Las cooperativas y el desorden en la agricultura cubana: más de lo mismo.

En: Opinión

30 Dic 2010

Lo que se expone a continuación, es un ejemplo más de por qué el manicomio en que se ha convertido el régimen castrista no puede mejorar el funcionamiento de la economía. La información procede de un artículo en Granma de Juan Varela Pérez, titulado “Cooperativistas y campesinos examinan los acuerdos de su X Congreso” celebrado el pasado mes de mayo. Es decir, casi diez meses después, los asistentes a un congreso se vuelven a reunir para analizar las conclusiones. Pero, ¿es que no las han llevado a la práctica ya?



Las cooperativas y el desorden en la agricultura cubana: más de lo mismo.

Elías Amor Bravo

Diciembre 29 de 2010

Lo que se expone a continuación, es un ejemplo más de por qué el manicomio en que se ha convertido el régimen castrista no puede mejorar el funcionamiento de la economía. La información procede de un artículo en Granma de Juan Varela Pérez, titulado “Cooperativistas y campesinos examinan los acuerdos de su X Congreso” celebrado el pasado mes de mayo. Es decir, casi diez meses después, los asistentes a un congreso se vuelven a reunir para analizar las conclusiones. Pero, ¿es que no las han llevado a la práctica ya?

No cabe duda. La posición oficial sigue siendo crítica a todos los niveles, y en Cuba todos los enunciados políticos son críticos y advierten sobre las deficiencias, pero nadie parece asumir responsabilidades, hermanos Castro incluidos. Así, Lugo Ponte, el presidente de la ANAP, en una reunión celebrada el pasado fin de semana en Güira de Melena, señalaba textualmente «este año, por determinadas razones, no fue bueno para renglones básicos cuya misión es sustituir importaciones e incluso generar fondos exportables».

Pero, ¿cómo va a ser bueno, si la forma de organizarlo no lo es? Y por otra parte, ¿cómo pueden ser los resultados positivos en una economía en la que subsisten planteamientos que ciertamente sorprenden?

Conviene recordar que ANAP es, con diferencia, de lo mejor que existe en la agricultura cubana, y vaya por delante que pienso que cuando este colectivo deje de tener encima la presión ideológica comunista, que limita y coarta su capacidad de expansión, nos vamos a encontrar con noticias muy positivas. No en vano, el sector cooperativo y campesino, actualmente es responsable del 70% de la producción agropecuaria del país, pese a que el régimen le raciona y limita la extensión de tierra a su disposición, que sigue mayoritariamente en manos de una administración estatal improductiva.

El sector agrícola cubano, mal organizado y con una estructura de propiedad que en absoluto favorece su expansión y dinamismo, ha atravesado en 2010 un pésimo año en el que tan sólo se han constatado “renglones muy sensibles e incumplidos”, que vienen a mostrar una vez más que las reformas introducidas por Raúl Castro son un absoluto fracaso en cuanto a lo que sem refiere a la producción de cultivos sensibles a la demanda, como el arroz, granos, carne porcina, café, ventas de viandas y la miel de abeja, actualmente con precios muy elevados en el mercado internacional.

El Pleno de la ANAP abordó, una vez más sin saber muy bien qué hacer, además, el impulso a la siembra de caña, un sector reconvertido en 2002 por orden de Fidel Castro, y que no puede volver a crecer, porque la estructura de la propiedad lo impide. En cambio, creo que otros cultivos, como la papa o el tomate, podrían lograr altos rendimientos, con la limitación de superficie de cultivo del sistema cooperativo, siempre y cuando la entrega de tomate para usos  industriales no hipoteque las necesidades de consumo de la población y se ahorre en el uso del agua. Pero no son estos los problemas de la agricultura productiva en Cuba. El Pleno de ANAP volvió a denunciar lo más grave, que es el estado caótico de la comercialización.

Aquí es donde se puede observar con nitidez cómo funciona la burocracia enfermiza del régimen y su obsesión por el control de la producción, y el sometimiento de la actividad económica a la ideología absurda del comunismo, que se resiste a desaparecer. Los cooperativistas aludieron, en sus críticas al mal funcionamiento de la comercialización, a los trámites necesarios para vender sus productos que, si bien se han simplificado en alguna medida, se sigue manteniendo una política de absurdo control que en palabras de Lugo Ponte, aunque relajada en alguna medida, no se debe confundir con el “desorden”.

La cuestión fundamental se refiere a un documento que es imprescindible para el traslado de productos hacia la capital, y que a partir de ahora parece ser que bastará con la factura que acredita su procedencia y el cumplimiento de lo contratado. Increíble, pero cierto. Pensar que la dieta alimenticia de millones de cubanos se encuentra sometida a estos galimatías intervencionistas. Es lamentable, que un sistema económico no avance por culpa de la mentalidad y la ideología de sus responsables. Eso es Cuba, y hasta en tanto no se despejen estas trabas, mal muy mal le irá a los cubanos.

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Acerca de este Blog

Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".

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