¿Hasta cuando el pueblo cubano seguirá sufriendo los errores de sus gobernantes?

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21 Ene 2011

Hoy en Cuba se trata de crear las bases de un nuevo sistema económico, pero sin cambios políticos y sociales que afecten el poder único de la ideología comunista. O sea un estado que es dueño de la casi totalidad de la tierra del País, asi como de los medios de producción y la Industria. Donde el ciudadano apenas puede disponer de los medios propios esenciales, como la casa, el carro o una simple motocicleta. ¿Sera posible en esta situación lograr el desarrollo armonioso de una sociedad autosuficiente? Creemos que no, el ciudadano para poder desarrollar todo su potencial creativo y productivo necesita tener todas las garantías correspondientes que solo un Estado de Derecho es capaz de garantizar.



¿Hasta cuando el pueblo cubano seguirá sufriendo los errores de sus gobernantes?

Por: Pedro Pablo Alvarez Ramos

Ex preso de conciencia causa de los 75

Enero 21 de 2011

Hay que reconocer que el régimen de la Habana ha sido exitoso en crear falsas expectativas en la población cubana. Hoy una nueva esperanza renace en las mentes de muchas personas  en Cuba, que desean disfrutar de un futuro prospero y luminoso en un País que lleva más de medio siglo sumido en la peor dictadura que recuerda el continente americano. Muchos años de falsas promesas e ilusiones perdidas han hundido al laborioso pueblo cubano  en la mayor miseria y pobreza de su historia.

Hoy en Cuba se trata de crear las bases de un nuevo sistema económico, pero sin cambios políticos y sociales que afecten el poder único de la ideología comunista. O sea un estado que es dueño de la casi totalidad de la tierra del País, asi como de los medios de producción y la Industria.  Donde el ciudadano apenas puede disponer de los medios propios esenciales, como la casa, el carro o una simple motocicleta. ¿Sera posible en esta situación lograr el desarrollo armonioso de una sociedad autosuficiente? Creemos que no, el ciudadano para poder desarrollar todo su potencial creativo y productivo necesita tener todas las garantías correspondientes que solo un Estado de Derecho es capaz de garantizar.

Creemos que estas reformas pueden ser un  paso positivo, siempre que se vean acompañadas en un futuro no muy lejano de nuevas leyes que garanticen constitucionalmente el derecho de los cubanos a la propiedad privada y al disfrute pleno de ellas sin la intromisión del Estado.  El otro gran problema a resolver seria el acceso a los recursos indispensables para que estos pequeños  negocios puedan desarrollarse. Si en Cuba no se crean las bases de una sociedad libre y democrática, será muy difícil lograr el desarrollo armonioso de una nueva clase de exitosos  empresarios que sean  creativos y capaces de sacar el País de la actual situación de pobreza y atraso en que se encuentra.

Cuba esta empobrecida  y dispone de muy pocos recursos económicos para emprender  por si sola  un desarrollo a la altura de las actuales circunstancias que imperan en el Mundo hoy en día. Por lo tanto, el País necesita de la ayuda y la cooperación internacional y también del capital extranjero. Para lograr rescatar la confianza de los mercados mundiales e instituciones financieras internacionales,  es necesario crear un ambiente de estabilidad tanto en el orden político y social como económico. Luego es imprescindible  establecer un sistema  de gobierno genuinamente democrático y libre, que sea reconocido por toda la Comunidad Mundial de Naciones. Este sistema solo será posible si los gobernantes de la Isla tienen la voluntad política de realizar los cambios necesarios que conviertan al País en un  Estado de Derecho.

Por el momento las tímidas reformas  no favorecen a la mayoría de los cubanos. Realmente los más favorecidos serán aquellos que han logrado acumular ciertas riquezas, producto de la especulación y la complicidad con el régimen. Los menos serán aquellos que reciban alguna ayuda de familiares del exterior, siempre y cuando demuestren su afinidad con el sistema. Por lo demás la gran mayoría carente de todo tipo de sostén serán los más desfavorecidos, ahora ni siquiera podrán contar con un Papa Estado que ha admitido ser  incapaz de mantener  las plantillas infladas y los dejas abandonados a su propia suerte. ¿Hasta cuando el pueblo cubano seguirá sufriendo los errores de sus gobernantes?


A continuación dos informaciones relacionadas con las nuevas medidas y sus consecuencias en la población:



Cuba rectifica en privado


Mauricio Vicent, El País. Enero 17 de 2011

Sí, hay motivos para el optimismo: esta vez parece que no hay marcha atrás», dice con cierta seguridad Enrique Núñez, dueño de La Guarida, uno de los paladares más conocidos de La Habana y de toda Cuba. Por este restaurante privado, que sirvió de escenario en 1993 a la famosa película Fresa y chocolate, han pasado personalidades como Jack Nicholson, la reina Sofía de España, Sting, el escritor Arthur Miller y una larga lista de artistas y empresarios, además de decenas de congresistas y políticos norteamericanos en discretas misiones diplomáticas. Fueron catorce años de manjares y éxitos, hasta que hace aproximadamente año y medio su dueño decidió cerrar el negocio por diversas razones, entre ellas «el estrecho marco legal para operar» y, sobre todo, porque no veía «claras las cosas ni el futuro».

Sin embargo, las cosas en Cuba empiezan a moverse. En lo que se refiere a la iniciativa privada y el autoempleo, al menos, el panorama y las circunstancias han variado de forma sensible y ahora, al calor de las últimas medidas del Gobierno de Raúl Castro, Núñez acaba de reabrir su restaurante.

Esta misma semana estuvo cenando en una de sus mesas el influyente senador demócrata Carl Levin, en un viaje para evaluar los recientes acontecimientos y tomar el pulso a los posibles cambios en Cuba. «Sin duda es un momento muy interesante, la gente intuye que en Cuba está todo por hacer», afirma Núñez. Por un lado reconoce que muchas personas siguen siendo «muy escépticas» ante los cambios después de tantas expectativas frustradas. Por otro observa que «cada vez habrá más oportunidades para el que las sepa ver».

Ciertamente, La Guarida siempre fue un adelantado a su tiempo. Cuando a mediados de los años noventa Fidel Castro ensayó el experimento de las reformas obligado por el colapso del campo socialista, este paladar enclavado en el cogollo de Centro Habana no solo fue un negocio pionero, sino que se convirtió en símbolo de la nueva Cuba que pudo ser y no fue. «En aquel tiempo, nadie sabía qué iba a pasar», dice Enrique Núñez, ingeniero de formación, al recordar las duras circunstancias del Periodo Especial, cuando decidió embarcarse en la aventura de montar un negocio privado en la costura de un sistema socialista a la vieja usanza, donde el Estado controlaba el 90% de la economía y despreciaba todo lo que oliera a particular.

«La realidad es que el cuentapropismo siempre fue visto con desconfianza. Se consideraba que era un mal necesario y una fuente de contaminación», recuerda Jesús, otro cubano con negocio particular. En el caso de los restaurantes privados, las restricciones «eran draconianas», afirma: solo podían tener 12 sillas, les estaba prohibido vender carne de res y mariscos, no podían contratar empleados -lo único permitido era la «ayuda familiar»- y además los dueños debían pagar 800 dólares de impuestos mensuales solo por abrir la puerta.

Por supuesto, todo el mundo violaba el sinfín de prohibiciones, pero muchos no supieron ni pudieron sacar a flote sus negocios privados y otros sucumbieron asfixiados por la presión. En el momento de mayor auge llegó a haber unos 600 paladares; de ellos, solo resistieron unas decenas. De igual modo, si a mediados de los noventa 200.000 cubanos tenían licencia legal para ejercer el trabajo por cuenta propia, en octubre de 2010 quedaban apenas 148.000.

Un economista cubano opina que lo que sucede hoy en su país «se parece a la reforma de los años noventa, pero tiene poco que ver con ella». En aquel momento se trataba de una situación de emergencia, la cuestión era tapar huecos para evitar despeñarse tras haber perdido el 35% del PIB en tan solo tres años. Pero «para Cuba no se trata ahora de maniobrar para sobrevivir», advierte Jorge Gómez Barata, ex dirigente del Comité Central del Partido Comunista y colaborador del diario Granma.

Esta vez, el Gobierno de Raúl Castro pretende sentar las bases de un nuevo modelo de economía mixta, en el que el Estado reducirá considerablemente su papel y se transformará en regulador, aunque mantendrá intacto el control político. El presidente cubano lo ha repetido por activa y por pasiva: el paternalismo oficial y las políticas igualitaristas se acabaron, es imposible sostener una plantilla estatal de 4.200.000 funcionarios y empleados, equivalentes al 80% de la población activa.

El plan oficial es eliminar 500.000 empleos estatales en 2011 y un total de 1,3 millones en el plazo de tres años, una cifra tremenda, que afecta a uno de cada cuatro cubanos que trabajan para el Estado.

Pero existe una generación, alerta el novelista Leonardo Padura -que está entre los 45 y los 55 años y que ha sido educada (o maleducada) en el socialismo- a la que «reciclarse» va a resultar tan difícil como salir adelante en una sociedad competitiva.

Para darse cuenta de la Cuba que viene basta darse un paseo por algunas zonas céntricas de La Habana o por pueblos cercanos como San José, capital de la provincia aledaña de Mayabeque -recién creada con el propósito de reducir la burocracia y sacar a miles de funcionarios de las plantillas infladas-. Por todos lados hay tarimas de venta de frutas y viandas, las pequeñas cafeterías florecen en cualquier soportal y también proliferan los vendedores de cazuelas, platos y otros accesorios del hogar. Hay manicuras, tatuadores, nuevas ofertas de taxis y casas de alquiler junto a chamarileo de desodorante, discos piratas o velas de fabricación criolla; en fin, un gigantesco mercadillo precario y bullanguero que apenas está despertando.

Las cifras hablan por sí mismas: entre octubre y diciembre se han concedido 75.000 licencias a cubanos que han pedido trabajar por cuenta propia en alguna de las 178 profesiones autorizadas, y eso que las hay tan increíbles como «forrador de botones», aguador, cartomántico o «desmochador de palmas». Según datos oficiales, la mayor demanda es para la actividad de «elaboración y venta de alimentos», con 22% de las licencias, mientras que la contratación de empleados, antes prohibida, se lleva el 16% de los permisos.

Un dato revelador es que si entre 1994 y 2010 se concedieron como promedio 25 licencias diarias, en los últimos tres meses son más de mil cada día. El propósito es incorporar al sector privado, de ahora al 2015, a 1,8 millones de personas. Si se tiene en cuenta que hoy, con una población activa de algo más de cinco millones de trabajadores, unas 820.000 personas son cooperativistas o trabajan por su cuenta, se entiende la magnitud del reto, que tiene descolocados a muchos dentro del propio sistema.

No son pocos los cubanos que dudan de la actual apertura a la iniciativa privada. Argumentan que, además de ser insuficiente, puede ser «reversible» y ponen como ejemplo lo que ocurrió a finales de los años noventa, cuando Fidel Castro plegó velas y cercenó la reforma flexibilizadora una vez que pasó el peor momento de la crisis.

Según Gómez Barata, «por razones diversas, las reformas iniciadas en los años noventa se detuvieron e incluso hubo retrocesos». «El nuevo siglo estrenó un clima de indiferencia e incluso de resistencia a la rectificación y las reformas, que hizo a algunos pensar en la posibilidad de que la revolución cubana fuera afectada por el inmovilismo característico de la Unión Soviética», pero «aquel momento está superado».

Raúl Castro lo dijo con todas las letras en su último discurso ante el Parlamento, el pasado mes de diciembre: «O rectificamos o nos hundimos y hundimos el esfuerzo de generaciones enteras». No hay marcha atrás esta vez.

Las nuevas normativas hoy permiten a Enrique Núñez tener contratadas legalmente a 10 personas -por supuesto, pagando impuestos y su seguridad social- y no tener que andar por el filo de la navaja. «Eso es una buena noticia», dice. No es tan buena noticia el límite de capacidad impuesto, que antes era de 12 sillas y ahora se amplía a 20. Quizá se trate de un símbolo de otros temores y lentitudes que son también el hueso de la reforma.

En un momento de su intervención ante el Parlamento, Castro contó una anécdota nada gratuita para poner de manifiesto la ineficiencia del modelo cubano, en contraposición con la efectividad del socialismo vietnamita. «Después de la guerra de agresión norteamericana contra Vietnam, el heroico e invicto pueblo vietnamita nos solicitó que le enseñáramos a sembrar café, y allá fuimos; se le enseñó, se le trasladó nuestra experiencia», relató. Su coletilla fue: «Hoy Vietnam es el segundo exportador de café del mundo. Y un funcionario vietnamita le dijo a su colega cubano: ‘¿Cómo es posible que ustedes, que nos enseñaron a sembrar café, ahora nos estén comprando café?’. No sé qué le contestó el cubano. Seguro que le dijo: ‘El bloqueo».


Inconformidades y críticas al proceso económico iniciado recientemente en Cuba

Por: Rolando Castañeda


Recientemente varios artículos han aparecido en la Internet, que desde una perspectiva marxista democrática y participativa, manifiestan importantes y significativas inconformidades y críticas a la forma y al contenido del proceso de cambios  (“ajustes”) socioeconómicos en Cuba.  Plantean que, a menos que se modifiquen sustantivamente, están condenados a un nuevo e inminente fracaso.

Estas inconformidades coinciden fundamentalmente con aquellas hechas por analistas y disidentes de la isla y en la diáspora.  A continuación hago referencia a cinco de las muchas indicadas recientemente por Pedro Campos (Cuba. Convocatoria y lineamientos del Congreso: insuficientes para el socialismo, presentado en Kaos en la Red) y Guillermo Almeyra (Cuba: un documento peligroso y contradictorio, presentado en la Jornada de México). Dichas críticas son esenciales y se refieren a aspectos que corrompen considerablemente el proceso en curso.

1.   No ha habido un diagnóstico integral ni claro de las causas de los problemas esenciales que afectan al país.  Por ello, hay muchas aprensiones sobre si se han ignorado aspectos importantes de los problemas existentes y sobre si las drásticas medidas de la prescripción seleccionada son necesarias y suficientes para superarlos. Generalmente el gobierno ha flagelado el carácter indolente del trabajador cubano, pero no ha condenado la ineficiencia, abusos, ni corrupción de la burocracia rentista. Obviamente el Estado cubano responde a los intereses de la burocracia nacional tan deficiente y de espaldas a la realidad ciudadana.

2.   Se ha llamando a un debate nacional sobre los lineamientos presentados cuando ya fueron aprobados por el Consejo de Ministros con lo cual la ciudadanía y los sindicatos enfrentan un “fait accompli”.  Tienen un triste papel de meros súbditos, y están envueltos en un ejercicio que constituye una pérdida de tiempo y es insustancial.  También ocasionalmente se hace referencia a un plan quinquenal que la ciudadanía desconoce.

3.   El gobierno ha hecho cambios fundamentales al sistema socialista vigente en la isla; ha eliminado amparos y seguridades, subsidios y gratuidades.  Sin embargo, aun no  ha definido en qué consiste el sistema socialista que va impulsar.

4.   Los funcionarios y burócratas encargados de impulsar el nuevo proceso de cambios  (“ajustes”), particularmente los dirigentes, son los mismos responsables de los fracasos y los problemas existentes, lo cual le resta total credibilidad al proceso.

5.   Las medidas macroeconómicas adoptadas son de carácter predominantemente fiscal, o sea, reducir los gastos y aumentar las recaudaciones, pero ignoran otros problemas y distorsiones trascendentales, tales como: la dualidad monetaria y la falta de competitividad de la producción nacional.

Lo anterior no significa que no existan aspectos positivos en los cambios (“ajustes”) propuestos que corrigen graves errores históricos como la reautorización de la pequeña empresa y la contratación de empleados privados, así como la expansión del cuentapropismo a mas actividades no profesionales.  No obstante, esas correcciones son limitadas en su alcance y, por lo tanto, son insuficientes.

Campos considera que los cambios (“ajustes”) en proceso determinarán una restauración capitalista.  ¿Será así que el socialismo cubano es la pesadilla entre el capitalismo y el capitalismo? tal como señala humorísticamente Carlos Alberto Montaner al recordar una expresión muy popular de los países bálticos.

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Acerca de este Blog

Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".

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