En: Derechos Humanos
23 Jul 2010Mientras redacto esta entrevista, pienso cuánto me habría gustado hacerla en persona. Tener la satisfacción de reencontrarme con mi gran amigo Darsi, con su familia y entre sorbo y sorbo de un delicioso café cubano, charlar por horas interminables como solíamos hacerlo hace dos años. Sin embargo, el sólo escucharlo y saber que nuevamente está cerca de quienes ama, me llena de satisfacción y de esperanzas, porque él y muchos cubanos y cubanas valientes seguirán trabajando y forjando la tan ansiada libertad de Cuba.
* Bertha María Carrillo es licenciada en Ciencias de la Comunicación con Master en Gerencia Social. Es además Presidente del Centro para la Libertad y el Desarrollo (CLD) en el Perú.
El pasado 29 de junio fue otro día inolvidable para la familia Ferrer Jorge. Ese día Darsi, médico de profesión y gran luchador por la libertad en Cuba por vocación y convicción, era liberado tras 11 meses de arresto. Su excarcelación fue motivada, según él mismo nos comenta, gracias a la presión internacional que se formó en torno a su caso.
Desde su casa y en compañía de su familia, agradece todas las muestras de solidaridad y amistad que recibió durante su estadía en la cárcel. A Darsi lo emociona saber que cuenta con amigos que aún sin conocer en persona, lo estiman y están pendientes de él y de lo que sucede en la isla.
Es un hombre que tiene mucho que decir, las ideas fluyen en su cabeza como relámpagos en plena tormenta. Tiene una envidiable agilidad para hablar. Me pregunto si el motivo de su elocuencia es su propio carácter o si el factor detonante de su entusiasmo por comunicar es la gran necesidad de expresar sus ideas desde un país sin libertades. Darsi siempre tiene mucho por contar. Aunque en Cuba, tiene prohibido expresar pensamientos y sentimientos opuestos a los del régimen.
Realizar esta entrevista en parte por la vía telefónica y en parte por correo electrónico, no fue nada fácil. Mucho menos teniendo en contra al régimen: celulares intervenidos, conexión a internet restringida y llamadas desde Perú hacia Cuba con tarifa como si llamara a Marte.
Aquí algunas de las impresiones de quien merecidamente recibiera el premio “Luchadores por la Libertad 2009″, otorgado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América y me concediera esta entrevista en exclusiva:
Bertha María Carrillo – Darsi, cuéntanos un poco ¿Cómo fue que terminaste siendo confinado?
Darsi Ferrer – Pasé 11 meses confinado en la cárcel de mayor rigor conocida como Valle Grande. Esto ocurrió porque las autoridades del gobierno decidieron castigarme por mi labor opositora y, de modo ilegal e inmoral, inventaron una acusación por delitos comunes y me encerraron.
La Fiscalía me aplicó desde el principio la medida más severa contemplada en la Ley de Procedimiento Penal, que es la prisión preventiva, a pesar de que se me acusó de dos supuestos delitos menores. También se violaron las normas jurídicas porque la prisión provisional se aplica sólo en caso que el delito referido a la acusación cause alarma, sea de los de mayor incidencia en el territorio del municipio o la provincia donde se cometió o haya sospecha fundada de que el acusado va a evadir la justicia; en mi caso no cumplía con ninguno de las tres condiciones y, no obstante, estuve en prisión provisional desde el primer día que me acusaron.
Otras violaciones demuestran el trato discriminatorio que sufrí durante todo ese proceso, y es que el expediente de fase preparatoria de mi caso estuvo congelado durante 7 u 8 meses en la gaveta del buró del Sr. Pino Beckel, quien es vice-fiscal primero de la Fiscalía General de la República.
El propio juicio oral celebrado 11 meses después de mi arresto demuestra la ilegalidad en cuanto a los términos jurídicos, ya que viola el principio de la pronta resolución de los casos en prisión provisional, además del principio de la legalidad, al haberse violado intencionalmente el plazo establecido para presentarme ante un juez, que no debió exceder de los 3 meses después del arresto, según lo dispuesto en las leyes vigentes en el país.
Por último mi abogado demostró técnicamente mi inocencia durante el juicio con argumentos concretos. Esto hace que no acepte bajo ningún concepto la sanción que adoptó el tribunal que me condenó arbitrariamente a 1 año y 3 meses de trabajo correccional sin internamiento, y estoy dispuesto a asumir las consecuencias que deriven de esta decisión. Simplemente se trató de un juicio que fue una obra de teatro montada por las autoridades del gobierno, donde pretendieron justificar el castigo que ya había sufrido de 11 meses de confinamiento en prisión.
BMC – Es decir que el motivo real de tu encarcelamiento fue tu abierta oposición al régimen. Con lo cual pero intentaron distraer a la opinión pública acusándote de transgresiones inexistentes. ¿Cuáles fueron los cargos imputados por la dictadura cubana en relación a tu arresto?
DF – Los cargos imputados contra mí fueron específicamente los delitos de receptación y atentado. La receptación porque me ocuparon dos bolsas de cemento, unas tiras de hierro y hasta dos ventanas que desmontaron de la pared. El atentado lo justificaron alegando que el día que me hicieron el registro en la casa supuestamente tomé represalias con un vecino, miembro del partido comunista, que sirvió de testigo a la policía.
Las dos bolsas de cemento, las tiras de hierro y las dos ventanas, junto con unos sillones, las otras cuatro ventanas y la puerta que no me quitaron, me las regaló mi amigo Agustín Lara un año antes del registro. Este es un amigo que estaba reparando su casa y le llegó la salida del país para EEUU, por lo que paró los arreglos y decidió ayudarme dándome esos pocos recursos para aliviar mis necesidades.
Las leyes cubanas especifican que en el delito de receptación ni el acusado ni el abogado de la defensa tienen que demostrar que los bienes son de procedencia lícita, sino que es la Fiscalía quien está obligada a demostrar que existe el delito porque la procedencia de los bienes es ilícita, o sea, que los bienes proceden de un delito anterior. Todos esos bienes los venden en las tiendas del Estado y fue allí donde las compró mi amigo legalmente.
En el caso del atentado, el vecino antes del registro de la casa tomó una cabilla y se puso a romperme la puerta para que los policías entraran, lo que constituye una violación de la legalidad por atribuirse funciones que no le corresponden, además de constituir una afrenta a mí persona. Simplemente eso fue lo que le reclamé cuando me soltaron de la unidad de la policía donde me tuvieron arrestado mientras ocurrían esos eventos en mí domicilio, y no su participación como testigo en el registro de la casa.
BMC – Cuéntanos un poco acerca del sistema carcelario cubano y del trato que recibiste mientras permaneciste arrestado.
DF – El sistema carcelario cubano más que limitar el derecho a la libertad, está diseñado para mancillar la dignidad de las personas. Las condiciones de reclusión son deplorables, infrahumanas, el trato de los militares es cruel y degradante y los maltratos a los presos es lo cotidiano.
Todas las prisiones están superpobladas, en todas las compañías hay presos durmiendo en el piso por no alcanzar las camas. El hacinamiento es terrible, se dispone de menos de medio metro cuadrado de espacio vital por recluso. Las galeras tienen aproximadamente 35 metros de largo por 5 de ancho, y ahí hacinan entre 120 y 140 presos junto con sus escasas pertenencias. Son literas de a tres camas, que a veces los que duermen en la de arriba se caen y sufren serios accidentes.
El suministro de agua en esos lugares es por escasos minutos 2 ó 3 veces al día, y sólo hay disponibles dos o tres pilas por compañía. Los sanitarios son 3 ó 4 letrinas tipo turco que no tienen ninguna higiene ni privacidad. El calor es insoportable, por las altas temperaturas de nuestro clima tropical y por el calor que desprende el organismo de tantas personas apiladas en esos espacios reducidos. Los militares prohíben el ingreso de ventiladores u otros equipos de climatización de temperatura, tampoco permiten que los presos tengan acceso a bebederos de agua fría.
La alimentación es pésima, poca en cantidad y muy mal elaborada. No utilizan condimentos ni aceite en su preparación. La proteína sólo consiste en un pedacito pequeño de pollo una vez cada quince días y tres o cuatro veces al mes que ofertan un huevo, casi siempre hervido o en revoltillo. La comida muchas veces la sirven en estado de descomposición.
La asistencia médica es casi nula. Los enfermos que padecen alguna enfermedad contagiosa son encerrados en calabozos de castigo, en vez de aislarlos en las salas de algún hospital. La falta de medicamentos esenciales y la carencia de recursos de todo tipo para atender la salud de los presos es lo cotidiano.
En las compañías conviven las personas normales con los enfermos psiquiátricos y muchos otros enfermos con VIH-SIDA, Tuberculosis y otros que por su estado de salud son incompatibles con el régimen carcelario. Conocí ciegos, inválidos, presos con cáncer terminal, tirados dentro de las compañías sin que les importaran a los militares ni a los tribunales las limitaciones de esas personas.
Las autoagresiones de los reclusos son muy frecuentes, generalmente como un modo de llamar la atención de las autoridades o como método desesperado de buscar soluciones extremas a los problemas inmensos que sufren, que en muchos casos responden a injusticias.
Las golpizas de los militares a los reclusos son constantes y crueles, ellos disfrutan de total impunidad para cometer todo tipo de actos brutales y cuando se les va la mano y matan a algún que otro preso, siempre encuentran el modo de justificar esos crímenes, alegando causas naturales de las muertes.
En estos lugares no permiten que representantes de las distintas denominaciones religiosas del país puedan entrar a brindar asistencia espiritual, también prohíben la libertad de cultos a los presos. Ni siquiera tienen habilitados locales que sirvan de templo dentro de la cárcel.
Las prisiones presentan condiciones muy duras y lo peor es la insensibilidad que demuestran las autoridades del gobierno al respecto. Ellos desprecian a quienes están en el extremo de esa realidad, es decir a los presos, que soportan la mayor crueldad por parte de los gobernantes. Por estas razones es que las autoridades del gobierno se niegan reiteradamente a permitir la entrada al país de los inspectores de las Naciones Unidas. Este sería el cuadro dantesco que encontrarían esos señores si lograran un día entrar a las prisiones del país.
BMC – ¿Por qué crees que se te otorgó el “beneficio” de la prisión carcelaria?
DF – La prisión es el destino que las autoridades del régimen nos reservan a todas las personas que, de modo pacífico, levantamos nuestras voces dentro de la Isla para reclamar el reconocimiento y respeto de las libertades y derechos fundamentales de los cubanos. No es más que uno de los métodos de castigo, junto a otros como las amenazas e intimidaciones, los despidos del trabajo, las golpizas, el ostracismo social, las campañas de descrédito e incluso la muerte, que sufren los activistas defensores de los derechos humanos, a manos de un régimen militar y cruel que desprecia a su pueblo y no siente ningún respeto por los ciudadanos. Mi prisión fue un modo deliberado de ajustarme cuentas por mi labor independiente y de pretender obligarme a someterme al estatus quo, para intentar disuadirme y que no siguiera con mi posición contestataria.
BMC – Internacionalmente eres un referente muy importante en el tema de la libertad en Cuba ¿Consideras que tu popularidad en el exterior influyó en tu excarcelación?
DF – Estoy convencido que las autoridades decidieron excarcelarme después del juicio, cuando llevaba 11 meses de confinamiento, porque precisamente el costo político que les trajo mi reclusión fue muy por encima de los que ellos calcularon. Las presiones al gobierno en torno a mi liberación fueron muy grandes, y ellos jamás esperaron una reacción tan fuerte de manos de la oposición y de la comunidad internacional.
Para que tengas una idea, el pronunciamiento de condena al Gobierno hecho por los intelectuales y líderes del Movimiento Negro, acusándolos de practicar de manera oficial una política de racismo y discriminación contra la población y de rechazar mi confinamiento por reconocer que respondía a motivos políticos, es algo inédito y de una significación muy grande. Tengamos en cuenta que muchos de esos intelectuales y líderes negros habían sido simpatizantes de la llamada revolución cubana y admiraban al Sr. Fidel Castro, situación que ahora mismo ya no es así.
Otra cuestión ilustrativa del costo de mi prisión para el gobierno, es que la prestigiosa organización Amnistía Internacional me declaró preso de conciencia sin siquiera esperar a que me realizaran juicio y me condenaran. Esto nunca había ocurrido antes, siempre esa organización otorga el estatus de preso de conciencia después que existe una condena firme. Al dar ese paso simplemente, dejaron claro que no aceptaban los argumentos ni las estrategias que utilizara el gobierno para tratar de manipular las motivaciones de mi reclusión, pretendiendo que respondieran a delitos comunes y no políticos, lo que erosionó más aún la credibilidad de las autoridades.
También en la prisión recibí la noticia de que el Departamento de Estado de los Estados Unidos me concedió la mención honorífica del premio Luchadores por la Libertad 2009, y que fui el único que logró ese reconocimiento en todo el hemisferio occidental, lo que indudablemente influyó a la hora de comprender a qué se debía la acción del gobierno de encarcelarme.
Además, vi fotos que me llevó mi esposa Yusnaimy a la prisión, donde aparecían muchos jóvenes peruanos manifestando delante de la embajada cubana, con carteles pidiendo mi liberación y el respeto a la libertad y los derechos de los cubanos. Esa solidaridad en momentos tan difíciles como es el encierro, resulta muy emocionante y aporta unas fuerzas inmensas para soportar la carga y seguir adelante. Es parte de nuestras esperanzas y de las razones que nos hacen sobreponernos y no claudicar. Es la ratificación de que no estamos solos y que vale la pena nuestro sacrificio. Y con esas acciones también el gobierno pierde credibilidad y su imagen se deteriora, incluso le va siendo cada vez más difícil engañar a personas que desconocían la verdadera esencia represiva y cruel del régimen castrista, que durante muchos años se encantaron con el mito fabricado alrededor del sistema socialista de Cuba.
Y estas no fueron las únicas reacciones que tuvieron lugar en relación a mi encarcelamiento, hubo muchas otras y estoy muy agradecido por toda la solidaridad, el cariño y las simpatías demostradas durante ese tiempo. A todos les doy mi más sentidas gracias.
BMC – ¿Cómo ves la situación de los demás presos de conciencia?
DF – Los demás presos de conciencia llevan la mayoría más de siete años de encierro en condiciones muy traumáticas y padeciendo el ensañamiento feroz de las autoridades del gobierno. Hay muchos que están con un deterioro considerable de la salud. Desde sus arrestos tomaron como represalia el enviarlos a las prisiones más distantes de sus lugares de residencia, para incrementar aún más sus sufrimientos y el de sus familias. El único “delito” que cometieron fue el de intentar ejercer derechos fundamentales como la libertad de expresión, de opinión y de asociación.
Con el encarcelamiento de todos ellos el régimen ha cometido otra de sus grandes injusticias, y un día el pueblo cubano y la humanidad en general congratularan y estarán agradecidos del sacrificio de esas valientes y dignas personas, que luchan incansablemente de manera pacífica por el bien común, a costa de su libertad, de su salud y de la felicidad de sus familiares.
BMC – ¿Cuál es el sentir de los cubanos en general ante la solidaridad demostrada por la comunidad internacional?
Soy del criterio que a raíz de la lamentable muerte en prisión del mártir Orlando Zapata Tamayo, en febrero pasado, luego de una prolongada huelga de hambre, la comunidad internacional centró su atención en la crueldad injustificable del régimen y su imagen ha venido empañándose paulatinamente por la consecución de otros acontecimientos relacionados, como la inmoral e inconcebible agresión a las Damas de Blanco mientras se manifiestan pacíficamente en las calles, armadas sólo de gladiolos en símbolo de paz, amor y esperanza.
También incide la heroica acción de Guillermo Fariñas quien se debate con la muerte porque de manera voluntaria decidió rechazar los alimentos y los líquidos, exigiendo la liberación de un grupo de presos de conciencia que están muy enfermos. Ahora mismo Fariñas, a consecuencia de esa huelga, se encuentra en estado crítico y con peligro de muerte en la sala de terapia del hospital de las Villas donde reside.
Si Fariñas muere finalmente, representaría otra contundente acusación ante los ojos de la comunidad internacional, que señala el carácter criminal, cruel e insensible del régimen. Porque no hay ninguna justificación para mantener en la cárcel a personas muy enfermas con un estado de salud incompatible con el sistema penitenciario. Por tanto, implica que la situación nacional debe estar muy mal, cuando es necesario que alguien entregue su propia vida como último esfuerzo por hacer cumplir leyes que están vigentes, y que constituyen una garantía de preservar la esencia humanitaria que debe conducir toda obra o sistema político y social.
BMC – El mundo parece tener sus ojos puestos en Cuba. ¿Consideras que nuestro continente está despertando? ¿Crees que la concepción “romántica” de la isla es un asunto del pasado y que ahora se tiene conciencia de la real dimensión de la dictadura totalitaria cubana?
DF – El apoyo y la solidaridad recibida refuerzan mi compromiso en la lucha pacífica que sostenemos en bien de nuestros compatriotas, que hoy padecen el creciente sufrimiento del fracaso de un sistema totalitario, que sólo genera miseria para todos y destrucción en todas las esferas de la vida nacional. Siento que es mi responsabilidad corresponder a las acciones de apoyo devenidas de personas de nuestro pueblo y de muchos otros países, que constituyen una inspiración y la esperanza de que pronto se abrirá un nuevo acontecer en la realidad de la nación cubana, donde la libertad, el respeto a los derechos, la justicia y la igualdad de oportunidades no serán más una aspiración, sino las circunstancias que posibiliten una vida digna para todos.
Una de mis mayores satisfacciones es precisamente encontrar la mano extendida y los nobles sentimientos de muchos hermanos latinoamericanos, sensibles ante la dramática situación que atraviesa el pueblo cubano. Puedo asegurarte que también nosotros estamos comprometidos con la suerte de las sociedades de nuestro continente, y nos emocionan los avances experimentados en los últimos tiempos por países como Perú, Colombia, Brasil, etc. y lamentamos los retrocesos que experimentan otros pueblos hermanos, como es el caso de Venezuela y las desgracias naturales padecidas en Haití y Chile. Estamos entrelazados en la misma comunidad geográfica, con una cultura común que nos identifica y por ello resulta tan especial y emocionante recibir la solidaridad de Latinoamérica.
Desde la caída del muro de Berlín y el final de la guerra fría, hay más conciencia de lo que representan los sistemas totalitarios, y todo el retroceso que padecen las naciones que son víctimas de esas formas de dictaduras, que tratan de justificarse bajo el manto de una supuesta ideología marxista-leninista, pero que en realidad responden a las ansias de poder de una élite que usurpa la soberanía y restringe las libertades y derechos de las personas.
En Cuba no hay elecciones libres ni pluripartidismo. Tampoco a los cubanos se les respeta el derecho de expresión, reunión o asociación, de acuerdo a sus intereses. En plena era de la informática no se garantiza el acceso a la Internet o a la televisión por cable. No se reconoce el derecho de propiedad de las personas, ni el de viajar libremente. A pesar de la miseria que sufre la sociedad, a los cubanos no se les permite tener negocios particulares que les brinden la posibilidad de llevar una vida decorosa. Todas esas violaciones y restricciones cada vez son más difíciles de justificar en la arena internacional y, por supuesto, somos el único país de Latinoamérica con una situación tan vergonzosa e insostenible.
Mientras redacto esta entrevista, pienso cuánto me habría gustado hacerla en persona. Tener la satisfacción de reencontrarme con mi gran amigo Darsi, con su familia y entre sorbo y sorbo de un delicioso café cubano, charlar por horas interminables como solíamos hacerlo hace dos años. Sin embargo, el sólo escucharlo y saber que nuevamente está cerca de quienes ama, me llena de satisfacción y de esperanzas, porque él y muchos cubanos y cubanas valientes seguirán trabajando y forjando la tan ansiada libertad de Cuba.
* Bertha María Carrillo es licenciada en Ciencias de la Comunicación con Master en Gerencia Social. Es además Presidente del Centro para la Libertad y el Desarrollo (CLD) en el Perú.
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".