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5 Jul 2010Esta indecorosa proposición deriva de la complacencia que significa tratar al bandolero como a un noble caballero, y es el resultado de la pusilanimidad de los intermediarios. Que deja a quienes lo entregan todo (esto poco les importa) por conseguir los cambios, en el mismo lugar donde comenzaron el sacrificio.
¿Proposición indecorosa?
Por: Alejandro González Raga.
Moratinos está en Cuba, según la prensa española tiene ha encontrado la solución (su solución) que es una sorpresa, según anunciaba días atrás. Lleva, anuncia ahora al gobierno cubano el remedio para el desencuentro con los derechos humanos, una fórmula mágica para la razón y la equidad un bálsamo para el sufrimiento.
El recurso que le ha tomado todos los años de su mandato concebir y conseguir, consiste en ofrecer y ofrecerse entre otros países, como receptores de los prisioneros de conciencia cubanos, que dentro de 8 meses cumplirán 8 años de encierro injusto.
Este ofrecimiento no es nuevo, es algo que ya hicieron varios gobiernos europeos, a raíz de las encarcelaciones del 2003. Dicho sea de paso que fueron algunos más de los que ahora se ofrecen, en aquel momento se brindaron además Suecia, Holanda y la Republica Checa, entre otros.
Era el año 2003 llevábamos solo unos días en la cárcel, y el gobierno cubano no accedió a aquella proposición porque su propósito era lograr un canje o infligir castigo. Teníamos que pagar con años de prisión la osadía de exigir derechos y tenían tiempo para castigar y se dieron además las facilidades.
El gobierno español acudió presuroso a quitar presión y estableció un mecanismo bilateral, cuando todo lo que tenía que hacer era exigir el respeto a los derechos de los cubanos.
El gobierno cubano retribuyo la solícita aptitud excarcelando bajo licencia extrapenal (figura que permite a las autoridades volver a encarcelarles si lo entiende necesario) a los más enfermos entonces.
Ahora cuando muchos de esos prisioneros han extinguido más de la mitad de su condena, cuando ya la mayoría debían estar en libertad condicional, los negociadores y el régimen se sacan de la chistera una variación del castigo, el destierro, cuando lo justo sería que fueran a sus casas con los suyos y que en libertad decidieran si emigran o se quedan.
Pero a esto no pueden arriesgarse los Castros y su agónica tiranía y encuentra como siempre para sus zancadillas, a sus incondicionales y otros que no debieran serlo tanto, dispuestos al servicio.
Los presos tendrán que salir al destierro, como hemos hecho muchos ya en este más de medio siglo. Porque la alternativa es morir en la cárcel o quedar como Ariel Sigler.
Además hay mucho sentimiento involucrado en la decisión a tomar, hay también esposas, hijos, padres, toda una trama afectiva que se rompe, violada una y otra vez y porque además, con estos mediadores arrobados por el palo y la blasfemia poco más puede conseguirse.
Esta indecorosa proposición deriva de la complacencia que significa tratar al bandolero como a un noble caballero, y es el resultado de la pusilanimidad de los intermediarios. Que deja a quienes lo entregan todo (esto poco les importa) por conseguir los cambios, en el mismo lugar donde comenzaron el sacrificio.
Esta fórmula solo sirve para maquillar y apuntalar a una tiranía cruenta y cruel, que ha desplazado a más de dos millones de cubanos y ha desaparecido a decenas de miles, empujándolos a huir del “paraíso” siniestro, diseñado por y para la crispación con el que sueñan y han añorado siempre los que guardan luto a Carlos Marx.
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".