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7 Nov 2010«Cuando supo que yo era el arzobispo de Miami, Castro dijo que había leído un artículo que salió el [pasado] domingo en El Nuevo Herald», relató Wenski ayer sábado en una conferencia de prensa a su llegada al Aeropuerto Internacional de Miami. ‘‘Entonces le dije ¡qué bueno! y él me dijo ‘no muy bueno’ porque no estaba conforme de lo que estaba diciendo».
Raúl Castro desaprueba palabras de Wenski a El Nuevo Herald
Noviembre 7 de 2010
Por JUAN CARLOS CHAVEZ
jcchavez@elnuevoherald.com
En el único y fugaz encuentro que sostuvo con Raúl Castro, tras la inauguración de las nuevas edificaciones del Seminario San Carlos y San Ambrosio en las afueras de La Habana, el arzobispo de Miami, monseñor Thomas Wenski, dijo que el gobernante cubano mostró su desacuerdo con unas declaraciones suyas a El Nuevo Herald, hechas poco antes de viajar a la isla.
«Cuando supo que yo era el arzobispo de Miami, Castro dijo que había leído un artículo que salió el [pasado] domingo en El Nuevo Herald», relató Wenski ayer sábado en una conferencia de prensa a su llegada al Aeropuerto Internacional de Miami. ‘‘Entonces le dije ¡qué bueno! y él me dijo ‘no muy bueno’ porque no estaba conforme de lo que estaba diciendo».
Wenski se trasladó a Cuba el miércoles de esta semana junto con otros sacerdotes del sur de la Florida, como el director para la Iglesia en América Latina de la Oficina de Colectas Nacionales, Andrew Small; y el obispo auxiliar, Felipe Estévez. El grupo fue invitado por las autoridades eclesiásticas de la isla para asistir a la apertura de la primera gran construcción religiosa en cinco décadas de revolución comunista.
En vísperas de su viaje, Wenski concedió una entrevista exclusiva a este periódico en la que habló sobre las condiciones de destierro que impone Cuba a los disidentes encarcelados para dejarlos en libertad. Wenski calificó esta regla como el castigo «más doloroso».
Agregó que los cubanos prefieren quedarse a vivir en su país «pero para eso hace falta que haya un futuro en Cuba» y dijo también que la mediación de la Iglesia Católica de Cuba en la mejora de la situación de los presos políticos «será el inicio de un proceso que abrirá nuevas oportunidades a la disidencia interna».
Hasta el momento, la gestión de la Iglesia Católica contribuyó a la excarcelación de 39 disidentes del llamado Grupo de los 75. Asimismo ha permitido la liberación de otros siete presos que habían sido condenados por diferentes delitos y enviados a España junto con sus familias y parientes cercanos. En principio, España ofreció a todos un estatus de protección internacional asistida, así como un permiso de residencia y trabajo. Sin embargo, varios opositores desterrados se han quejado de su situación legal y la falta de oportunidades.
A su llegada a Miami, Wenski precisó que cuando habló con Castro en la recepción que siguió a la ceremonia de apertura del seminario, le habló «en favor de los cubanos de todas partes». A pesar de que el gobernante cubano ya había exteriorizado su incomodidad y malestar por las declaraciones de Wenski a El Nuevo Herald sobre la actualidad de la isla.
«Le dije: aquí y allá tenemos que superar los sistemas», acotó.
Entre otras cosas, Wenski relató que durante su estancia de cuatro días en Cuba llegó a reunirse con defensores y activistas de derechos humanos. No obstante, en la conferencia de prensa prefirió no dar a conocer los nombres de estas personas ni tampoco los temas que se abordaron por un tema de «seguridad».
En otro momento, Wenski se refirió al discurso del cardenal cubano Jaime Ortega Alamino en la ceremonia inaugural del seminario y declaró que, en su opinión, fueron palabras muy importantes que no debían sacarse de contexto.
«Se puede hablar la verdad al ‘poder’ sin caer en groserías y sin faltarle a nadie el respeto», puntualizó Wenski. «Hay que prestarle atención al resto de su discurso», acotó.
La última vez que Wenski viajó a Cuba fue en agosto del 2009, cuando era obispo de Orlando. Al preguntársele en la conferencia de prensa sobre la sensación que le dejó la visita de esta semana y la percepción sobre la vida diaria del cubano de a pie, dijo que la mayoría con los que conversó está «muy preocupada» por la crisis.
En referencia al proceso de excarcelación en curso y el pedido de distintos sectores de la oposición cubana para que el gobierno de los hermanos Castro cumpla con el plazo de las excarcelaciones –que vence hoy–, Wenski señaló que la Iglesia Católica espera que se concrete el proceso sin interrupciones.
Trece opositores de los restantes del Grupo de los 75 se niegan a abandonar la isla y permanecen en prisión sin que hasta el momento no haya quedado claro cómo se resolverá su situación.
«Ellos no quieren abandonar el país», declaró Wenski, quien llegó acompañado a la conferencia con el obispo auxiliar Estévez. «Nosotros estamos esperando que las autoridades cubanas los liberen de cualquier manera. La Iglesia está haciendo todo lo posible para que eso suceda y sea fácil», subrayó.
Después de regresar a Miami el sábado por la tarde, Wenski recibirá una delegación de líderes católicos de la isla. El grupo, dirigido por el obispo Arturo González, de Santa Clara, se reunirá con líderes religiosos de Miami y otras diócesis estadounidenses hasta el próximo jueves y celebrarán varias misas.
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".