Por el camino incorrecto

En: Laborales

16 Oct 2010

Presten atención: esta vez el gobierno no se compromete a reubicar a los parados en otras actividades económicas: obras de construcción, cañaverales, cafetales, etc., pues ¿qué van a hacer allí? Estos sectores están profundamente deprimidos y no pueden absorber este ejército de desventurados.



POR EL CAMINO INCORRECTO

Por Miguel Arzuaga Guerra, economista cubano

Octubre de 2010

arzuaga@pochta.ru

– Raúl: ¿Voy bien, hermano?

– Fidel: Mira, chico, mejor coge otro camino porque éste yo lo he c… todo.

Por fin ha llegado la hora de los analistas económicos cubanos. Empezó a deshelarse la vida económica en la isla.

El gobierno de Raúl Castro, al parecer, pretende emprender una serie de cambios económicos, aunque, por supuesto, ni rozarán el añejo cimiento del inoperante e insostenible sistema económico marxista. ¿Pero acaso podríamos esperar otra cosa de la desfasada administración castrista?

Hemos de destacar que tan sólo unos años atrás la economía cubana no representaba ningún interés para aquellos economistas que querían hacer un análisis sereno de la situación cubana, con razonamientos puramente económicos, evitando caer en prejuicios políticos. Los economistas estudian el mercado, la influencia de la conducta de diferentes agentes económicos, los resortes para incentivar el crecimiento y elevar el bienestar social, la calidad de vida de población. En Cuba las leyes económicas han sido suplantadas por la voluntad y el capricho de un hombre, a lo más – de un grupúsculo formado por la cuadrilla partidista, dogmática y conservadora hasta los tuétanos. La “ciencia” que estudiaba los procesos voluntaristas en las economías análogas a la cubana, desapareció, por suerte, tras el derrumbe del socialismo.

Pero como decía al principio, parece que por fin ha llegado el momento del analista económico cubano. Se vislumbran algunos indicios, aunque por ahora muy vagos y confusos, de que las autoridades cubanas pretenden instaurar algo parecido a una economía de mercado, lo cual merece una reflexión y análisis.

Me refiero en concreto al inicio de un proceso de saneamiento económico que supone el despido de 500 mil trabajadores, el 12 % de todos los empleados en las empresas estatales. Según los planes del gobierno, los trabajadores despedidos se incorporarán a las filas de los hombres y mujeres que se ganan la vida negociando en la calle o haciendo trabajos particulares.

Adiós pleno empleo

Presten atención: esta vez el gobierno no se compromete a reubicar a los parados en otras actividades económicas: obras de construcción, cañaverales, cafetales, etc., pues ¿qué van a hacer allí? Estos sectores están profundamente deprimidos y no pueden absorber este ejército de desventurados.

Es obvio que tales recortes de plantillas (regulación de empleos) se realizan en todo el mundo; es un medio de redistribuir la mano de obra, suprimir los gastos superfluos en trabajo, reducir costes de producción y superar los desbalances. Sin embargo, no debemos olvidar que allí existe una serie de condiciones que permiten paliar el daño de esta dolorosa pero necesaria medida. Veamos, cuáles.
En primer lugar, en esos países los trabajadores están afiliados a sindicatos independientes que defienden sus intereses.

En segundo lugar, los trabajadores tienen el legítimo derecho a organizar huelgas contra el gobierno o sus empleadores directos, a hacer manifestaciones públicas, y proceder a otras formas de protestas pacíficas, que les permitan evitar el despido, o por lo menos, ponerse en una posición ventajosa para negociarlo beneficiosamente con el empleador.

Por último, los trabajadores desplazados tienen derecho a un subsidio mensual.
Por cierto, en muchos países el despido de un trabajador le sale tan caro al empleador, que éste lo piensa dos veces para decidirse a hacerlo.

Sobra decir que en Cuba no existe ni siquiera una de estas condiciones. Nuestros trabajadores no tienen ninguna protección: ni jurídica, ni gremial, ni sindical. Están desamparados e indefensos frente a un gobierno desconsiderado y brutal.

Crimen sin castigo

Según los sesudos que asisten a Raúl Castro, esa masa de desempleados se dedicará al trabajo por cuenta propia y al pequeño negocio. ¿Pero existen hoy en Cuba las mínimas condiciones para esto? La respuesta es un rotundo “No”. Y sería ingenuo esperar que sean creadas a corto, mediano e incluso a largo plazo, pues eso significaría renunciar a los nauseabundos principios revolucionarios.

Hemos de preguntarnos: ¿quién es el culpable de la penosa situación económica de la Isla? ¿El trabajador que no ha hecho más que subsistir durante estos años de revolución y que ha permanecido ignorado, o el gobierno, dueño y señor de todas las empresas del país?

Hasta el promotor del sistema económico cubano recientemente reconoció que era ineficaz. Y por consiguiente admitió que el Estado como administrador y dueño es una calamidad y el culpable del descalabro.

Con eso quiero decir que en vez de esos 500 mil trabajadores, es el Estado el que tiene que ser castigado por sus constantes fracasos y debe abandonar las fábricas, cuanto antes, mejor. Las empresas tienen que pasar a manos de los colectivos.

Reformas de verdad

Desde nuestro punto de vista, el Gobierno tendría que iniciar el proceso de reconstrucción económica con la aprobación de las siguientes medidas:

Primero: Promulgar constitucionalmente el derecho y el reconocimiento de la propiedad privada.

Segundo: Emitir un paquete de leyes que proteja y garantice el derecho de los propietarios privados, y castigue a aquel que vulnere el derecho a la propiedad privada, ya sea un particular o funcionario.

Tercero: Aprobar medidas fiscales y tributarias a fin de incentivar las PYMES, así como simplificar el procedimiento de concesión de licencias para la apertura de negocios.

Cuarto: Abolir el monopolio del Estado en el comercio exterior. Toda persona jurídica debe tener derecho a efectuar operaciones mercantiles y financieras en el exterior.

Quinto: Simplificar el procedimiento de concesión de visas a los ciudadanos cubanos, donde quiera que residan, para visitar Cuba o el extranjero con fines turísticos, de negocio, etc.

Por último, la mayoría de las empresas estatales deben pasar a manos de los colectivos obreros.
¿Cómo los trabajadores pueden convertirse en copropietarios de sus empresas?

Sin dudas, uno de los puntos que más polémica causará en el momento de la transición en Cuba será el problema de la propiedad, en particular, la privatización. Para emprender esta delicada y difícil tarea tendríamos que repasar la experiencia de los países de Europa Oriental y Rusia, estudiar sus aciertos y errores para luego adaptarla a Cuba y a la fecha de hoy.

A mi parecer, la entrega de acciones de la fábrica a los colectivos de trabajadores es un medio bastante efectivo y justo. Pero, para evitar cometer los mismos errores que en Rusia, han de tomarse medidas para que los antiguos directivos de las empresas no se apoderen de ellas valiéndose de la información privilegiada que poseen.

A modo de conclusión

En fin, se puede vaticinar que las pseudoreformas de Raúl Castro serán un fiasco. Este intento de remediar lo irremediable es, desde el punto de vista social, una aventura riesgosa, mal pensada y precipitada con un coste social altísimo. Y desde el punto de vista económico, aún peor, es estéril y contraproducente en el contexto cubano actual.

No obstante, en sentido general, si se crean condiciones apropiadas, éste puede ser el primer paso, aunque muy tímido, para instituir una economía real y para que se rompan de una vez y por toda las relaciones hipócritas y enviciadas entre los trabajadores y el Estado cubano, cuando el trabajador hace como si trabajara, y el Estado, como si le pagara. La historia nos ha enseñado que esa farsa conduce a un callejón sin salida.

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Un argumento caduco.


Por: Miguel Iturria Savón.

Publicado por Ancla insular

Octubre 15 de 2010


El desempleo es tema de conversación en miles de hogares cubanos, pues el despido planea como ave de mal agüero en la mente de medio millón de personas que irán a las calles antes de finalizar el 2010, lo cual sumerge en la incertidumbre hasta a los ancianos jubilados, a quienes les preocupa la suerte del hijo o el yerno que colgará los guantes y  olvidará  el salario.

No es para menos porque el total de parados anunciados por el gobierno asciende a un millón trescientos mil, aunque será de forma gradual, en tres etapas, con el sindicato a favor del Estado Patrón y sin derechos a huelgas, prohibidas desde 1959.

Si bien se anunció como paliativo la concesión de permisos para ejercer por cuenta propia decenas de oficios urbanos y rurales, las incertidumbres de los parientes siguen en pie. Algunos preguntan ¿quién pone la inversión inicial en un país donde casi todos dependen del deprimido salario estatal?

Muchos dudan de las intenciones de la burocracia al autorizar de nuevo los oficios. Recuerdan que trescientos mil cubanos accedieron a pequeños negocios propios a partir de 1994 y tuvieron que abandonarlos por la ofensiva estatal contra los cuentapropistas, asediados por ejércitos de inspectores y por la imposibilidad de adquirir los insumos, destinados a la red de centros estatales.

Los más suspicaces piensan que el gobierno trata de “soltar la rosca para salir del atolladero y evitar desórdenes públicos”. ¿Cómo confiar si hace dos años en cada centro laboral hubo que analizar el discurso del general Castro que denigraba a los cuentapropistas y arremetía contra ellos por el desvío de recursos?

Hay respuestas de todo tipo, algunas realmente infantiles, como algunos ancianos incapaces de reciclarse y comprender la realidad. Estas personas ponen fin a las charlas hogareñas al decir que “fue necesaria la Ofensiva Revolucionaria de 1968”, que “la propiedad privada es causa de la explotación” o que “el colectivismo falla por el egoísmo de un puñado de descarados”

El colmo lo escuché ayer en casa de un amigo que ejercía como electricista en la empresa metalúrgica Antillana de Acero, al sudeste de La Habana, donde el despido ascenderá a 500 obreros al finalizar el 2010, aunque ese monstruo de metal disminuyó su empleomanía en mas de 4 mil entre fines de los ochenta y el 2006.

Resulta que el amigo y su suegro hablaban apaciblemente sobre el tema, cuando el viejo le recordó que él fue dirigente sindical de la Antillana de Acero y sabe que detrás de los problemas de esa empresa está la mano de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA). Ante una mano tan larga mi amigo sonrió.

Tal vez tenga razón, con la elocuencia del avestruz no se puede. Sin embargo, los ancianos que esgrimen argumentos infantiles para justificar lo injustificable, nada tienen que aportar a los cambios que se imponen en el horizonte de Cuba.

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Acerca de este Blog

Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".

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