Lógica cubana

Alan Gross y su esposa Judy

Por:  Matthew Brady. Enero 24 de 2011

Gross fue detenido en La Habana en diciembre de 2009 mientras se encontraba trabajando en el país como contratista de Development Alternatives Inc., una organización financiada por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). En septiembre de 2009, tan sólo tres meses antes de su detención, una alta funcionaria del gobierno norteamericano, Bisa Williams, había visitado La Habana  para discutir la posibilidad de reanudar el servicio postal directo entre los Estados Unidos y Cuba.

El viaje de Williams fue recibido en Washington con cierto optimismo por parte de oficiales y miembros del Congreso, quienes comenzaron a discutir en sobremesas y de manera no oficial medidas concretas de apertura en las relaciones Estados Unidos – Cuba.  Las posibilidades de discutir en el Congreso una legislación que permitiese reanudar el comercio y los viajes a Cuba eran cada vez más evidentes, con un creciente número de parlamentarios apoyando la iniciativa. Se trataron temas de intercambio de tipo académico y cultural, tales como el concierto del cantante colombiano Juanes, el cual Williams presenció en La Habana. Algunos oficiales incluso  sugerían la posibilidad de una reanudación total de las negociaciones y un acercamiento a Cuba hacia finales de 2009.

La Habana parecía compartir el mismo sentimiento, de acuerdo a reportes de The Miami Herald del 17 de diciembre de 2010.  En el artículo se informa de una filtración de Wikileaks que revela una reunión entre altos funcionarios de  los Estados Unidos  y España en La Habana a finales del 2009, donde el embajador ibérico manifestó el interés de Cuba en crear “una vía de comunicación secreta” con la Casa Blanca. El jefe de la misión norteamericana en La Habana, Jonathan Farrar, comunicó en un cable con fecha 5 de diciembre el interés del gobierno cubano manifestado días atrás. Sin embargo, Gross fue detenido ese mismo día,  antes de que los Estados Unidos pudiesen responder al aparente interés de Cuba de mantener vías de comunicación alternas con Washington.

La respuesta de los Estados Unidos a la detención de Alan Gross fue uniforme y consistente. El gobierno de Obama ha dicho, tanto públicamente como de manera no oficial, que la detención del contratista pondría un freno a las negociaciones con Cuba incluso en asuntos menores. Demócratas y republicanos de ambas cámaras  solicitaron la liberación inmediata de Gross, y las discusiones sobre una legislación que permitiría flexibilizar los viajes y el comercio hacia Cuba – que tanta fuerza habían adquirido a finales de 2009 – se encuentran ahora en un punto muerto.

Si bien las razones iniciales por las que se detuvieron a Alan Gross pueden haber sido diferentes, el gobierno cubano pronto comprendió que la detención del contratista congelaba los avances en las relaciones con los Estados Unidos. Es de esperar que La Habana haya realizado un análisis de las ventajas y desventajas de mantener a un ciudadano estadounidense detenido sin sentencia firme, por lo que la pregunta que debe hacerse entonces es la siguiente: ¿Quiere el gobierno cubano un acercamiento a los Estados Unidos en este momento?

Raúl Castro ha introducido gradualmente reformas económicas que apuntan a una planificación centralizada, dominada por grandes empresas estatales y con limitadas libertades políticas y sociales. Las reformas abarcan una diversidad de temas, incluyendo la consignación de tierras, equipamiento agrícola, la libreta de abastecimiento, distribución gratuita de jabón de tocador,   subsidios en el almuerzo para los trabajadores de gobierno, aumentos de salario para trabajadores estatales y  definición de áreas de trabajo para cuentapropistas.

Como parte de estas reformas, el gobierno cubano ha comenzado a despedir de sus puestos de trabajo a aproximadamente 500.000 cubanos que deberán ahora buscar empleo por cuenta propia, y que serán seguidos por otros 300.000 a 500.000 cubanos en los próximos dos años. Al finalizar, el gobierno habrá despedido a alrededor del 10% de la población total de Cuba y a un porcentaje aún mayor de su  fuerza laboral. Estos individuos representan una potencial fuerza opositora incluso si sólo una pequeña parte de los damnificados sale a protestar a las calles, por lo que Cuba debe asegurarse de poder controlar a la masa desempleada. Los videos en YouTube de Raúl Castro celebrando la festividad judía de Janucá con la colectividad en Cuba son un claro ejemplo de autoridad apuntada incluso al pequeño grupo de individuos que alguna vez aceptó a Gross.

Al mismo tiempo, pareciera ser que la economía cubana se habría beneficiado de un incremento en el comercio con los Estados Unidos y un mayor flujo de turistas con dólares estadounidenses. Sin embargo, el gobierno de Raúl Castro desea mantener una fuerte jerarquía política y el control total mientras reforma la economía del país, por lo que necesita de tiempo para reducir gradualmente el gasto, eliminar su sistema de doble moneda, controlar las altas tasas de desempleo, crear nuevos sectores en la economía doméstica e incluso definir una arquitectura impositiva.

La detención de Alan Gross, por lo tanto, podría ser una medida de proteccionismo político y económico visto desde la perspectiva del gobierno cubano.  Permite a Raúl Castro focalizarse en los asuntos domésticos sin las intromisiones de  sus vecinos del norte: corporaciones e inversores, el exilio cubano o incluso organizaciones de la sociedad civil financiadas por los Estados Unidos, como de la que Alan Gross formaba parte.

En este escenario, poco puede hacer el gobierno de los Estados Unidos por Alan Gross hasta que La Habana esté dispuesta a negociar,  pero Washington puede entender de mejor manera las razones detrás de la detención del contratista. Los Estados Unidos deben continuar solicitando la liberación inmediata de Gross, así como también la asistencia a miembros de la sociedad civil cubana cuyos derechos se vean afectados. La reducción o terminación del trabajo que Gross estaba realizando en La Habana sería una deshonra a su servicio, así como también  a aquellos cubanos que necesitan del tipo de asistencia que el contratista ofrecía.