En: Opinión
19 Oct 2010Como todos los años en octubre, el Gobierno de Cuba promueve un gran show al presentar el “Informe sobre la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba” en la Asamblea General de la ONU. Sin embargo, no menciona la paradoja de que hoy Estados Unidos sea el quinto socio en el comercio de bienes, en 2009 suministró aproximadamente el 45,0% de los alimentos importados y constituya la principal fuente de remesas.
La Habana, Octubre 19 de 2010
Oscar Espinosa Chepe
Economista y Periodista Independiente.
Como todos los años en octubre, el Gobierno de Cuba promueve un gran show al presentar el “Informe sobre la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba” en la Asamblea General de la ONU. Sin embargo, no menciona la paradoja de que hoy Estados Unidos sea el quinto socio en el comercio de bienes, en 2009 suministró aproximadamente el 45,0% de los alimentos importados y constituya la principal fuente de remesas.
Todos los medios procuran demostrar lo indemostrable, o sea que las sanciones y el aislamiento de Estados Unidos es la causa de la crisis que desde hace muchos años afecta la sociedad. Ciertamente las políticas norteamericanas han dañado a Cuba. En primer lugar porque han servido como cortina de humo para ocultar las verdaderas razones del fracaso del proyecto social iniciado en enero de 1959. El grupo que ocupó el poder con promesas de progreso para todos los ciudadanos, y después torció el rumbo hacia el totalitarismo, fue beneficiado por una política que facilitó el cultivo del nacionalismo y vender la imagen de una fortaleza sitiada, donde cualquier crítica, por leve que fuera, se ha calificado de traición y de pretender crear un ambiente divisionista para debilitar la resistencia al peligro procedente del exterior.
La supuesta amenaza foránea ha servido para justificar la gran hecatombe nacional y que Cuba se hubiera convertido en una dependencia económica, primero de la Unión Soviética y los países del este de Europa y ahora de Venezuela; en contradicción con los objetivos de defensa de la soberanía e independencia nacional que constituían la base del ideal revolucionario. Aunque se afirme lo contrario, los deseos verdaderos de los altos dirigentes del gobierno son que se mantenga el embargo, llamado bloqueo por ellos, para continuar su poder omnímodo y el sistema disfuncional, sin importarles los sufrimientos y desgarramientos soportados por del pueblo durante más de 50 años.
Lamentablemente a esta maniobra han contribuido sectores minoritarios del exilio cubano, pero todavía influyentes en Estados Unidos, que obnubilados por el odio y la falta de sentido común, inexplicablemente hacen el juego a los más conservadores de la cúpula del poder en Cuba, sin importarles las consecuencias para sus compatriotas en la isla.
Resultan ridículos los planteamientos del gobierno cubano sobre los perjuicios económicos causados por el embargo, cuando los verdaderos problemas nacionales radican en una nefasta gestión administrativa y el mantenimiento de un sistema que no ha funcionado en ninguna parte. Hablan de pérdidas de miles de millones de dólares, determinadas mediantes cálculos sin base alguna. Sin embargo, no dicen cuanto han costado los daños ocasionados en los planos económico, social, político, demográfico, medio ambiental y, en particular en valores éticos, morales, cívicos y de pérdida de identidad y soberanía nacional causados por sus imposiciones irreflexivas.
Habría que preguntar a estos señores calculadores, qué valor tiene la fragmentación de la sociedad cubana, y que más de 2 millones de cubanos se hayan marchado al extranjero, y una cantidad superior añore hacerlo; qué valor tiene la destrucción de la industria azucarera, otrora nuestra principal riqueza ; cuánto perdemos cuando hay que importar el 80,0% de los alimentos, en un país que ha mantenido ociosa el 50,0% de la tierra cultivable; cuánto valor representa la descapitalización física y humana.
¿Por qué no se estudian las consecuencias de la Ofensiva Revolucionaria de 1968 y se dice claramente quienes son los culpables de esa demencial decisión? ¿Por qué no se cuantifican los costos de las escuelas en el campo y otros planes afines, como los maestros emergentes, que el gobierno de Raúl Castro intenta rectificar? ¿Por qué no se dice cuanto ha costado mantener durante decenios los centros de trabajo cargados de personal innecesario, por lo que ahora para crear cierto orden tienen que despedirse a más del 25,0% de la fuerza de trabajo ocupada? Quedan pendientes una cantidad inmensa de preguntas a responder por los señores calculadores.
Resulta vergonzoso que periodistas cubanos culpen al embargo de que no haya inversión extranjera directa en Cuba. Obvian el desastre nacional y la inseguridad e incoherencia en la isla, que llega a que ni los fondos extranjeros en bancos cubanos posean garantía de rembolso. En realidad, habría que preguntar cómo todavía quedan inversores en Cuba. Quizás la respuesta esté en las enormes ganancias obtenidas mediante la súper explotación de los empleados, con salarios miserables y sin poder protestar por carecer de sindicatos reales ni derecho de huelga.
Por otra parte, cuando observamos las estadísticas oficiales cubanas, podemos apreciar cuanta hipocresía y mentiras esparce el gobierno y sus medios propagandísticos. Hoy, Estados Unidos es el quinto socio en el comercio de bienes, y en 2009 suministró aproximadamente el 45,0% de los alimentos importados, de acuerdo con datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE). En el período 2002-2009, las exportaciones norteamericanas fueron 4,1 miles de millones de dólares, incluidos los pagos por transportación y otros. Si el pasado año las importaciones norteamericanas se redujeron en un 30,0%, con relación a 2008, se debió a la falta de capacidad de compra, y el descenso fue inferior al acaecido en las importaciones totales (37,0%).
Las compras en Estados Unidos tienen la desventaja de tener que pagarse al contado, transportar las mercancías en barcos extranjeros y utilizarse financiamientos procedentes de otros países. No obstante, los beneficios son apreciables, por la alta calidad de los productos, la seriedad en las fechas de entrega, menores costos de transportación, y un dólar relativamente barato.
Podría objetarse que Estados Unidos no compra productos en Cuba. Sin embargo, debido a la poca capacidad de exportación cubana, sería muy difícil movilizar cantidades significativas de mercancías nacionales, cuando ni siquiera existe azúcar disponible. En 2009, a pesar del drástico ajuste en el comercio de bienes realizado por el gobierno de Raúl Castro, el déficit fue de 6,0 miles de millones de pesos, y por cada peso exportado se importaron 3. Esta situación se puede afrontar debido a las sustanciales exportaciones de fuerza de trabajo calificada a Venezuela, fundamentalmente, los ingresos por turismo y las remesas del exterior, recibidas en más del 90,0% precisamente de Estados Unidos.
La posibilidad de que el embargo norteamericano sea levantado a corto plazo es improbable. A las medidas del presidente norteamericano de permitir los viajes de cubano-americanos y el envío de remesas, y propiciar conversaciones sobre diversos temas, las autoridades de Cuba no han correspondido con gestos de acercamiento. La Administración Obama enfrentada a serios problemas económicos internos, guerras y situaciones delicadas en temas de salud, educación, inmigración y otros, en general heredados de su antecesor, no ha dispuesto de elementos que permitan pasos significativos adicionales ni que motiven a la Cámara de Representantes y el Senado a eliminar leyes que limitan las prerrogativas del presidente, particularmente el embargo.
Contra toda lógica las autoridades cubanas mantienen preso a un ciudadano norteamericano sin cargos legales y desde el periódico Granma y las Mesas Redondas de TV se lanzan ataques al Presidente Obama, a todas luces para debilitar su posición y la del Partido Demócrata antes de las elecciones de noviembre, en una prueba más de colaboración entre los sectores conservadores de ambas riveras del Estrecho de la Florida.
Quizás algunos altos dirigentes del actual gobierno cubano, incluido el presidente, quisieran un curso más razonable de los acontecimientos, pero aparentemente acosados por los duros del régimen no están dispuestos a correr los riesgos de fraccionamiento del oficialismo. Mientras, persiste el distanciamiento entre Cuba y Estados Unidos con un único perdedor: el pueblo cubano.
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Premio Nobel de la Paz 2010 a Liu Xiaobo, redactor de la carta 08 en China
Por: Miriam Leiva
Octubre 19 de 2010
Periodista Independiente
El Premio Nobel de la Paz 2010 fue concedido a Liu Xiaobo, el 8 de octubre, según anunciara el Comité correspondiente en Noruega “por su larga y pacífica lucha por los derechos humanos fundamentales en China”. Actualmente en prisión, el escritor, crítico literario y profesor universitario participó en el movimiento por la libertad, que culminó en la matanza de estudiantes e intelectuales en la Plaza Tiananmen el 4 de junio de 1989. Desde entonces ha continuado promoviendo el cambio no violento, y el respeto a los derechos humanos en China.
En diciembre de 2008 Xiaobo fue detenido por haber sido uno de los principales redactores de la “Carta 08”, que pedía el fin del gobierno de partido único y el establecimiento de la democracia por la vía pacífica. En diciembre de 2009 recibió condena a 11 años de cárcel por “incitar a la subversión del poder del Estado”. En la prisión de Jinzhou, su esposa Liu Xia, le comunicó la gran noticia y él dedicó el Premio Nobel a “las almas perdidas de la Plaza Tiananmen”. Inmediatamente después de regresar, ella fue sometida a prisión domiciliaria, su teléfono dejó de tener señal y tiene prohibido el acceso de familiares, amigos y prensa extranjera.
Cuando las autoridades chinas conocieron la candidatura de Xiaobo, intentaron que no le otorgaran el Premio. Amenazaron directamente al Comité del Nobel con consecuencias negativas para las relaciones entre China y Noruega. Al anunciarse, lo calificaron de “obscenidad” y manifestaron que el comité noruego había “violado” la integridad del Nobel de la Paz. Desde entonces, han sometido a vigilancia policial a disidentes y abogados como Jiang Tianyong y Pu Zhiqiang, mientras el hijo de la activista Wang Lihong dijo que ella fue arrestada por participar en una pequeña concentración en Pekín el 8 de octubre para celebrar el premio. Prohibieron cualquier mención en los medios chinos y bloquearon las alusiones en las cadenas televisivas internacionales, como BBC y CNN. También cancelaron las negociaciones sobre exportaciones pesqueras con Noruega, a pesar de que el Comité es independiente del gobierno de aquel país. Posiblemente no permitirán a Liu Xia viajar a la ceremonia de entrega del premio en Oslo, en diciembre próximo.
El otorgamiento del premio a Liu Xiaobo es muy alentador, pues los prisioneros de conciencia y políticos, así como los disidentes chinos, sometidos a injustas condenas, inhumanas cárceles y represión han ido perdiendo apoyo en la medida en que los intereses económicos y comerciales de los diversos países se han establecido dentro China y ésta ha ganado preponderancia internacional. Ese galardón ha reconocido los sacrificios y brindado cierta protección a Andrei Sajarov -Unión Soviética (1975), Lech Walesa -Polonia (1983) Aung San Suu Kyi –Birmania (1991) y Shirin Ebadi -Irán (2003). Pero la reacción del gran gigante asiático parece que frenó las expresiones de altos dignatarios internacionales al conocerse. En lugar de pedir la inmediata liberación de Xiaobo, manifestaron la esperanza de que pudiera ir a recoger el premio. Entre las declaraciones honrosas se encuentran las de Jerzy Buzek, presidente de la Eurocámara, la Canciller alemana Ángela Merkel y el Presidente Barak Obama.
El acompañamiento a las fuerzas pacíficas que propugnan la verdadera modernización de China y el cambio democrático a través de un galardón tan prestigioso como el Premio Nobel ha llegado muy oportunamente. Un grupo de 23 veteranos miembros del Partido Comunista Chino (PCCH) enviaron una carta abierta a la Asamblea Popular Nacional (parlamento chino) con ocho demandas para que el gobierno finalice la censura y las restricciones a la libertad de expresión, reconocida en la Constitución, pero prohibida en la práctica, y se apruebe una ley que garantice la libertad de expresión e información, incluida la libre utilización de Internet y el respeto a los periodistas. El documento fue publicado el 12 de octubre en sina.com, el mayor portal de noticias sobre china, y retirado horas después por la ciberpolicía, según han reportado medios de prensa internacional. Entre los firmantes están Li Rui, antiguo secretario de Mao Tse Tung y subjefe del Departamento de Organización del PCCH; Huang Jiwei, exdirector del Diario del Pueblo, órgano periodístico del PCCH, y Zhong Peizhang, miembro del Departamento de Propaganda del partido.
Es innegable que una parte apreciable de la población de China ha superado sus paupérrimos niveles de vida en los últimos 30 años, lo que conjugado con la costumbre a una milenaria cultura despótica sirve los propósitos del régimen de no aflojar las riendas políticas, pero la vanguardia altruista no puede ser abandonada a largos sufrimientos y posible muerte. Sobreponiéndose a mezquinos intereses económicos, toda la comunidad internacional puede contribuir respetuosamente a los avances de la sociedad civil china, en beneficio de todo su pueblo.
Desde Cuba, demandamos una vez más la libertad de Liu Xiaobo y nos solidarizamos con los pacíficos luchadores chinos.
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".