En: Opinión
6 Dic 2010Durante más de 50 años el régimen de la Habana ha violado los principios establecidos en esta declaración de la Organización de Naciones Unidas, lo que ha hecho posible que no pocos cubanos se vean acosados perseguidos y exterminados por no compartir el discurso oficial, mientras que otros han experimentado la frustración y han visto diluirse los sueños que alimentaban por un mañana mejor. Muchos, no pocos, han optado por emigrar — muchos a riesgo de sus propias vidas y la de sus familiares — tratando de lograr vencer ese sentimiento, no absoluto pero si presente en cientos, miles, cientos de miles de cubanos de haber venido a este mundo para vivir en un país virtual.
No se puede vivir con odio en el corazón.
Por: Julio César Gálvez
Periodista Independiente cubano
Ex preso de conciencia causa de los 75
Diciembre de 2010
Cuando el año 2010 casi llega a su final, asistimos a diversos procesos de cambios a escala planetaria. La crisis económica afecta a todos por igual, el deshielo de los glaciares comienza a modificar los mapas geográficos y el encarecimiento de los alimentos golpea a las naciones más pobres de nuestro planeta azul. Son parte de variados factores, entre los que se encuentran los errores cometidos por la humanidad en su camino hacía el desarrollo y el progreso. No se puede olvidar que los humanos somos seres imperfectos, pero ello no significa rendirse ante los nuevos retos que se presentan por alcanzar un mundo mejor.
En la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un documento revolucionario del respeto al derecho de todos a punto de cumplir 62 años, la comunidad internacional proclama que » la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana «. Asimismo, la Declaración establece como la más elememntal aspiración » el advenimiento de un mundo en que los seres humanos sean liberados del terror y la miseria».
Sesenta y dos años después, la brecha entre retórica y realidad, debería provocar un examen de conciencia por parte de todos los países firmantes de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, entre ellos y principalmente Cuba, uno de los principales promotores de la misma en 1948.
Durante más de 50 años el régimen de la Habana ha violado los principios establecidos en esta declaración de la Organización de Naciones Unidas, lo que ha hecho posible que no pocos cubanos se vean acosados perseguidos y exterminados por no compartir el discurso oficial, mientras que otros han experimentado la frustración y han visto diluirse los sueños que alimentaban por un mañana mejor. Muchos, no pocos, han optado por emigrar — muchos a riesgo de sus propias vidas y la de sus familiares — tratando de lograr vencer ese sentimiento, no absoluto pero si presente en cientos, miles, cientos de miles de cubanos de haber venido a este mundo para vivir en un país virtual.
El régimen continúa con su mismo discurso, pero el momento no es de promesas, consignas y retóricas. En eso hemos perdido 50 años de nuestras vidas. Excarcelaciones de disidentes y presos políticos no cambia el panorama actual del cubano de a pie, de ese que sufre en carne propia la ineficiencia e incapacidad de los autotitulados mandatarios cubanos. Los cubanos de hoy, las nuevas generaciones, creerán que el futuro les pertenece si se saben dueños de su presente. Y para ello no hay que esperar que nadie nos diga lo que debemos hacer, sino tener la oportunidad de ser para hacer, para tener, para decidir y para sentirse parte de un proyecto común de nación donde prevalezca la máxima del más universal de todos los cubanos, nuestro José Martí ; » Con todos y para el bien de todos «. pero eso sí, sin intransigencias ni atrincheramientos doctrinarios de izquiera o de derecha.
Pero los » cambios estructurales y de conceptos » anunciados por Raúl Castro no es la solución. Eso solo significa destruir o eliminar a todo el que no opine o piense igual a él — como siempre ha ocurrido a lo largo de este período oscuro de la vida social cubana — en nombre de un futuro mejor y una ideológia desfazada y caduca. Este progreso se viene anunciando desde hace décadas, pero siempre hemos retrocedido cada vez más, quedando en la nada la voluntad activa y consciente de los gobernantes para lograrlo.
De nada servirá la tarea encomendada a la alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Catherine Ashton, si solo escucha la versión de quienes ostentan el poder dentro de Cuba desde hace más de 50 años torturando, reprimiendo, hostigando, matando a un pueblo hambreado y atemorizado. Para conocer la realidad cubana es necesario conocer la opinión de los opositores y disidentes cubanos de dentro y fuera de la isla, de lo contrario sería arar en el mar y se perdería el momento propicio de lograr un cambio pacífico, y ante la urgencia — que no es precipitación –, del instante histórico que vivimos poder alcanzar la libertad y la democracia para Cuba y todos los cubanos. El futuro que necesita y merece nuestro país.
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".
1 Comentario para No se puede vivir con odio en el corazón.
Jose Vilasuso Rivero
diciembre 9th, 2010 at 11:52 pm
Sólo el amor nos conduce por sendero recto. Aplaudo al señor
Julio C Gávez por el artículo y lo hago propio dada la sensatez que exponen sus planteamientos. Insistamos en dichas ideas y verermos respuestas de parte de una opinión pública honesta y medura que comprende su mensaje universal.