Los supuestos subsidios del estado “revolucionario” cubano

En: Laborales

20 Nov 2010

Ahora, que la dictadura castrista ha echado a andar su máquina de propaganda con el próximo Congreso del Partido, junto a un documento escrito con cambios en la economía, considero importante resaltar un punto sobre el cual los alabarderos del castrato martillan a diario y que en el caso de los materiales de construcción ha salido con destaque en estos días: los subsidios que supuestamente el estado “revolucionario” cubano daría para financiar aquellos productos racionados que la población compra “por la libreta” de racionamiento.



Los supuestos subsidios del estado “revolucionario” cubano


Jorge Hernández Fonseca

19 de Noviembre de 2010

Ahora, que la dictadura castrista ha echado a andar su máquina de propaganda con el próximo Congreso del Partido, junto a un documento escrito con cambios en la economía, considero importante resaltar un punto sobre el cual los alabarderos del castrato martillan a diario y que en el caso de los materiales de construcción ha salido con destaque en estos días: los subsidios que supuestamente el estado “revolucionario” cubano daría para financiar aquellos productos racionados que la población compra “por la libreta” de racionamiento.

Aunque la noticia de actualidad es que la dictadura eliminará “los subsidios” a los materiales de construcción, tan necesarios en una sociedad abandonada, son los alimentos racionados los que más se insiste en decir que son “subsidiados” por el ‘estado revolucionario’. Cuba, desde luego, y a partir de la implantación del sistema socialista en su economía, ha dejado de producir, tanto materiales de construcción como alimentos, y los tiene que importar en divisas.

Lo primero a ser aclarado es que la economía de cada país es un sistema organizado con bases relativas a lo que sucede dentro del propio país, habiendo, desde luego, mecanismos de traducción, transferencia y equivalencias con otras sociedades con las cuales se relaciona.

Es por eso que determinado producto –el “Big Mac” por ejemplo– que es un tipo de sandwish bastante normalizado internacionalmente en sus ingredientes (y que por tanto tendría similar precio en todos los países) tiene un precio diferente según sea el país donde sea comprado, aún llevando rigurosamente a dólar el valor pagado en cada país, según las tasas de cambio.

No hay un precio único. Cada país tiene su nivel de vida y eso es lo que determina el valor de cada producto. El precio de la carne es diferente, de la lechuga, la salsa, etc. Igual sucede con el precio de los carros nuevos. Cada país impone sus precios, que tienen en cuenta los factores asociados a lo descrito anteriormente con los alimentos y otros específicos de estos productos.

En este contexto, ¿Cual es el nivel de vida existente dentro de la Cuba castrista? Resulta lógico suponer que en la isla, donde un médico gana 20 dólares por mes, un sandwish no puede valer sino centavos. No hay que subsidiar nada. Si el médico gana 20 dólares por mes, el campesino gana 8 dólares por mes, los jubilados ganan 5 dólares por mes, la economía se ajusta sola.

En realidad la dictadura cubana proclama un socialismo, que realmente es un capitalismo de estado, donde existe sólo una única empresa (el país) de un único dueño y donde el resto son empleados. ¿De dónde saca la dictadura castrista el embuste que “subsidia” los alimentos o los materiales de construcción? La dictadura concentra todas las ganancias y con ellas compra lo que necesita el país para continuar moviendo su pobre economía, en la que el asalariado se lleva una parte insignificante del valor real que crea con su trabajo, explotado doblemente.

Continuando en esta línea de razonamientos, parte de lo que sucede en la isla con su fracasada economía es decurrente de un criterio fuertemente arraigado en la mentalidad explotadora de los hermanos Castro, que nunca quisieron pagar por el trabajo que se hacía dentro de la isla, creando un sistema económico que, como se paga poco, se produce poco. En eso no hay misterios. Cuba ha ido involucionando económicamente, sin aumentos sensibles de salarios durante casi 50 años, mantiene una productividad de hace medio siglo. Involucionó.

La ausencia de la iniciativa privada –como fuente probada de riquezas– es una fuerza a la que el castrismo renunció por prejuicios ideológicos. No puede una sociedad, competitivamente, avanzar sin la participación individual de cada ente económico de su tejido social, que es lo que permite el avance, la innovación y la capacidad emprendedora de cada uno de sus hijos.

Sin embargo, lo que tiene que hacer Raúl para tener producción, en el campo o en la ciudad, es pagar bien por el trabajo. Que aquellos que trabajan sientan que ganan dinero y que los límites sean aquellos propios de su esfuerzo y no del ojo ambicioso de dos hijos de un gallego tacaño.

Como que la isla tiene que comprar en Estados Unidos 80% del alimento que consume, este alimento tiene que pagarlo en dólares. Probablemente, la cuenta por concepto de alimentos que la dictadura tiene que enfrentar, es mayor que la totalidad de lo pagado como salarios en pesos cubanos (debido a la distorsión salarial, 15 dólares por mes). Es esta diferencia que le hace decir a la dictadura que “subsidia” la alimentación de su pueblo. Un verdadero embuste.

Si Cuba produce por ejemplo, azúcar en un central azucarero pagando 10 dólares por mes a sus trabajadores agrícolas e industriales, es lógico que la tonelada de azúcar producida tenga un costo de producción insignificante, en fábricas viejas y un mínimo de inversiones. Sin embargo, esa azúcar es vendida en el mercado mundial a 400-500 dólares por tonelada, dólares que pasan a manos del dictador (que se adueña como si fuera de él) y con esos dólares “subsidia” los alimentos de los trabajadores de la industria azucarera.

Así sucede con el turismo, el níquel, la agricultura, la pecuaria, la producción de cemento y en general, en toda la economía. Los cubanos producen los valores en dólares (y reciben una miseria por mes, en pesos). Esos dólares van a manos del gobierno, que después dice usarlos para “subsidiar” los productos de consumo interno. ¡Cuentas de bodegueros es lo que hacen!

Todos los que hemos trabajado en la isla sabemos que la economía funciona como vasos no comunicantes. Los negocios que generan dólares llevan una contabilidad individual que no se mezcla con otros sectores, De esa manera, la industria azucarera, el níquel, el turismo, el tabaco y un largo etc. tiene su propia e individual contabilidad, que termina en las manos del dictador mayor, que es el que concentra los dólares. Los pesos cubanos no cuentan y para ello hay funcionarios de segunda, que simplemente “echan a nadar la maquinita” de hacer pesos.

Dentro de esa economía dupla se ha movido la isla en los últimos 50 años. La miel del panal va a manos del zángano y los detritos son para los trabajadores. Como nadie trabaja y se produce poco, hay que usar parte de la miel para “subsidiar” el consumo de los trabajadores.


Artículos de este autor pueden ser consultados en http://www.cubalibredigital.com

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Acerca de este Blog

Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".

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