Hitler y Castro

En: Derechos Humanos

26 Sep 2010

Este artículo quisiera mostrar algunas similitudes entre Fidel Castro y Adolf Hitler, y por lo tanto entre el “proceso revolucionario” cubano y el nacionalsocialismo. El tema ya ha sido tratado, en una serie firmada por Duanel Díaz. Pero son muchos los procederes parecidos, o las reminiscencias, si prefieren. Muchas de ellas no las inventó el nacionalsocialismo aunque la matriz del mal es la misma: el totalitarismo.



Hitler y Castro

Por: Isis Wirth

Etiquetas: nazismo, revolucion cubana

(el siguiente articulo ha sido tomado de la Web)

Este artículo quisiera mostrar algunas similitudes entre Fidel Castro y Adolf Hitler, y por lo tanto entre el “proceso revolucionario” cubano y el nacionalsocialismo. El tema ya ha sido tratado, en una serie firmada por Duanel Díaz. Pero son muchos los procederes parecidos, o las reminiscencias, si prefieren. Muchas de ellas no las inventó el nacionalsocialismo aunque la matriz del mal es la misma: el totalitarismo.

No hay que olvidar que Hitler siempre se consideró a sí mismo un socialista. Mussolini tampoco estaba muy lejos de esa ideología, como evidencian sus políticas económicas. El partido denominado “Nazi”, el NSDAP (Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei), cumplió al pie de la letra cada uno de sus enunciados constitutivos: los trabajadores alemanes, el socialismo nacionalista.

Refiriéndose al programa económico de Hitler, Ludwig Von Mises dijo: “Ocho de esos diez puntos, fueron ejecutados por los nazis con un radicalismo que hubiese encantado a Marx”. El propio Hitler lo expresó en otra manera: “El pequeño burgués socialdemócrata y el dirigente sindical nunca será un nacional-socialista, pero el comunista sí… Es más lo que nos une que lo que nos separa del bolchevismo… Por encima de todo, poseemos el genuino espíritu revolucionario”.

La copia castrista más conocida y flagrante del discurso de Hitler es – ya lo saben – la frase “la historia me absolverá”. ¿Fue Cabrera Infante quién se percató? En el juicio por el putsch del 9 de noviembre de 1923 en Munich, Hitler proclama: “Los jueces de este estado pueden condenarnos tranquilamente por nuestras acciones; mas la historia, que es encarnación de una verdad superior y de un mejor derecho, romperá un día sonriente esta sentencia, para absolvernos a todos nosotros de culpa y pecado. Pero esa misma historia emplazará también ante su tribunal a aquellos que, imperando hoy en el mundo, huellan leyes y derechos, precipitan nuestro pueblo en la ruina y que, además, en medio de la desgracia de la patria, colocan sus intereses personales por encima de los de la comunidad”. Lo incluyó luego en Mein Kampf.

La otra gran copia castrista del discurso nazi es el término de “gusanos”. Así llamó (“Würmer”) la propaganda nazi a los judíos. Hitler pronuncia lo suyo en el juicio por el putsch fallido. El asalto al cuartel Moncada está absolutamente inspirado en ese intento del Führer de tomar el poder: empezar en Munich y seguir hasta Berlín. “Wir fahren nach Berlin”, viajaremos a Berlín (un “remake” de la Marcha a Roma de Mussolini), de la misma manera que Castro se proponía alcanzar La Habana si el putsch santiaguero hubiese resultado.

También Castro, siguiendo a Hitler, previó el fracaso. Porque Hitler logró convertir el “revés en victoria”. Más aún, hizo de los caídos entre los suyos ese día los grandes mártires del Bewegung (el Movimiento nazi), a los que les dedicó templos, conmemoraciones, y hasta una especie de misa pagana en la que él era el oficiante supremo. Culto a los muertos que Castro ha asimismo manipulado. Una ligera diferencia de fecha: Hitler instituyó como Día Nacional de los Caídos por el Movimiento el preciso 9 de noviembre. En Cuba, el Día de los Mártires de la Revolución no es el 26 de julio, sino el 30 de noviembre.

“Bewegung” del que a su vez Castro se apropia, con el Movimiento 26 de julio. Hitler re-bautizó a Munich “Hauptstadt der Bewegung”. ¿No es Santiago de Cuba la “ciudad del Movimiento”, la “cuna de la Revolución”? Resulta que Munich y Santiago de Cuba son ciudades hermanas.

Hitler inscribe en el calendario el Tag der Wehrmacht, el Día del Ejército. En Cuba, el Día de las Fuerzas Armadas Revolucionarias es el 2 de diciembre.

Y el Tag der Hitler-Jugend ( los pioneros; sobre ellos volveré en la próxima ocasión): ¿había un día semejante en la isla?.

Las SA (Sturmabteilung), esas “SA marchiert…” del Horst Wessel Lied, las fuerzas de choque paramilitares del partido, Castro las trasuntó en las Milicias Nacionales Revolucionarias, y quizá en menor medida en las Milicias de Tropas Territoriales. El carácter emblemático del Horst Wessel Lied, la “canción del Movimiento” (aun si proveniente de la I Guerra Mundial), tiene que haber determinado la Marcha del 26 de julio, pero Agustín Díaz Cartaya no tenía el talento de Horst Wessel.

El Ejército Juvenil del Trabajo remite al Reichsarbeitsdienstes (RAD), Fuerza Laboral del Reich. Su naturaleza compulsiva y supuestamente voluntaria son idénticas.

Las Brigadas de Respuesta Rápida son las Einsatzgruppen, fuerzas brutales de “apoyo” contra los “enemigos del Reich”, que trabajaban en coordinación con las SS (Staatssicherheit) y la Gestapo (la policía secreta). Hitler las puso en acción en los países ocupados, para combatir a la resistencia. Castro las ha sacado a la luz en los últimos años, contra los disidentes.

Antes del putsch, Hitler organizó la manifestación del “Deutscher Tag” (día alemán), el 2 de septiembre de 1923. El preludio se imponía. Consiguientemente, Castro lo hizo con la Marcha del Centenario. Las antorchas utilizadas fueron un remedo de las hitlerianas, aunque éstas se usaron más tarde y no ese 2 de septiembre.

Tras la derrota del 9 de noviembre, Hitler comprende que debe cambiar la estrategia, y decide acceder al poder democráticamente. Castro se decidió, en cambio, por la “lucha armada”: la República de Weimar y la Cuba del golpe de estado de Batista no eran lo mismo.
El incendio del Reichstag en 1933 es la excusa de Hitler para declarar el “estado de emergencia permanente y defender a la patria de los enemigos internos”. La frase seguro les sonará familiar.

Las UMAP se alinean más con el primer “Konzentrationlager”, el de Dachau -que no fue un campo de exterminio, aun si fue el “Musterlager”, el modelo de todos- , que con los gulags siberianos. Todos los indeseables se ubicaron en Dachau, para ser controlados y “re-educados”.

Para la “petite histoire” – aunque en este caso sea atrozmente grande–, apunto que el “Konzentrationlager” surgió como tal porque la sede de la Gestapo se hallaba en el centro de Munich, en un edificio aristocrático. Los vecinos se quejaron de que los gritos de los torturados no les permitían dormir. Para no continuar molestándolos, se construyó un “campo” en las afueras de Munich.

La manera en que Hitler condujo el boicot contra los negocios y tiendas judíos el 1 de abril de 1933, fue la fuente en la que Castro bebió para cerrar los últimos remanentes en Cuba de la pequeña propiedad privada, así como los cabarets, en 1968. Cierto, la de los nazis fue más feroz, pero el resultado que se buscaba fue el mismo. Con éxito, en ambos casos.

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Acerca de este Blog

Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".

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