(Por Cubanet) “¡Ahora sí a las mujeres nos la pusieron en China! Siempre estuvimos en desventaja respeto a los hombres, pero ahora con esta oleada de desempleados estaremos en situación peor”, dice Zulema Escobar, de 53 años, residente en Pinar del Río, oficinista en el sector turístico. Trabajadora disponible, eufemismo de moda para encubrir la palabra desempleado.
El razonamiento de Zulema, madre soltera con tres hijos en edad escolar, tiene lógica, por eso su preocupación. “¿Cómo me ocuparé de mis hijos?” Y de ella misma, porque también entra en la cuenta de las bocas que habrá que alimentar.
Las opciones de trabajo que ofrece el Estado a los desempleados son: construcción y agricultura, ya saturados en la mayoría de las provincias, porque los hombres han copado esas plazas.
Por diferencias entre uno y otro sexo, en cuanto a resistencia física, y sobre todo por tabúes y prejuicios sociales, el injustamente llamado sexo débil está en desventaja laboral, no sólo en esos dos sectores de la economía, sino en otros oficios tradicionalmente reservados a los hombres. Los empleadores, con frecuencia, son renuentes a emplear mujeres, aunque ninguna legislación lo prohíbe. Esto se agrava con los despidos masivos, que deben alcanzar este año no menos de un millón doscientos mil, según las cifras oficiales del plan original.
La vice ministra de Educación, Kenelma Carvajal, informó que en el presente año escolar 190 mil jóvenes se inscribieron en los cursos técnico-profesionales, pero es poca la presencia femenina, que alcanza sólo el 38%. Mecánica, transporte y construcción son los oficios menos solicitados.
Como dato alentador la viceministra dijo que el curso pasado las solicitantes femeninas sólo alcanzó el 10 %.
Dalia Reyes, de Villa Clara, dijo el mes pasado, en el III Pleno de la Federación de Mujeres Cubanas, que su preocupación es que en el trabajo por cuenta propia (una de las opciones laborales para los desempleados) “no se repitieran patrones sociales que concentran a la mujer en tareas de ayudantes domésticas, servicios de belleza, costura, cuidado de niños y ancianos”.
Otra muestra del desbalance laboral entre hombres y mujeres, que la crisis económica y el desempleo sacan a la superficie, es que las mujeres dirigentes en los organismos del Estado alcanzan el 38 %, índice que denota un discreto aumento, siempre por debajo de los hombres.
“Nos la veremos gris con pespuntes negros, que Dios se apiade de todos. También de nosotras, desempleadas”, se lamentó Zulema.