Democracias del mundo uníos

En: Derechos Humanos

17 Sep 2010

Lo cierto es que el Pew Research Center informa de una dramática caída en el apoyo público en Estados Unidos a la promoción de la democracia. Al mismo tiempo, el espacio democrático en el mundo se está estrechando en lo que Freedom House llama una “recesión de la libertad”, a medida que el número de países que practican la democracia disminuye por cuarto año consecutivo.



Democracias del mundo uníos

Por Jeremy Kinsman

El espacio democrático en el mundo se está estrechando en una “recesión de la libertad”, a medida que el número de países que la practican disminuye por cuarto año consecutivo.

Pero la Comunidad de Democracias puede convertirse en un efectivo canal para las respuestas democráticas al abuso contra los derechos humanos.



Viernes 17 de septiembre de 2010

En la oscuridad de 1939, H.G. Wells preguntó en una carta a The Times de Londres: “¿Por qué estamos combatiendo?”. Aparte de la supervivencia de Gran Bretaña, Wells propuso que era por los “derechos del hombre”. Un poco después, Franklin D. Roosevelt les dijo a los estadounidenses que la causa aliada era por las “cuatro libertades” (de expresión y de culto, de carencias y miedo) “en todas partes del mundo”. Recientemente, en el aeropuerto internacional de Seattle-Tacoma, esta causa global no parecía ya interesar a un duro funcionario de la seguridad interior estadounidense, que cuestionó mi explicación sobre qué estaba haciendo yo en Estados Unidos. “¿Un proyecto de democracia en el extranjero? ¿No hemos acaso metido nuestras narices lo suficiente en los asuntos de otra gente y hecho suficiente daño?”.

Lo cierto es que el Pew Research Center informa de una dramática caída en el apoyo público en Estados Unidos a la promoción de la democracia. Al mismo tiempo, el espacio democrático en el mundo se está estrechando en lo que Freedom House llama una “recesión de la libertad”, a medida que el número de países que practican la democracia disminuye por cuarto año consecutivo.

Eso no era lo que esperaban los encandilados occidentales a comienzos de los años ‘90 cuando presionamos a los rusos para que imitaran nuestra democracia y se jugaran por los mercados abiertos. La caótica experiencia dejó a los rusos con vidas genuinamente privadas y creciente prosperidad, pero en ese proceso confuso la “democracia” se convirtió en un código para cambios convulsivos, fracasos de mercado, profunda inequidad social y violencia.

Fue un engaño pensar que nuestros sistemas democráticos podían ser exportados, ni mucho menos impuestos por la fuerza. La democracia necesita raíces locales para sustentar una sociedad civil que funcione. Los cambios rápidos necesitan el colchón de un Estado de Derecho que, como señala Thomas Carothers, destacada autoridad en la promoción democrática, reside más en las “cabezas de los ciudadanos” que en estatutos recién forjados. Todo esto toma tiempo.

Mientras tanto, los dictadores se agazapan y golpean. George Kennan llamó al “ascenso al poder de las más decididas, decisivas y a menudo brutales naturalezas humanas… la condición común de la mayor parte de la humanidad durante siglos”. La gente corriente en Myanmar, Irán, Cuba y Zimbabwe han arruinado sus vidas si se salen de la fila. Pero, si no estamos en guerra con sus líderes, ¿deberían importarnos las vidas de otros pueblos?

¿No necesitamos tender a nuestros propios jardines bien cuidados e inclinarnos más a lo que los estados extranjeros puedan hacer para cooperar en la paz y la seguridad globales, que a lo que están haciendo en casa por sus ciudadanos? Creo que las vidas de otras personas importan, porque los pueblos “en todas partes del mundo”, incluyendo Rusia, aspiran a derechos humanos que nosotros damos por sentados y buscan en los demócratas de fuera de sus fronteras solidaridad con sus luchas no violentas para ampliar su espacio democrático.

Como demócratas (siendo humildes respecto de nuestros propios procesos hacia democracias más justas, que todavía son trabajos en curso), debemos apoyar la legitimidad de estos esfuerzos. Un expansivo sector no gubernamental acoge el desafío de ayudar a que la sociedad civil construya las bases para una gobernabilidad local, proceso simbolizado recientemente por la donación de 100 millones de dólares de George Soros a Human Rights Watch. Pero las ONG están siendo cada vez más acosadas por regímenes autoritarios. Los gobiernos democráticos deben venir en apoyo de su derecho a apoyar a la sociedad civil en formas que no constituyan interferencia.

Las democracias han vacilado en organizarse para un propósito tan idealista, aunque algunas, como la Unión Europea, la Commonwealth (Comunidad Británica de Naciones) y ahora la OTAN, hacen de la práctica democrática un requisito fundamental de membresía. Hasta hace poco, la Comunidad de Democracias, una organización intergubernamental inaugurada en 2000, se veía entorpecida por la desconfianza en la inconsistencia de Estados Unidos y la agenda intervencionista de la administración Bush. Pero a medida que amaina la controvertida invasión a Irak, la Comunidad de Democracias puede convertirse en un efectivo canal para las respuestas democráticas al abuso contra los derechos humanos; no como un bloque hostil a los regímenes autoritarios, sino como una asociación internacional libre de ciudadanos y estados democráticos.

En política exterior, los estados democráticos pueden abordar al mismo tiempo intereses y valores interdependientes, siempre y cuando seamos consistentes. Nuestro interés propio nos impone tratos con no-democracias clave. Pero el capital político de esas relaciones puede también desplegarse en apoyo de los derechos legítimos de la sociedad civil y de los acosados defensores de los derechos humanos. Podemos trabajar con hombres fuertes sin cortejar a sus parientes corruptos o a sus torturadores, por falsas consideraciones de seguridad.

Los autoritarios deben saber que apoyamos a los héroes de conciencia como Aung San Suu Kyi, Liu Xiaobo, Oswaldo Paya o Ayman Nour, y que los valores que compartimos con ellos no son negociables. Nuestra verdadera seguridad siempre residirá en la consistencia con los valores que creemos que nos definen, que Wells y Roosevelt consideraron dignos de luchar por ellos, y que los pueblos “en todas partes del mundo” están intentando lograr para ellos mismos mediante medios no violentos.

* Diplomático canadiense.

* HERALD TRIBUNE, DERECHOS EXCLUSIVOS PARA LA NACIÓN

5 Comentarios para Democracias del mundo uníos

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Jose Vilasuso Rivero

septiembre 18th, 2010 at 4:16 pm

Columna fundamental. debe reproducirse y que llegue al mundo entero

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Jose Vilasuso Rivero

septiembre 18th, 2010 at 4:41 pm

Tantas razones explican que en USA haya bajado el apoyo a la democracia. Pero anoto algo. Si hoy revisamos la influencia de un cineasta como Oliver Stone quien en un reciente filme propone al gobierno de Venezuela y sus segudores como verdaderos ejemplos de democracia en latinoamerica, no creo que deba abrigarse duda de que se trata de una fuerte corriente de opiniones populares en UsA efecto de la influencia de medios tan importantes como el cine.
No insisto en la prensa que apoyaba irracionalmente a Castro durante el caso Elian. No vieron que se desprestigiaba a los cubanos democraticos y exaltaba al totalitarismo. No ha sido esa gran prensa norteamericana quien bajo el pretexto de las dictaduras de derecha han apoyado las de Cuba, Venezuela y sus amigos de Argentina, Ecuador, etc. Cuando se deshonra a gobiernos, personalidades y partidos amigos de hecho se le condece la amistad y el apoyo a sus adversarios,

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Jose Vilasuso Rivero

septiembre 18th, 2010 at 4:53 pm

Incontables refugiados llegaron a USA para trabajar por la democracia. No les importaba ganar dinero sino agradecer con su experiencia y valores a la patria que los albergaba luego de la frustracion heredada de la suya. Pero poco importaban a quienes tuvieron la oportunidad de ayudarles y ubicarlos en posiciones ventajosas para tan importantes labores. La historia de estas contradicciones es larga y tendida. Muchos de aquellos patriotas se vieron obligados a olvidar sus ideales e hicieron lo que los diferentes funcionarios deseaban, ganar dinero. De esa manera la democracia aplastaba talento y grandeza humana para verse ahora como disminuye su influencia en su propia tierra. Conozco refugiados cubanos millonarios que siguieron las directrices que se les trazaron y hoy van por las noches a los casinos de juego a entretenerse porque nada les preocupa ni recuerdan de sus antiguos idelaes.

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Jose Vilasuso Rivero

septiembre 18th, 2010 at 5:01 pm

No es posible pensar que durante largo tiempo la democracia haya sido vilipendiada y escarnecida con la insania que hemos visto en Usa durante la guerra de Vietnam, por ejemplo. Luego en apoyo a toda guerrilla comunista o aliada a Cuba, Rusia, Iran etc.. El auge de la porno, el sexismo desenfrenado, la violencia, aborto, desprestigio de la familia, del hogar y los valores patrios. Ahora la alabanza al islam radical como sustituto del cristianismo y en general la superficialidad de vida solo centrada en el lucro, egoismo y placer. La democracia no se sostiene en sociedades donde esos excesos se convierten en regla del juego. La mujer es mujer y el hombre hombre cuando esto se olvida los valores de la democracia flaquean.

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Jose Vilsasuso Rivero

septiembre 21st, 2010 at 5:43 pm

Coincido con Jeremy Kingsman en que democracia no se ciñe a tal modelo de gobierno; sino a las cabezas de sus militantes. Ganar una elección parece la meta final de muchos políticos desconociendo las consecuencias que esa victoria tenga para su ideología. Ser demócrata es un modo de pensar y actuar. Un ser humano maravilloso y diferente. No patente de poder. Por eso nunca he enfatizado tanto el deseo de derrocar dictadores, como combatirlos inteligentemente. La verdadera victoria la sitúo en la acción. Y aun más en objetar demócratas al servicio del totalitarismo que considero la postura mayormente culpable de esa decadencia democrática de que se queja Kingsman. Equiparar regímenes demagógicos que saben hacer propaganda, con otros libres tal vez callados es error de cálculo y de perspectiva que hoy pagamos a alto precio muchos creyentes en la democracia.

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Acerca de este Blog

Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".

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