En: Derechos Humanos
20 Sep 2010Nuestros ancianos son fruto y víctima de una generación fallida. No dejan ningún patrimonio como herencia a sus descendientes. La pensión producto de la política salarial y laboral del gobierno es inferior a los ochos CUC, alrededor de 10 dólares mensuales, que no cubren lo más indispensable de su canasta básica.
Fruto y víctimas de la “revolución”
Santiago de Cuba, 19 de septiembre –(www.aplopress.com) Las calles, los muros, aceras y balcones de nuestra ciudad, muestran como trofeos, los esqueletos vivientes de una generación que se nos va. Muchos que dieron su juventud por la revolución y ahora al final de sus vidas, se dan cuenta que todo fue un engaño, pero ya no hay marcha atrás. Ni siquiera las llamadas “conquistas alcanzadas por la revolución” van quedando. Todo ha sido como una larga pesadilla, para al final despertar en el mismo punto de partida.
Muchas de estas personas con más de 70 años de edad, cansadas por el sacrificio inútil han perdido toda esperanza, pero no han perdido la memoría. Ellos saben que con su esfuerzo y riesgos llevaron a Castro a la victoria de la revolución, cumplieron misiones internacionalistas en diferentes países donde Cuba llevó su guerra de conquista ideológica y participaron en caprichosas movilizaciones militares y a la agricultura. Todo para satisfacer el ego personal de un caudillo ambicioso y prepotente.
Nuestros ancianos son fruto y víctima de una generación fallida. No dejan ningún patrimonio como herencia a sus descendientes. La pensión producto de la política salarial y laboral del gobierno es inferior a los ochos CUC, alrededor de 10 dólares mensuales, que no cubren lo más indispensable de su canasta básica.
Los cigarros vendidos por una cuota de la tarjeta de racionamiento siempre fueron su tabla de salvación. Los cigarros vendidos al menudeo, le aportaban una ganancia de 9.50 pesos MN por cajetilla, o sea, 36.00 pesos MN al mes por persona, con derecho a la cuota dentro del núcleo familiar.
Esta comercialización informal le permitía a muchas familias sufragar diferentes gastos como la electricidad, medicinas (En Cuba todos los medicamentos indicados fuera de hospitalización hay que pagarlos) agua, etc. Por tanto se percibía como una compensación económica.
La medida de eliminar la cuota de cigarros a precios diferenciados por la libreta de abastecimiento, más el anuncio de despidos masivos, que afectará sin duda a un sinnúmero de hogares cubanos, tiene a nuestros ancianos en un total desespero y la ansiedad está quebrantando su deteriorada salud y su credibilidad en la llamada revolución socialista.
José y Catalina, dicen que no va a hacer más la guardia del CDR, a sus 82 y 76 años respectivamente, solamente estarán vigilantes de lo que llega a la placita y del atol que le dan a los ancianos, para que no se lo extravíe la bodeguera. “Esto de los cigarros me ha hecho un tremendo hueco en el bolsillo” dice José.
José y Catalina ven como hasta ellos mismos van desapareciendo con el tiempo, ya no se escuchan las eufóricas conversaciones en la cola de las bodegas y sus diplomas y condecoraciones, junto al uniforme de miliciano, se encuentran en el baúl de los recuerdos.
Periodista Independiente
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".