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22 Feb 2011Orlando Zapata Tamayo era uno de los presos políticos de Cuba menos conocido, un plomero y albañil de raza negra, de 42 años, del remoto pueblo oriental de Banes.
Tensa calma en Cuba ante aniversario de muerte de Zapata Tamayo
Por: Juan O.Tamayo. (jtamayo@ElNuevoHerald.com)
Orlando Zapata Tamayo era uno de los presos políticos de Cuba menos conocido, un plomero y albañil de raza negra, de 42 años, del remoto pueblo oriental de Banes.
Pero cuando murió hace un año el miércoles, al final de una huelga de hambre de 83 días, se convirtió en el rostro de la disidencia de la isla: su fotografía se ha proyectado sobre edificios del gobierno cubano, y su nombre ha sido invocado en condenas del régimen de Castro en todo el mundo.
La muerte de Zapata energizó a otros disidentes, convirtió las huelgas de hambre en un arma de peso en contra del gobierno y podría decirse que empujó a Raúl Castro a mitigar el acoso a las Damas de Blanco y más tarde a empezar a poner en libertad a 52 presos políticos — esposos, hijos y hermanos de estas mujeres.
El 23 de febrero por lo tanto será marcado por los críticos de Castro, tanto en la isla como en el extranjero, como un ejemplo de los abusos contra los derechos humanos del gobierno y de su falta de preocupación por la vida de un disidente.
«Nadie debe dejar pasar esta fecha, porque no es fácil encontrar un mártir en pleno siglo XXI», dijo el disidente Guillermo Fariñas, quien comenzó una huelga de hambre al día siguiente de la muerte de Zapata y la detuvo el día después de que Castro acordara poner en libertad a los 52 prisioneros.
Fariñas y otros opositores en Cuba no quisieron revelar sus planes para marcar el aniversario.
«No quiero hacerle el trabajo a la Seguridad del Estado», dijo por teléfono desde su casa en la ciudad de Santa Clara.
No obstante, se espera que la Seguridad del Estado detenga a decenas, si no cientos, de disidentes para evitar grandes reuniones de opositores el miércoles, dijo el defensor de los derechos humanos Elizardo Sánchez. Ya el lunes había informes de unos 20 opositores detenidos, señaló Sánchez, la mayoría en la región oriental de Cuba.
La bloguera Yoani Sánchez escribió el lunes en Twitter: «Aqui la tensión se siente. Vigilancia reforzada alrededor casas de los ‘incómodos’ ante cercanía de 1er. aniversario muerte de #OZT».
La madre de Zapata Tamayo, Reina Luisa Tamayo, reportó el sábado a El Nuevo Herald que agentes de seguridad tienen su casa «y Banes entero copados para no dejar entrar a ninguno de los hermanos que nos apoya en esta lucha».
Agentes armados con fusiles patrullan los campos detrás de su casa, y otros chequean los documentos de pasajeros de autobuses llegando a Banes, dijo Reina Luisa, que fue detenida por 12 horas el viernes.
Fuera de Cuba, opositores están organizado una serie de actos para conmemorar la muerte de Zapata Tamayo, incluidas protestas frente a embajadas cubanas.
El aniversario de la muerte de Zapata Tamayo tiene lugar en un momento delicado para Cuba, en medio de las manifestaciones en pro de la democracia en Irán, Libia y Yemén y pisando los talones a las revueltas populares que derrocaron los gobiernos de Túnez y Egipto.
El 24 de febrero también marca el aniversario de la muerte de cuatro miembros de Hermanos al Rescate en el 1996, cuando dos avionetas de la organización fueron derribadas por MiGs cubanos sobre aguas internacionales.
Zapata tenía 35 años cuando lo sentenciaron a tres años de cárcel en el 2003 por desacato y desobediencia. Amnistía Internacional lo declaró «prisionero de conciencia», aunque no se encontraba entre los 75 disidentes arrestados ese año en una ola represiva conocida como la Primavera Negra.
Al morir, su tesonera insistencia en denunciar los abusos de la prisión le habían acumulado condenas adicionales por un total de 36 años, y lo que sus compañeros de cárcel describieron como continuas golpizas.
«Varias veces vi a los carceleros sacarlo de la celda con las manos esposadas y sin camisa, lo tiraban al suelo y cogiéndolo por los pies lo arrastraban unos 200 metros por las aceras ásperas de hormigón», citó un informe de derechos humanos basado en el testimonio de su compañero de cárcel Efrén Fernández.
Zapata Tamayo pasó además varios días en su celda con las manos esposadas a la espalda y sujetas a sus pies, también esposados, en una «tortura» conocida como «la sillita», añadió Fernández en el informe, presentado dos meses después de la muerte del prisionero.
El 3 de diciembre del 2009 Zapata Tamayo dejó de comer en protesta contra los abusos en la cárcel de Kilo 7 en la provincia de Camagüey. Los carceleros, tratando de obligarlo a abandonar su huelga de hambre, le negaron el agua por 18 días, alegó Reina Luisa.
Su espalda estaba «marcada por los golpes» cuando finalmente lo llevaron a un hospital de Camagüey el 17 de febrero, declaró Reina Luisa en aquel entonces. El era sólo «piel y huesos, y su estómago era un hueco».
Cuando Zapata Tamayo murió seis días después, ella acusó al gobierno de «asesinato premeditado».
Reportajes de su muerte se publicaron en todo el mundo, suscitando numerosas condenas contra el gobierno cubano, aunque los medios de prensa oficiales de la isla no mencionaron el suceso durante varios días. Cuando finalmente lo hicieron, lo retrataron como un delincuente común.
La propaganda negativa para Cuba aumentó mas aún cuando Fariñas declaró que no comería ni bebería agua hasta que se liberara a 26 presos políticos enfermos, o hasta que él muriera. La amenaza de Fariñas, un siquiatra que ya tenía un aspecto esquelético a consecuencia de 23 huelgas de hambre anteriores, fue tomada en serio.
Zapata Tamayo «estuvo 80 y pico de días en huelga de hambre, y nadie le prestó atención. Fue su muerte lo que cambió eso», dijo Fariñas, cuya propia huelga de hambre fue seguida de cerca por periodistas y diplomáticos extranjeros en La Habana.
Aunque el gobierno dijo inicialmente que no cedería al «chantaje» de Fariñas, fue ingresado luego en un hospital y alimentado con fluidos intravenosos generalmente muy difíciles de encontrar en la isla.
El cardenal cubano Jaime Ortega señaló después que él decidió acercarse al gobierno de Castro en la primavera del 2010 porque la muerte de Zapata Tamayo y el escándalo que esta despertó estaban causando «inestabilidad».
Tras el acercamiento de Ortega, turbas organizadas por el gobierno interrumpieron en abril su brutal acoso de las Damas de Blanco, parientas de los 75 disidentes encarcelados en la Primavera Negra.
El 7 de julio, Ortega anunció que Castro había acordado poner en libertad a los últimos 52 de los 75 que todavía estaban en la cárcel. Todos ellos, excepto seis, más otras dos docenas de presos políticos, ya han sido liberados.
Fariñas terminó su ayuno al día siguiente, tras 135 días.
Fuera de Cuba, «¡Zapata vive!» se convirtió en un grito de guerra para una gran variedad de grupos: exiliados que denunciaban su «asesinato», gobiernos que condenaban el expediente de derechos humanos de la isla, y activistas negros que vieron en Zapata Tamayo a uno de los suyos.
Un grupo de Miami produjo un documental de una hora de duración sobre la vida de Zapata. Una página de internet, «Orlando Zapata Tamayo: yo acuso al gobierno cubano», reunió 53,000 firmas; la Cámara y el Senado de Estados Unidos aprobaron resoluciones elogiando a Zapata Tamayo y fustigando a La Habana.
El artista exiliado Geandy Pavón, en una protesta que atrajo gran publicidad, comenzó a proyectar la fotografía de Zapata Tamayo sobre edificios como la misión diplomática cubana en Washington y el Carnegie Hall de Nueva York donde el cantautor oficialista cubano Silvio Rodríguez estaba dando un concierto.
Por otro lado, activistas en Estados Unidos que apoyan mejores relaciones con Cuba argumentan que el caso Zapata Tamayo fue sobredimensionado por medios noticiosos.
Reina Luisa dijo a El Nuevo Herald que ella está segura de que agentes de la Seguridad del Estado impedirán todo intento de honrarlo el miércoles en su tumba en el cementerio de Banes.
Durante el año transcurrido, ellos han detenido y han cateado repetidas veces tanto a Reina Luisa como a sus partidarios, han acosado a sus hijos en la escuela, y hasta le dijeron a ella que su hijo había tenido una relación homosexual en la cárcel.
«Pero yo siempre les grito: ‘¡Zapata vive!’ », dijo ella. «Desde que él cayó, nuestra familia siempre ha continuado la lucha de Orlando Zapata Tamayo, buscando una libertad y una democracia para todos los cubanos».
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".