Libertad económica, social y política, es lo que necesita Cuba para desarrollarse

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20 Ago 2010

Los que dicen querer la igualdad y la mejoría de vida de los cubanos, defienden el Socialismo del siglo XXI como la mejor opción para lograr estos propósitos, pero, la realidad es otra, la corrupción en las altas esferas se ha hecho evidente y cada día surgen nuevos casos. El País está en la ruina, mientras la nomenclatura disfruta de todas las ventajas que les ofrecen sus relaciones con el mundo exterior capitalista, del cual mantienen aislados a sus conciudadanos, para evitar el contagio de ideas renovadoras que puedan dar al traste con sus propósitos de mantener esclavizado al pueblo.



Libertad económica, social y política, es lo que necesita Cuba para desarrollarse

El País está hundido en la desesperanza y el desasosiego, las calamidades de  los cubanos no parecen tener fin. Las gentes ya no confían en los dirigentes del gobierno, son muchos años de falsas promesas y planes económicos fracasados. El pueblo conoce las verdaderas intenciones de los que mandan hoy en Cuba; enriquecerse cada día más, para convertirse en los futuros capitalistas y asi poderlos seguir explotando  a sus antojos.

Los que dicen querer la igualdad y la mejoría de vida de los cubanos, defienden el Socialismo del siglo XXI como la mejor opción para lograr estos propósitos, pero, la realidad es otra, la corrupción en las altas esferas se ha hecho evidente y cada día surgen  nuevos casos. El País está en la ruina, mientras la nomenclatura disfruta de todas las ventajas que les ofrecen sus relaciones con el mundo exterior capitalista, del cual mantienen aislados a sus conciudadanos, para evitar el contagio de ideas renovadoras que puedan dar al traste con sus propósitos de mantener  esclavizado al pueblo.

Las nuevas realidades económicas del País, hacen presagiar un futuro de incertidumbre. Más de un millón de trabajadores quedaran sin empleo y sin ayudas, para sobrevivir, en medio de la mayor crisis económica que azota a la Nación en los últimos tiempos. Aun asi  en estas  circunstancias  la dirección del gobierno demuestra su intransigencia, haciendo patente su  negativa a efectuar los cambios debidos, para crear un Estado de Derecho  con todas las garantías necesarias para el disfrute de las libertades y la democracia de la población cubana.

Solo un Estado de Derechos  pudiera garantizar al País salir del atraso y el ostracismo en el cual ha sido sumido. Los caprichos políticos y ambiciones de la  cúpula  gobernante pueden conducir a una catástrofe nacional. En Cuba hoy más que nunca debe imponerse la cordura entre todos sus ciudadanos. El gobierno es el llamado a instaurar este ambiente, no permitiendo, ni alentando la violencia entre las gentes del pueblo.  Libertad económica, social y política, es lo que necesita Cuba para desarrollarse.

A continuación un artículo que refleja la situación económica actual de la Isla:

Busca Cuba menos Estado y más iniciativa privada para salir de la crisis

«El Estado hace como que nos paga y nosotros hacemos como que trabajamos», es una máxima ampliamente difundida entre los cubanos.


La Habana, Cuba.- La economía cubana no levanta cabeza. Los ingresos por el turismo o la venta de níquel caen, las cosechas de productos emblemáticos como el azúcar o el café están en mínimos históricos y las medidas adoptadas por Raúl Castro para aumentar la producción no han traído el impulso esperado. La crisis es grave, y Cuba apuesta ahora por eliminar empleos en su «inflado» sector estatal y recurrir a la iniciativa privada, autorizando por primera vez en años la apertura de pequeños negocios.

En el único país socialista del hemisferio occidental, el 95 por ciento de la economía está en manos del Estado. Durante décadas, las autoridades de la mayor de las Antillas han mostrado orgullosas su baja tasa de desempleo, que en 2009 apenas llegó al 1.7 por ciento. Pero, según cifras oficiales, el salario medio mensual es de apenas 427 pesos, unos 16 dólares. La motivación de muchos trabajadores se mueve a niveles igual de bajos.

de incertidumbre

«El Estado hace como que nos paga y nosotros hacemos como que trabajamos», es una máxima ampliamente difundida entre los cubanos. Algunos confiesan que si acuden a trabajar es por la «merienda», un pequeño refrigerio que ofrecen muchas empresas a mitad de la jornada.

Pero la cúpula comunista quiere poner fin a eso y, después de pregonar el «pleno empleo» como una virtud de su sistema frente al «enemigo capitalista», se queja ahora de las plantillas «considerablemente abultadas» como las causantes de los bajos niveles de productividad de buena parte de sus empresas.

«Hay que borrar para siempre la noción de que Cuba es el único país del mundo en que se puede vivir sin trabajar», afirmó Raúl Castro el 1 de agosto ante el Parlamento en La Habana, en una sesión en la que anunció un plan de recorte laboral y, en contraposición, una ampliación del trabajo por cuenta propia.

Las autoridades cubanas no han dado a conocer el número de empleos que serán eliminados, pero, según el presidente, cálculos de expertos hablan de más de un millón de puestos excedentes, de los cinco millones de personas que conforman la fuerza laboral de Cuba.

Los malos presagios hacen temblar a no pocos estos días, mientras los recortes empiezan a notarse. En el turismo, por ejemplo, comenzaron hace ya meses, según empleados del sector. «A mí me ‘liberaron’ junto a otros dos gastronómicos y ahora van a echar a seis más. El primer mes me pagaron la mitad del sueldo, pero hace casi un año que no percibo ningún salario», afirma Ángel, quien trabajaba en un conocido restaurante de La Habana.

«Hace poco me ofrecieron vender refrescos en un quiosco, pero les dije que eso podía hacerlo mi hijo de 10 años con sus conocimientos de matemáticas. Yo soy graduado en turismo y gastronomía y hablo idiomas», explica el ex camarero de 35 años, quien ahora trabaja de manera ilegal frente a su antiguo restaurante, haciendo de taxista con un viejo Lada, que pasó de su abuelo a su padre y luego a él.

Según dice, ex colegas que han mantenido sus empleos se quejan ahora de que la empresa ya no les ofrece el almuerzo, otra de las medidas que el gobierno de Raúl Castro viene aplicando desde hace meses para acabar con el «paternalismo estatal» que la revolución ha construido durante décadas. «A cambio los compensan con 0.60 dólares por día. Eso no es nada», se lamenta.

Cubanos como Ángel podrían beneficiarse de las nuevas medidas para el trabajo por cuenta propia anunciadas ahora y que, si bien no han sido expuestas todavía en detalle, son consideradas ya como las más trascendentales desde la llegada del menor de los Castro al poder en 2006. Éste dijo ante los diputados que se permitirá a los particulares abrir pequeños negocios, contratar mano de obra y comercializar de determinadas producciones.

«Tenía que haber pasado hace ya mucho tiempo», afirma Lidia, una secretaria en el barrio de El Vedado. «Yo siempre he dicho que podría fabricar adornos para las casas y venderlos, pues en nuestro barrio no hay ningún lugar donde los vendan», explica, señalando que hasta ahora las leyes no le permitían abrir un negocio así.

Cuba concedió licencias para abrir negocios particulares como pequeños restaurantes o alojamientos para extranjeros en los años 90, en medio del llamado «Periodo Especial», la grave crisis económica que atravesó el país tras el colapso de la Unión Soviética, pero pronto echó marcha atrás en dicha práctica.

No obstante, en los últimos meses se ha vuelto a experimentar por ejemplo con el arrendamiento de taxis a sus conductores o la entrega de la gestión de peluquerías a sus empleados. Según el ministro de Economía, Marino Murillo, la idea es ampliar esas experiencias a otros campos, pese a que no se abandonará el socialismo y seguirá primando la economía planificada y la propiedad estatal.

«El Estado no se tiene que ocupar de todo. El Estado se tiene que ocupar en la economía de las cosas más fuertes», afirmó.

A su llegada al poder tras la retirada de su hermano Fidel por motivos de salud, Raúl Castro convirtió la producción de alimentos en su prioridad, ya que el país importa el 80 por ciento de los alimentos que consume y destina a ello más de 1,500 millones de dólares anuales, pese a la falta de liquidez de las arcas públicas.

Medidas puestas en marcha por su gobierno como el reparto de tierras a agricultores particulares o el incremento en los precios pagados a los productores no han conseguido, sin embargo, impulsar la producción. Por el contrario, la producción agrícola y ganadera cayó un 7.5 por ciento en el primer semestre de 2010.

Según el diario oficial «Granma», la cosecha de café ha caído a 6,000 toneladas anuales, de las 60,000 que se producían cuando triunfó hace medio siglo la revolución liderada por Fidel Castro. También la cosecha del azúcar registró el año pasado su peor volumen en más de un siglo. Muchos cubanos temen ahora que, tras el recorte de empleos anunciado, no haya más opción que irse al campo.

«Los primeros interesados en encontrar un trabajo socialmente útil deben ser los propios ciudadanos», dijo Raúl Castro en abril.

Cuba sufre como muchos países las consecuencias de la crisis económica y financiera mundial, que en América Latina ha afectado sobre todo al comercio exterior y las condiciones de financiación. La isla se vio asolada además en 2008 por tres huracanes que dejaron daños estimados oficialmente en 10,000 millones de dólares.

El envío de médicos y otros profesionales cubanos a Venezuela, la principal partida de ingresos de la isla, viene cayendo paulatinamente, también el precio del níquel que Cuba exporta se ha desplomado, y pese a que el turismo sigue creciendo y la isla recibió 2,4 millones de visitantes en 2009, los ingresos cayeron un 11 por ciento por efectos del tipo de cambio.

Para Carmelo Mesa-Lago, de la Universidad de Pittsburgh, se trata de una «situación crítica, la peor en la historia de la economía de Cuba bajo el socialismo», después del «Periodo Especial».

Para él y otros economistas cubanos, la principal esperanza de recuperación la constituye un levantamiento del embargo estadounidense. Pese a que se ha ido relajando y Estados Unidos es ya el principal proveedor de alimentos a la isla, todavía cierra al ron o los puros cubanos las puertas del principal mercado mundial para dichos productos e impide el turismo norteamericano en la isla.

Actualmente el Congreso en Washington analiza un proyecto de ley que permitiría a los ciudadanos estadounidenses viajar a la isla, después de medio siglo de prohibición. De ser aprobada, dicha medida traería necesariamente otros cambios como permitir a los turistas estadounidenses pagar en dólares y utilizar sus tarjetas de crédito en Cuba, autorizar a compañías de seguros estadounidenses a trabajar con la isla o acuerdos entre empresas de telecomunicaciones.

«Sería una de las medidas más trascendentales que pueden ocurrir», afirma Omar Everleny, del Centro de Estudios de la Economía Cubana. «Con un ‘lag’ de varios meses, habría que ir desmontando toda una serie de cosas que frenan el desarrollo normal de una economía», señala

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Acerca de este Blog

Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".

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