El principio del levantamiento del bloqueo a Cuba

Noviembre 18 de 2010

Todo parece indicar que se tendrá que esperar por el descanso eterno de los dos hermanos Castro Ruz para que se levante una voz en un congreso del partido en Cuba –Raúl no creo sea tan explícito y franco– como hizo el sucesor de Stalin en la Unión Soviética, Nikita Kruschov, y admita, reconozca y critique los crímenes, violaciones y abusos políticos, sociales y económicos que se han realizado en Cuba. Ese reconocimiento del amplio inventario de errores, caprichos, torpezas, subjetivismos, proyectos errados y extremo voluntarismo de la más alta dirección de la revolución parece que todavía queda postergado. Ojalá yo esté absolutamente equivocado y el propio Raúl Castro «me rompa la cara» haciéndolo. No me afectaría en nada perder este emplazamiento porque es la nación cubana quien comenzaría a ganar con ello.

Considero es un error político grave de los hermanos Castro no hacer un mea culpa en vida. Lo mismo Fidel que Raúl Castro mostrarían cierta honestidad y pudor si al final de un camino equivocado pidieran disculpas al pueblo cubano por todo lo sucedido, incluyendo a los millones que han sido obligados a salir de Cuba, al presidio político y a los auténticos revolucionarios decentes y democráticos que por señalar sus errores e injusticias fueron castigados, atropellados y sacados de las fotos. Sería menos penoso para ellos proyectar hoy lineamientos e ideas para reconstruir lo que ellos destruyeron ayer. Además posiblemente sirva para sumar en el nuevo proyecto nacional a tantos cubanos completamente desilusionados. Hace mucho tiempo el proyecto de la población cubana es sólo la emigración o una enfermiza resignación.

A diferencia de otros compatriotas nunca puse mis expectativas y esperanzas del inicio de reformas en la celebración de un congreso del partido comunista. La lección histórica de todos los partidos de regímenes comunistas es que es un aparato sólo receptivo de lo que baja del máximo nivel. Las excepciones han sido aplastadas. Si en vez de estas reformas anunciadas lo que se hubiera divulgado por Raúl Castro es que se va a cerrar todavía más la sociedad cubana esa militancia aprobaría en el próximo congreso la continuación del salvajismo de manera unánime. Ha sido la práctica. Igual sucede con los llamados diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Tienen más miedo que el propio pueblo. Evidentemente no son nada útiles para la ciudadanía cubana. Son sólo correas de transmisión de los desaciertos y en este caso aciertos superiores. Se quiera o no admitir, la realidad es que en sistemas de máximo control de la sociedad como el cubano se depende de la buena o mala voluntad de los vitalicios jefes. Pobre Venezuela, Nicaragua y otros países de América Latina que van en cámara lenta a la involución.