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24 Jul 2010Con cruciales comicios parlamentarios el 26 de septiembre y el país sumido en una recesión económica, Chávez no parece estar en campaña electoral sino más bien en una cruzada en contra de empresas de alimentos, jerarcas de la Iglesia católica, canales de televisión, casas de bolsas y bancos.
Chávez evade culpas mientras crecen los problemas en Venezuela
24 de Julio de 2010
Reuters
El presidente Hugo Chávez saltó a la fama en 1992 cuando asumió en una transmisión en directo la responsabilidad de liderar un fallido golpe de Estado, pero después de 11 años en el poder es común verlo acusar a sus enemigos por los problemas de Venezuela.
Con cruciales comicios parlamentarios el 26 de septiembre y el país sumido en una recesión económica, Chávez no parece estar en campaña electoral sino más bien en una cruzada en contra de empresas de alimentos, jerarcas de la Iglesia católica, canales de televisión, casas de bolsas y bancos.
Después de un día de violencia el 4 de febrero de 1992, Chávez, entonces un paracaidista del Ejército, aceptó que sus soldados habían fallado en el intento de tomar el poder y pidió que se le dieran unos minutos en directo en televisión.
La transmisión fue un éxito instantáneo. El país, cansado de funcionarios corruptos, se sintió identificado con el joven teniente coronel que usaba una boina roja.
«Lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital», dijo el militar dirigiéndose a sus tropas en el interior del país. «Ante el país y ante ustedes, asumo la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano», agregó.
Tal franqueza contrasta con el Chávez de hoy en día, que se prepara para las elecciones legislativas con un discurso de acusaciones sin precedentes, en un aparente intento por desviar la atención de los problemas económicos y sociales.
Sin embargo, mantiene su popularidad y su partido socialista posiblemente podrá celebrar una victoria al mantener la mayoría parlamentaria, a pesar de que la oposición tiene la esperanza de poder conquistar buena parte de los escaños.
«Hay una radicalización en la campaña que no era típica. (Chávez) está poniendo nombres y apellidos a los culpables, están construyendo historias alrededor de personas concretas», dijo Luis Vicente León, de la encuestadora Datanálisis.
El presidente ha chocado con el empresario Lorenzo Mendoza, el multimillonario dueño de Empresas Polar -la mayor compañía de alimentos y cerveza del país-, además de con el cardenal Jorge Urosa, por oponerse a su proyecto socialista.
¿Y qué dice el presidente sobre la alta inflación? Le achaca la culpa a inescrupulosos empresarios que supuestamente mantienen los alimentos acaparados; ¿Y sobre la debilidad del bolívar? Esto se debe a una «burguesía parasitaria».
¿La profunda recesión? Es la agonía del capitalismo; ¿Y sobre los problemas en las instalaciones petroleras?, el mandatario culpa a las compañías privadas que gestionaron los proyectos antes de haber sido nacionalizados.
EVADIENDO RESPONSABILIDADES
Chávez ha cumplido muchos de sus planes, incluyendo la nacionalización de firmas privatizadas en la década de 1990.
Pero, con excepción del sector telecomunicaciones, los resultados han sido menos que brillantes y este año el Gobierno ha tenido que lidiar con una crisis energética y la caída de la producción industrial.
En los primeros años después de 1999, cuando Chávez asumió el poder tras unas elecciones, podía haber culpado a otros por algunos problemas de Venezuela, con cierta credibilidad.
Había heredado un país casi en bancarrota y se enfrentó a la presión constante de la oposición: protestas, un breve golpe de Estado y la paralización de la industria petrolera.
Pero para el tiempo en que fue reelegido en el 2006, con el 63 por ciento de los votos, ya había consolidado su poder. Ahora controla un gran número de medios de comunicación y sus aliados dominan el Parlamento y los tribunales de justicia.
Ahora le es más difícil trasladar las culpas.
Un estudio presentado en junio por la encuestadora Hinterlaces -identificada como pro oposición pero que mantiene credibilidad- señaló que un 39 por ciento culpó a Chávez por no resolver los principales problemas del país. Otro 29 por ciento responsabilizó a la gente que lo rodea.
Incluso, funcionarios han tratado de zafarse de uno de los casos que posiblemente ha golpeado con más fuerza la imagen de Chávez. La pérdida en puertos y aduanas de decenas de miles de toneladas de comida importadas por el Gobierno.
Pese a haber aceptado que cometió errores en la importación de los alimentos y ha arrestado a funcionarios, el ministro de Energía, Rafael Ramírez, dijo que los administradores privados de los puertos eran parte del problema.
Ramírez, quien encabezó las compras y está en el meollo del escándalo, lanzó las acusaciones a pesar de que los principales puertos del país fueron nacionalizados hace pocos años.
IGLESIA Y MEDIOS BAJO PRESIÓN
Chávez, cuya popularidad bajó en los últimos dos años pero sigue sobre el 40 por ciento, usualmente cuando se acercaban comicios moderaba su ataque contra el sector privado y aumentaba el gasto, táctica que en general le resultó exitosa.
Pero, esta vez, está atacando a sus enemigos y manteniendo mínimos los desembolsos en medio de la contracción de la economía, tal vez, para ahorrar de cara a la gran batalla que le espera en el 2012: las elecciones presidenciales.
«Ahora el enemigo social y político no es la oposición sino la burguesía, convertida por la propaganda oficial en ‘explotadora, especuladora, acaparadora y anti-popular'», dijo Hinterlaces en su informe de junio.
Chávez lanzó una ofensiva contra líderes de la Iglesia, a los que acusa de malinterpretar su revolución socialista y verla como un proceso comunista con visos de dictadura.
Instituciones financieras se han cerrado, acusadas de fraude; y numerosos ejecutivos están en la cárcel, incluyendo los de la casa de bolsa más grande de Venezuela, Econoinvest, que alguna vez se vio favorecida por colocar bonos del Estado.
Dos de los dueños de la más importante televisora de oposición han visto como sus imperios han sido desmantelados en las recientes semanas por el Gobierno, que ha confiscado casas y yates que dicen serán utilizados para pagar a los clientes del Banco Federal, propiedad de uno de esos empresarios.
Los analistas se preguntan si la ofensiva de Chávez en efecto tendrá éxito.
«En el corto plazo puede funcionar, pero si no resuelves problemas y cada vez te enfrentas más con empresas prestigiosas, como Empresas Polar, la cosa se desinfla y se te puede venir encima», concluyó León.
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".