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9 Nov 2010Joel Brito, director ejecutivo del Grupo Internacional por la Responsabilidad Social Corporativa en Cuba (GIRSCC), ha denunciado reiteradamente, en las Sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), así como en otros foros, las violaciones a las normas fundamentales del trabajo y la represión a los trabajadores y sindicalistas independientes en Cuba. Hoy conversa con DDC acerca de las medidas económicas anunciadas por el gobierno y sus consecuencias para los trabajadores cubanos.
«El régimen quiere ser la solución, pero es el problema»
Michel Suárez
Madrid
Noviembre 9 de 2010
Joel Brito, director del Grupo Internacional por la Responsabilidad Social Corporativa en Cuba, habla con DDC sobre los despidos masivos, las ‘reformas’ castristas y sus posibles consecuencias.
Joel Brito.
Joel Brito, director ejecutivo del Grupo Internacional por la Responsabilidad Social Corporativa en Cuba (GIRSCC), ha denunciado reiteradamente, en las Sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), así como en otros foros, las violaciones a las normas fundamentales del trabajo y la represión a los trabajadores y sindicalistas independientes en Cuba. Hoy conversa con DDC acerca de las medidas económicas anunciadas por el gobierno y sus consecuencias para los trabajadores cubanos.
Mientras los sindicatos del mundo se han lanzado a la calle a protestar contra los recortes del déficit del Estado, en Cuba la CTC hace de portavoz oficial del recorte masivo de empleos estatales. ¿Errores de bulto como este ayudan a que los sindicatos internacionales entiendan la naturaleza del totalitarismo cubano?
Hay que decir que la mayoría de los sindicatos a nivel internacional sabe bien que en Cuba se vive un régimen totalitario, que no existe libertad sindical ni de negociación colectiva, que se discrimina en el empleo, que los salarios no cubren las más elementales necesidades básicas y que los trabajadores están en total estado de indefensión. Además, se sabe que la CTC y sus 19 sindicatos oficiales son una sección estructural del departamento de organización del Comité Central del Partido.
El fenómeno es que este entendimiento no produce la debida acción solidaria, y es doloroso que muchas organizaciones se nieguen a aceptar esta realidad, algunas por motivos ideológicos, como pasa con ciertas organizaciones europeas, o de comprometimiento, como es el caso de organizaciones de América Latina, cuyos principales líderes han cursado estudios en Cuba y tienen estrechas relaciones de trabajo con La Habana.
También quiero dejar claro que la AFL-CIO [Federación Estadounidense del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales], que fue tan activa y solidaria con el proceso del sindicato Solidaridad en Polonia y con la causa de la libertad sindical en tantas partes del mundo, no ha tenido un gesto de compromiso solidario ante el sindicalismo independiente cubano, lo cual es altamente reprochable.
Los que aún defienden al régimen de La Habana le permiten cualquier tropelía, basándose en una curiosa lógica de excepcionalidad, según la cual los principios dejan de ser universales al tocar las costas de la Isla por tratarse de una situación política, social y laboral única. No hay explotados porque la clase obrera no puede explotarse a sí misma y cualquier medida en última instancia obedece a las restricciones impuestas por el «bloqueo» imperialista.
El pasado 21 de octubre, junto a los líderes sindicales recién desterrados a España luego de siete años y medio de presidio, fuimos recibidos en Bruselas por la Confederación Sindical Internacional (CSI) que representa a 176 millones de trabajadores en 151 países. Puedo afirmar, luego de la hospitalidad y solidaridad mostrada por los representantes de esa organización hacia el movimiento sindical independiente cubano, que la mayoría de los sindicatos mundiales entienden lo que está pasando en Cuba. Su secretario general adjunto, Jaap Wienen, evidenció su preocupación por las consecuencias críticas que tendrán estos despidos masivos y aseguró la solidaridad de esa central.
Ahora que la ley permite a los cuentapropistas, limitadamente, la contratación de fuerza de trabajo, ¿creará el régimen un sindicato de trabajadores autónomos bajo el paraguas de la CTC?
No me sorprendería en lo absoluto que la CTC intentara crear una organización, algo así como el Sindicato Nacional de Trabajadores por Cuenta Propia o Asociación Nacional de Cuentapropistas, y que para que el gobierno te de una licencia para ejercer una profesión como cuentapropista, tengas que estar afiliado y cotizar.
De lo que sí estamos seguros es de que el movimiento sindical independiente tratará de unir y organizar a estos trabajadores para luchar por sus reivindicaciones y verdaderamente desarrollarse este sector.
La existencia de más de un empleador podría colocarnos ante una CTC con dos discursos: uno de apoyo absoluto al régimen en sus medidas y otro de crítica acérrima hacia los privados con fuerza laboral bajo su mando. ¿Es este un escenario posible?
No creo que en un aparato de control como la CTC se plantee ese dilema. Sus principales dirigentes son, ante todo, funcionarios del Partido. Gracias a eso es que llegan a ser dirigentes sindicales. Y harán lo que el Buró Político del Partido Comunista les ordene con la finalidad de controlar esta mano de obra desplazada y expulsada a la informalidad.
Desde el punto de vista de la responsabilidad social corporativa, ¿cuáles son los principales problemas o limitaciones de la ampliación del trabajo por cuenta propia?
No veo, en las condiciones actuales, la posibilidad real de desarrollar en Cuba la responsabilidad social corporativa. Como responsabilidad individual claro que existen algunas guías sobre actividad económica dentro del concepto de RSC que podrían aplicarse, como el cuidado ambiental y, en la eventualidad de generación de empleo, la calidad del mismo. Pero el concepto de RSC no está ni siquiera planteado por el gobierno en las inversiones extranjeras en la Isla, por razones obvias, así que sería ciencia-ficción en estas nuevas profesiones del trabajo informal en la Isla.
Con todas las limitaciones expuestas acerca del cuentapropismo, ¿cuál es su opinión sobre la nueva ley tributaria, y qué pasaría si en un período de tiempo razonable, digamos un año, el gobierno no logra recolocar a los 500 mil despedidos?
El llamado cuentapropismo es un disfraz de la informalidad, que en América Latina se incrementó a partir de la década del 70, y que no es sino el refugio de la mano de obra desempleada, carente de toda red de contención social, que absorbe entre el 45 y 60% de la fuerza laboral.
Cuba es la única economía del mundo que pretende crear, con carga impositiva y de manera regulada, este sector. Podríamos decir que se quiere institucionalizar el «rebusque». La naturaleza misma de esta actividad por cuenta propia es precisamente su informalidad. El tratar de ir contra la esencia de este fenómeno es un sinsentido que ni un régimen de fuerza como el cubano logrará implementar.
A esto debemos agregar el absurdo nivel impositivo que se le pretende imponer y la obsoleta y hasta risible lista de clasificación de oficios que se pretenden permitir. Si no fuera trágico movería a la hilaridad esta lista de 178 «profesiones», que por demás no podrá dar empleo a medio millón de personas, más otras 800 mil que podrán salir también a las filas del desempleo en cualquier momento. Debemos recordar que el régimen cubano estuvo reportando hasta marzo de 2010 que su tasa de desempleo era de 1,8% (pleno empleo), lo cual era una clara manipulación de las estadísticas laborales.
Otra acotación es que en los sectores en que podrían desarrollarse pequeñas empresas, aquellos que permiten el empleo de mano de obra no-familiar, precisan de una inversión difícil de realizar por el grado de incertidumbre e inestabilidad ya conocido en experiencias anteriores, donde se revirtieron procesos similares y cientos de miles de trabajadores que con su trabajo obtuvieron decorosos ingresos fueron tildados de «vulgares ladrones y de traficar con las necesidades y penurias del pueblo», como si el régimen no tuviera nada que ver con esas penurias.
Mi sugerencia a los estrategas económicos del régimen es que el desarrollo de verdaderas pequeñas y medianas empresas sí sería una opción válida en la generación de empleos útiles y de salarios justos, pero ellos están asesinando a la gallina de los huevos de oro antes que esta nazca, se desarrolle y ponga los huevos. Que no jueguen a la economía de mercado, ni a querer ser la solución del problema, cuando ellos son, en esencia, el problema.
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".
1 Comentario para «El régimen quiere ser la solución, pero es el problema»
Jose Vilasuso Rivero
noviembre 10th, 2010 at 1:20 am
Bien por el señor Brito. Nosotros debemos repetir tan buenas ideas y darlas a conocer por los cuatro costados. Si aun existen vacilaciones y exclusiones de responsabilidad para el gobierno cubano en terminos laborales como en otros tantos, se debe en parte a la carencia de una vanguardia informativa constante y aguda que, con razones e ideas como se hace arriba, se desglosen los partidismos obsoletos que tanto dolor causan al cubano.