Habla un hombre de pueblo

Lucas Garve. Febrero 12 de 2011

Fundación por la Libertad de Expresión

(www.miscelaneasdecuba.net).- La Habana, 2011-02-12.

El encuentro con Jorge Castorberi Díaz-Díaz fue obra del azar. Oyó hablar de mí a un amigo común entrañable para ambos y quiso conocerme. Pero en realidad, no me atribuyo relevancia al hecho de conocerlo personalmente, sino al de sostener un amplia conversación con él y escuchar sus argumentos.

Ideas, conceptos, principios que resultan muy propios, sin sacarlos de discursos repetidos POR otras voces, asimismo atrae porque maneja sus definiciones de principios con claridad y ya por eso puedo garantizar que son de su cosecha. Así que charlar con un alguien con ideas frescas que nos hacen mucha falta siempre agrada a quien esté atento al surgimiento de nuevos rostros que renueven el panorama opositor cubano.

Jorge Castorberi Díaz-Díaz es de esos hombres jóvenes aún que hablan un lenguaje llano pero respetuoso y con una mirada firme, así como directas y firmes son las ideas que ofrece como respuesta a cada una de mis preguntas.

Interrogantes impuestas por la curiosidad al descubrir a una persona con tal cantidad de fórmulas nuevas y además muy en consonancia con el momento en que estamos viviendo. Un aspecto nada desdeñable, cuando se repiten las mismas fórmulas que tanto se han desgastado con los años.

Pero uno de los conceptos que me transmitió fue el de pueblo, él me dijo así: “-¿Mi concepto de pueblo?, bueno, mi concepto de pueblo es TODO, mi concepto de pueblo es yo, usted, todo los que vivimos dentro de Cuba, todos los que sintamos amor a la Patria y que la defendamos por encima de todo, nuestros propios beneficios, nuestros propios criterios, nuestras propias formas que tengamos de pensar y de actuar, dentro y fuera de Cuba”.

No por gusto en el documento en donde establecen los objetivos y vías de acción del Movimiento Democrático Voz del Pueblo, creado junto con otros compañeros, dan un lugar primordial a la relación con los ciudadanos, la comunidad, los intereses comunes y el beneficio de quienes la integran.

Le pregunté entonces cómo piensa que se logre esto y me respondió de esa manera: “-Eso sólo va a ser logrado a través del pueblo, solo el pueblo logrará esos cambios sustanciales dentro de Cuba”.

Es sin duda atrayente que en medio de tantas fórmulas excluyentes y al cabo de medio siglo de exclusiones sociales, por discriminaciones raciales, por orientación sexual, por creencias religiosas, por cualquier otro motivo que no sea el alineamiento ideológico con el régimen, haya todavía quien encuentre en el intercambio civilizado y gracias al desarrollo de la conciencia ciudadana las bases fundamentales del diálogo cívico.