportado como emisarios del mismísimo Satanás en la tierra durante cincuenta años, al adornar sus reclamos con adjetivos y expresiones de poco rigor le restan seriedad a su misiva, una carta que como tantas pasará sin penas ni gloria porque nada fundamental, ni constructivo se aborda en ella. Su principal error es repetir el esquema del Papa bueno y los obispos malos, estas cosas ya las utilizó el gobierno cubano en algún momento y no tuvieron éxito.
La carta en cuestión fue respondida por Orlando Márquez en la página web de la revista Palabra Nueva; una respuesta fundamentada en las recientes declaraciones del P. Lombardi, portavoz de la Santa Sede, sobre el rol de la Iglesia cubana en las actuales circunstancias. Poco se podría añadir a la respuesta de Márquez y la prudencial institucional invitaría a no hacerlo.
Es por eso que la declaración de la Revista Espacio Laical titulada “La mediación deberá seguir su curso inevitable” me ha parecido un tanto inoportuna y portadora de unas expresiones que me resultan ajenas al pensamiento y lenguaje eclesial que conozco.
Es comprensible que los redactores de Espacio Laical deseen participar en el debate generado en torno a la mediación de la Iglesia, pero los argumentos esgrimidos no deben apuntar a deslegitimar a los firmantes de la carta, muchas personas que también desean lo mejor para Cuba puede que discrepen de los objetivos y la comprensión del conflicto que la Iglesia tiene, muchos de ellos han realizado un sacrificio personal y familiar digno de admiración.
Una publicación católica no debe entrar en el escabroso terreno de definir quienes “no pueden, ni deben tener en sus manos el futuro de Cuba”, trátese de partidarios del derrocamiento o partidarios de otras formulas más cercanas a la gradualidad democrática que la Iglesia desea. No conozco ningún sector sea de izquierdas o derechas, moderado o radical que aspire única y simplemente a derrocar el gobierno, en general las agrupaciones políticas de la Isla y del Exilio expresan un anhelo de reconstrucción nacional y una formal adhesión a la democracia; en estos momentos a nadie se le ocurre invitar a los sabotajes y a la lucha armada y los pocos que lo hacen solo representan a un grupo envejecido y minoritario. Por otra parte aspirar al derrocamiento del castrismo no tiene ninguna objeción moral, el castrismo es un régimen ilegítimo y criminal, si algunos apostamos por la gradualidad democrática que desea la Iglesia no es porque el castrismo no merezca ser derrocado sino porque anteponemos a ese acto de justicia un bien que consideramos mayor.
La entrega de esta carta en la Nunciatura es un ejercicio de libertad por parte de ese sector de la oposición, un ensayo de lo que será la democracia; no comparto su contenido; pero creo que es mejor abstenerse de entrar en consideraciones sobre el lugar donde fue escrita o suponer intenciones más allá de las expresadas en el texto de la misma.
También, por “un mínimo de seriedad”, es preciso reconocer que la liberación de los presos se ha dado por una conjunción de factores donde todos los que se han esforzado en aras de esa liberación tienen su propios méritos, resultando inapropiado e inconsistente entrar a valorar la preponderancia de unos sobre los otros. Cada uno ha hecho lo que debía hacer con valor, inteligencia y generosidad.
En una situación como esta, los que tienen cierta representatividad institucional deben ser cuidadosos con sus opiniones y si se van a añadir cuestiones polémicas a unas circunstancias que despiertan tantas emociones, es mejor firmar las declaraciones a título personal o simplemente no hacer declaraciones.
Muchos católicos cubanos en el exilio seguimos unidos en el afecto a los que fueron nuestros pastores y que de algún modo lo serán siempre, apoyamos la mediación y confiamos en que este proceso resultará en un bien para la Nación, creemos en los verbos concertar y reconciliar, dos verbos que la Iglesia y los demócratas de cualquier signo ideológico pueden compartir. Estamos orgullos de una Iglesia que fue para nosotros Madre y Maestra, con ella aprendimos a trabajar con todos y para el bien de todos; así fue, así es, que así sea.
Textos relacionados:
La mediación deberá seguir su curso inalterable ( http://espaciolaical.org )
Nota de prensa, Arzobispado de la Habana
( http://aldialacasacuba.blogspot.com/2010/08/respuesta-de-la-iglesia-cubana-carta.htm l)
Carta abierta al Papa Benedicto XVI
( http://aldialacasacuba.blogspot.com/2010/08/carta-abierta-al-papa-benedicto-xvi.html )
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".
2 Comentarios para Una carta, una respuesta y una declaración fallida
Jose Vilasuso Rivero
agosto 27th, 2010 at 2:19 am
Por favor. Se trata de la causa común, Cuba y el adversario se llama Fidel Castro Ruz. Nadie es perfecto y cada cual que haga lo que pueda lo mejor posible. No podemos estar apelando a autoridades muy respetables y venerables pero lejanas, no cubanas, y cuyo arbitraje no necesitamos.
Los trapos sucios se lavan en casa.
Tampoco hay que molestarse por ninguna cartita, no importa su contenido. Seamos mayores de edad, maduros, y procedamos como hasta ahora. Mientras menos revuelto entre los que no somos del gobierno mejor. El mundo no es ciego ni tonto. Los errores mutuos se ven a la legua.
Jose Vilasuso Rivero
agosto 27th, 2010 at 2:24 am
Mientras menos se toque el tema mejor. Basta de discusiones. Hablemos de tantas otras cosas que a todos nos atañen. Escuchemos las declaraciones de los desterrados, eso es importante que el mundo entero lo conozca y nosotros lo debemos propalar a los cuatro y a los cinco vientos