Las damas de blanco protestan en Cullera

Alrededor de una decena de Damas de Blanco residentes en diferentes municipios valencianos organizaron ayer un acto de apoyo en Cullera para solidarizarse con Laura Pollán y Berta Soler, líderes de este movimiento anticastrista y que «han sido amenazadas de muerte y de desfigurarles el rostro si continúan yendo a la iglesia y luchando por la libertad de todos los hermanos que no han sido liberados», según explicó Melba Santana Ariz, representante de las Damas de Blanco en Cullera.

Santana aseguró que estas amenazas provienen de «personas mandadas por la seguridad del Estado» y quiso dejar claro que «nuestro enemigo es el Gobierno (cubano) y, sobretodo, patrocinado por la seguridad del Estado».

Pollán y Soler informaron públicamente el jueves de estas amenazas y, según Santana, ayer domingo se cumplía el plazo para llevarlas a cabo La marcha de apoyo celebrada ayer en Cullera se inició en el Centro de Ayuda al Refugiado (CEAR) y discurrió por el centro de la ciudad hasta llegar a la iglesia de los Santos Juanes, donde las Damas de Blanco asistieron a la eucaristía del domingo.

A este acto de apoyo a las compañeras amenzadas también acudieron diversos disidentes cubanos como José Luis Paneque, Regis Iglesias, Jorge Luis González Tanquero, Antonio Ramón Díaz Sánchez o Blas Giraldo. «Aunque estamos desterradas siempre continuaremos luchando por el pueblo de Cuba y por la libertad de los hermanos que se han quedado en nuestro país» indicó Santana. Esta Dama de Blanco también recordó que Reina Luisa Tamayo Dangel, perteneciente a este movimiento y madre del disidente fallecido Orlando Zapata, «fue detenida, amenazada y golpeada la semana pasada por ir a la iglesia y llevar flores a la tumba de su hijo».

Las integrantes de este movimiento opositor cubano son esposas de presos y disidentes cubanos que continuamente son amenazadas, maltratadas y sufren el rechazo de la sociedad cubana más pro castrista, según denunció Santana.

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«Si no, vamos a continuar luchando en las calles por la liberación de todos los presos políticos», dijo Berta Soler, cuyo esposo, Angel Moya, uno de los 13, está cumpliendo una condena de 20 años.

La disidente habanera Martha Beatriz Roque dijo que si los 13 no son liberados pronto, habría una movilización de la «oposición en las calles», y «un movimiento general en las prisiones».

El gobierno de Raúl Castro y la Iglesia Católica en Cuba, mientras tanto, guardaron silencio el lunes sobre la prolongación del encarcelamiento de los 13 disidentes.

Soler, líder de las Damas de Blanco, mujeres familiares de presos políticos, dijo que el grupo trató de hablar sin conseguirlo con el cardenal Jaime Ortega, cuya oficina ha hecho todos los anuncios sobre las liberaciones de prisioneros políticos.

El gobierno de Castro tampoco emitió ninguna declaración sobre los 13, el último grupo que permanece en prisión de los 52 disidentes que Castro prometió liberar. Los otros 39 fueron puestos en libertad sólo después de aceptar el exilio en España.

«Estamos tratando de hacer contacto con el cardenal, pero nada hasta ahora», dijo Soler por telfono desde La Habana. «Estamos a la espera, pero tenemos esperanzas de que serán liberados, como lo han prometido».

Soler indicó que su esposo le dijo en una conversación telefónica el lunes por la tarde que no había recibido noticias sobre su posible liberación, y que «no estaba sorprendido», porque el gobierno «siempre miente».

El disidente Guillermo Fariñas emitió y después retiró una amenaza de reiniciar su huelga de hambre de 134 días, que lo puso al borde de la muerte, pero que parece haber contribuido a presionar a Castro para que aceptara liberar a los disidentes.

Fariñas, que ganó el mes pasado el Premio Sakharov de los derechos humanos, otorgado por el Parlamento Europeo, dijo que se abstenía de reiniciar la huelga por petición de las Damas de Blanco y otros disidentes.

Ortega anunció después de una reunión con Castro el 7 de julio, que el gobierno liberaría a los 52 durante los próximos «tres o cuatro meses», y que el exilio en España era sólo «opcional».

Entre los 13, que han rehusado exiliarse, se encuentra el disidente más desafiante de Cuba, Oscar Elías Biscet, un médico afrocubano que cumple una condena de 25 años desde la severa represión contra la oposición en el 2003, conocida como la «Primavera Negra» de la isla.

Aunque el establecimiento del domingo como fecha límite para la liberación de los 52 disidentes no era totalmente oficial, la prolongación del encarcelamiento de los 13 motivó quejas de diferentes ámbitos.

Cuba «debe cumplir con la fecha que acordó anteriormente este año, y liberar a todos los activistas cubanos de sus prisiones», dijo David Kramer, director ejecutivo de la organización Freedom House, con base en Estados Unidos. «Estos activistas han sido castigados severamente sólo por expresar su deseo de un autogobierno democrático».

«Aunque nos complace la liberación, durante los últimos cuatro meses, de 46 prisioneros políticos injustamente encarcelados, nos preocupan los informes de que 13 (otros)… aún permanecen en prisión porque se niegan a aceptar el exilio forzoso», añadió Kramer.

Señalando que tres de los 13 son periodistas disidentes, la organización Reporteros Sin Fronteras, con base en París, dijo que el gobierno de Cuba «no ha cumplido su promesa» porque ellos quieren quedarse en la isla.

Roque también señaló que mientras los 13 disidentes pacíficos siguen en la cárcel, el gobierno ha liberado o prometido liberar a otros 14 prisioneros incluidos en algunas listas de prisioneros políticos, aunque fueron condenados por delitos violentos como secuestros.

Roque añadió que uno de estos 14, José Luis Ramil Navarro, le dijo por teléfono el domingo que él había cumplido 10 años de cárcel por secuestrar una embarcación en 1994, pero que ahora estaba cumpliendo una condena de 15 años por tráfico de drogas.

España ya ha recibido a 46 ex presos políticos cubanos y a 272 de sus familiares, en lo que ha sido la mayor liberación de prisioneros en Cuba desde poco después de la visita del papa Juan Pablo II a la isla en 1998, cuando fueron puestos en libertad casi 300 prisioneros tanto políticos como comunes.