Entre el inmovilismo y la audacia

En: Opinión

26 Jun 2010

Nuestro desafío no es invocar esa unidad que termina por paralizarnos; sino encontrar aspectos en común y trabajar en común por ellos, venciendo la desconfianza enfermiza y los protagonismos desmesurados. Podemos continuar el camino del debate respetuoso, como el que se verifica en el texto de ambas cartas, y comprometernos en la búsqueda de aspectos que conduzcan a la aceptación mayoritaria de uno o varios temas.



Entre el inmovilismo y la audacia

Eduardo Mesa

Foto: Eduardo Mesa

Foto: Eduardo Mesa

25 de junio de 2010

www.lacasacuba.com

Alguien dijo una vez que “en ocasiones lo prudente es actuar con audacia”, hay gente que señala los peligros pero no el camino y no hay camino sin peligros. Hay quien señala los peligros porque es honesto y hay quien señala los peligros porque no quiere asumir un camino, o espera en la dilación alguna opción triunfante donde adherirse.

Yo respeto a los que tienen un camino diferente al mío y a los que no han decidido un camino, también a aquellos que esperan entre bambalinas por los triunfadores, aunque a estos últimos sólo los respeto como personas porque ahí la opción es oportunismo y miseria.

Es verdad que en la política hay quienes tienen vocación de “ministro” y  hay quienes tienen vocación  de servicio, está de más decir que prefiero a los segundos, esos que no vacilan ante la incorrección política en aras del bien común.

La Carta de los 74 y la Carta de los 494 están firmadas por expresos políticos y activistas por la democracia, en ellas se proponen y rebaten ideas de una manera enérgica pero respetuosa. A pesar de que estas cartas señalan estrategias diferentes, coinciden en algo esencial: el respeto a la diversidad. En ambos textos se reitera el respeto por los que opinan de un modo diferente y no se acude a ningún adjetivo descalificador y excluyente, lo que me invita a pensar que la polarización provocada por la publicación de estas cartas se debe más a los cobertura de ciertos medios de comunicación  que a las actitudes y expresiones de los propios firmantes.

En el respeto a la opinión ajena y en la capacidad de escuchar al otro nacen los consensos, esa posición en la cual no estás totalmente a favor, ni totalmente en contra, y suscribes el todo por el bien común. Es un ejercicio extenuante pero necesario, un ejercicio que precisa de generosidad y transparencia, de propuestas claras y declaraciones de principio precisas;  preludio del lugar democrático que necesitamos para refundar nuestras instituciones y restaurar un país en ruinas.

El desafío de los opositores cubanos, tanto en la Isla como en  el exilio, no es conseguir  esa unidad entendida como uniformidad , ni la unidad en torno a “alguien” como bien señalaba el periodista Reinaldo Escobar en un artículo reciente. Pretender la uniformidad es un absurdo o una ingenuidad, en el peor de los casos es un pretexto para no hacer nada. Por otra parte, la unidad en torno a alguien es insistir en la perpetuación de nuestra adolescencia política, que privilegia la necesidad del “gran líder” y desdeña las  instituciones en detrimento  de los mejores liderazgos.  Estas formas de entender la unidad la convierten en un objetivo ilusorio y por tanto frustrante.

Nuestro desafío no es invocar esa unidad  que termina por  paralizarnos; sino encontrar aspectos en común y trabajar en común por ellos, venciendo la desconfianza enfermiza y los protagonismos desmesurados. Podemos continuar el camino del debate respetuoso, como el que se verifica en el texto de ambas  cartas, y comprometernos en la búsqueda de aspectos  que conduzcan a la aceptación mayoritaria de uno o varios temas.

Creo en la audacia de proponer cosas concretas a riesgo de equivocarse. Si  vivimos a la luz del día y es nuestro credo la medida de nuestros afanes poca importancia tendrán  las manipulaciones,  las conspiraciones y las infiltraciones, “Cuidad los medios y el fin se cuidara por sí solo” decía el Mahatma.

Abundan las alertas sobre peligros que ya conocemos, pero se echa de menos un mayor número de iniciativas y propuestas. Ya sabemos lo que puede venir de los que gobiernan en la Habana, pero aún no sabemos a ciencia cierta todo lo que podemos lograr con nuestros esfuerzos.  Podemos escoger entre el inmovilismo y la audacia.

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Acerca de este Blog

Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".

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