En: Opinión
22 Jul 2010Así, pues, me pregunto: si el señor F. no es ya el presidente de Cuba, si no ocupa ningún cargo en el Consejo de Estado y solo conserva el de Primer Secretario del PCC (en franca violación de los estatutos de esa organización, habida cuenta de que no ha sido ratificado porque el Congreso en el cual debería “votarse” lleva ocho años de retraso); repito, si él no es legal y oficialmente nada ni nadie en este país, ¿en virtud de qué autoridad se atribuye el derecho de ordenar planes de investigación económica a especialistas que –al menos en teoría– tienen ya sus propios proyectos que cumplir en función de una Institución que les avala y les paga?; ¿qué nación latinoamericana le pidió a F. un plan económico salvador, a elaborarse en solo 10 días, cuando ha sido precisamente este señor el artífice exitoso de la ruina económica de Cuba en los últimos 50 años?; ¿cómo es posible que imparta orientaciones a funcionarios del cuerpo diplomático cubano en el exterior, en función de una guerra que ha estallado solo dentro de su propio magín?; ¿dónde está el Presidente cubano, que no se ha pronunciado en ningún sentido, mientras el caudillo fundador de este desastre anda tratando infructuosamente de sembrar el terror en la opinión pública nacional? (Aquí la gente le tiene más miedo al hambre real que a una conflagración nuclear imaginaria).
Por: Mirian Celaya (Eva)
Julio 22, 2010 · Clasificados en Sin Evasión
En esta Isla donde hasta las noticias circulan de contrabando, hemos venido asistiendo a una suerte de misa espiritual que trae nuevamente a la escena pública el espectro político del ex presidente, el señor F. No es casual que tantos paseos públicos se produzcan a raíz del inicio de la liberación de los prisioneros políticos de la Primavera Negra que aún permanecían en las cárceles del régimen y mientras Guillermo Fariñas era noticia en los más importantes medios de prensa internacional. Sabemos que la arrogante vanidad de F. no soporta ser tan abrumadoramente desplazado y, dado que sigue teniendo sus mañas de viejo marrullero, decidió explotar el sensacionalismo de su imagen de fantasma trashumante y de eterno “Jefe de Estado” que pone a un lado a su inútil hermanito menor cada vez que se le antoja, para tomar las riendas del poder en sus propias y “eficientes” manos. Pero sospecho que hay algo más, que desconocemos, detrás de este histrionismo renovado: algo sórdido, torcido y definitivamente tenebroso, así que habrá que seguir las señales, de la misma forma que el naturalista detecta las especies del bosque guiándose por sus excretas. Sobre todo ahora, que las clásicas cantinfladas de las Reflexiones se han convertido en una versión libérrima de La Atalaya y nos vienen anunciando el Armagedón, con fechas fijas incluidas. Los ancianos enfermos tienen la tendencia de proyectarse.
Pero, no se alarmen mis lectores, este post no se trata de un psicoanálisis de F., al que ya mi conciencia le aplicó, tiempo ha, la extremaunción. Se trata ahora solo de algunas inquietudes de tipo legal que me rondan la cabeza y me confunden… Y es que yo insisto en ser una ciudadana en un país en el que la Constitución es papel mojado por las propias orinas de los que la crearon.
Así, pues, me pregunto: si el señor F. no es ya el presidente de Cuba, si no ocupa ningún cargo en el Consejo de Estado y solo conserva el de Primer Secretario del PCC (en franca violación de los estatutos de esa organización, habida cuenta de que no ha sido ratificado porque el Congreso en el cual debería “votarse” lleva ocho años de retraso); repito, si él no es legal y oficialmente nada ni nadie en este país, ¿en virtud de qué autoridad se atribuye el derecho de ordenar planes de investigación económica a especialistas que –al menos en teoría– tienen ya sus propios proyectos que cumplir en función de una Institución que les avala y les paga?; ¿qué nación latinoamericana le pidió a F. un plan económico salvador, a elaborarse en solo 10 días, cuando ha sido precisamente este señor el artífice exitoso de la ruina económica de Cuba en los últimos 50 años?; ¿cómo es posible que imparta orientaciones a funcionarios del cuerpo diplomático cubano en el exterior, en función de una guerra que ha estallado solo dentro de su propio magín?; ¿dónde está el Presidente cubano, que no se ha pronunciado en ningún sentido, mientras el caudillo fundador de este desastre anda tratando infructuosamente de sembrar el terror en la opinión pública nacional? (Aquí la gente le tiene más miedo al hambre real que a una conflagración nuclear imaginaria).
En fin, que si fuéramos a ser civilizados y respetar nuestras propias leyes, siguiendo el discurso que nos han venido embutiendo, deberían tomarse medidas legales contra este impostor que usurpa los poderes de nuestro legítimo Presidente, democráticamente ratificado en esa responsabilidad en 2008 por la Asamblea Nacional del Poder Popular. Hay que enjuiciar a este saboteador, que anda creando desestabilización en las instituciones, alteraciones en la disciplina laboral de nuestros trabajadores (el Acuario Nacional no trabaja de noche) y propiciando un clima de pánico en la población al anunciar el fin del mundo para el próximo 8 de agosto, justamente cuando el pueblo trabajador debería estar gozando de un merecidísimo descanso.
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".