Burocracia gubernamental frena medidas económicas planteadas por el Gobierno cubano.

En: Laborales

4 Mar 2011

Que los sindicatos oficialistas en Cuba no representan los intereses de los trabajadores, que sólo sirven como correa de transmisión de las órdenes que la cúpula del Partido Comunista desea imponerle a la clase obrera, que son la antítesis de lo que fue el Sindicato Solidaridad para los trabajadores polacos, o que también se dedican a exprimir el bolsillo de sus afiliados mediante el pago de la cuota mensual y el día de haber para las Milicias de Tropas Territoriales (MTT), no constituyen en realidad noticias para nadie, pues son prácticas a las que estamos ya plenamente acostumbrados.



Gracias a la colaboración del Grupo Internacional para la Responsabilidad Corporativa en Cuba(GIRSCC), presentamos el siguiente boletín de noticias que refleja la realidad laboral cubana.


Marzo 3 de 2011


El sindicato siempre contigo

Orlando Freire Santana CubaNet.


LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) – Que los sindicatos oficialistas en Cuba no representan los intereses de los trabajadores, que sólo sirven como correa de transmisión de las órdenes que la cúpula del Partido Comunista desea imponerle a la clase obrera, que son la antítesis de lo que fue el Sindicato Solidaridad para los trabajadores polacos, o que también se dedican a exprimir el bolsillo de sus afiliados mediante el pago de la cuota mensual y el día de haber para las Milicias de Tropas Territoriales (MTT), no constituyen en realidad noticias para nadie, pues son prácticas a las que estamos ya plenamente acostumbrados.

Novedosas fueron las palabras del señor Salvador Valdés Mesa, secretario general de la CTC, en el recién finalizado Consejo Nacional de esa organización. Allí el mandamás del sindicalismo castrista dijo que mientras las administraciones llevaban adelante la misión de despedir a los trabajadores disponibles, los sindicatos no iban a abandonar a ningún trabajador, y que estarían “junto a ellos hasta el final”. Una conmovedora declaración que, a primera vista, despertaría la admiración de todos.

Sin embargo, lo sucedido hace poco a un amigo se encarga de desentrañar el verdadero significado de lo expresado por Valdés Mesa.

El hombre fue declarado disponible en su centro de trabajo, y acto seguido, antes de que se marchara, el dirigente de su sección sindical le cayó atrás; pero no para prometerle que irían a gestionar su reubicación en otro centro laboral, ni aun para consolarlo, ni siquiera para intentar explicarle las supuestas razones que justificaban su despido, sino con el único propósito de que liquidara por adelantado el pago de la cuota sindical hasta diciembre, así como la donación de un día de haber para las MTT (Milicias de Tropas Territoriales) correspondiente al actual año 2011. O sea, mi amigo se iba, casi sin dinero, sin trabajo y con un futuro incierto, pero su sindicato no podía incumplir la meta de recaudación financiera que había declarado a principios de año.

Ese era el auténtico significado de que la CTC iba a estar junto a él “hasta el final”. Tamaña desfachatez se suma a la larguísima antología de las arbitrariedades que los cubanos hemos tenido que soportar durante las últimas cinco décadas.


Producir, ¿para qué?

Víctor Manuel Domínguez, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubasindical.org) – Los supuestos cambios emprendidos por las autoridades cubanas se estrellan contra una maraña burocrática más dañina que el marabú.

Las cosméticas medidas de entregar las tierras en usufructo, racionalizar empleos y corregir las fallas de un insalvable sistema económico y productivo centralizado se van al traste, por muchos lineamientos que se discutan y se aprueben en el país.

El aprovechamiento de la jornada laboral y de los recursos asignados a cada sector productivo de nada sirven cuando no hay voluntad ni recursos de cumplimentar lo acordado.

Cientos de trabajadores se sienten engañados otra vez. Los llamados a la eficiencia se pudren al lado de los surcos, encima de una carreta o en los legajos de papeles que se apolillan encima de un buró.

Son tantos los incumplimientos por parte de las respectivas autoridades que los ilusos sueños de producir se van en fintas como “no podemos pagar” y miles de trabas que por enésima vez le toman el pelo y el esfuerzo a los trabajadores.

Para corroborar lo antes dicho, con dos ejemplos de los cientos de casos que ocurren a todo lo largo y ancho de la isla resulta suficiente:

Los campesinos de la UBPC Carmen Rosa, pertenecientes al Complejo Agroindustrial (CAI) Los Reynaldos, en Songo La Maya, Santiago de Cuba, tienen producciones de yuca de 15 y más meses de sembradas y no las pueden sacar.

Razones como “quién los mandó a sembrar tantas” y otras estupideces burocráticas que contradicen el llamamiento a la producción, violan el derecho del campesinado a ser remunerado por el monto de la cosecha y la calidad de la producción y dejan sin ese renglón a miles de ciudadanos necesitados de diversificar su crítica alimentación.

Otro ejemplo ocurre en un organopónico de Guanabacoa, en La Habana, cuyos trabajadores denuncian que desde hace varios años se cometen irregularidades con el salario.

Según Lázaro Téllez Monzón, el salario se deja de pagar o se hace fuera de fecha, no se paga el estímulo por la cantidad de trabajo realizado, y lo peor es que todos los meses se echan a perder quintales de col, tomate, pimiento y lechuga, entre otros productos.

Esta situación, que se extiende por algunos sectores productivos del país, anula la eficiencia, frena el entusiasmo por laborar y viola los convenios colectivos de trabajo entre la administración y los trabajadores.

Si para que el socialismo cubano no caiga en el abismo es indispensable producir, ¿quién o quienes responden ante la pérdida del cumplimiento o la sobreproducción?

¿Acaso los administrativos comprometidos a exigir y satisfacer lo acordado están ajenos a las necesidades de los trabajadores a ser justamente remunerados y del pueblo a recibir los productos para su alimentación?

El criterio general entre los trabajadores es que la exigencia de producción para sobrevivir no es más que otro engaño. Una muestra de la quiebra total en que se encuentra sumida la economía y los fondos financieros de la revolución.

La falta de transportación, envases para los productos y de liquidez para pagar son algunos elementos que corroboran la inviabilidad de un sistema centralizado que exige producir, pero cuando se hace no cuenta con recursos para que las cosechas lleguen a la población.

Ante una realidad así, decenas de campesinos se preguntan sin encontrar respuestas: Producir, ¿para qué?


Valor agregado

Jorge Olivera Castillo, Sindical Press.

LA HABANA, Cuba – Marzo (www.cubasindical.org) – No es común que alguien renuncie a un cargo público en Cuba, pero tampoco es descartable que estos hechos ocurran a partir de un súbito agotamiento de la paciencia o bien una mezcla de hastío y desesperanza.

La severidad de la crisis, que deja como una mala caricatura al estado populista, explicaría tales actitudes, sin lugar a dudas aisladas y fuera de la perspectiva de constituir un problema, al menos en el corto plazo, para el partido único que monopoliza el poder en la Isla.

El retorno de ciertas prácticas consustanciales al capitalismo salvaje como paliativos para detener, aunque resulte paradójico, la debacle del socialismo local podría ser uno de los motivos para sacar de sus casillas a personas que confiaron ciegamente en los discursos triunfalistas del régimen.

Una reciente noticia de la prensa independiente da cuenta de la dimisión de la Secretaria de Cultura, a nivel provincial, de la oficialista Central de Trabajadores de Cuba (CTC), durante una reunión en la sede del Poder Popular de la provincia de Sancti Spíritu, a 300 km al este de La Habana.

De acuerdo al reporte, firmado por Ana Margarita Perdigón,  la renuncia ocurrió en medio de los asistentes, entre los que se encontraban destacados líderes gubernamentales y dirigentes de organizaciones de masas.

Sobre la protagonista del hecho en cuestión, sólo se subraya que laboraba en la Biblioteca Provincial.

Entre los motivos vertidos públicamente para justificar su rechazo a continuar en el cargo como funcionaria sindical está el hecho de no tener ningún estímulo para darles a los trabajadores destacados, mientras los dirigentes del Partido y el gobierno disfrutan de todo, según la periodista.

Con escasos medios para corroborar la veracidad del incidente, sólo me limitaré a valorar de manera breve la situación dentro de un escenario socio-económico con sobradas razones para que se articulen este tipo de posturas.

La presunta decisión tomada por la fémina se revela como un acto de coraje el cual no es muy dado a observarse, fundamentalmente cuando se trata de personas con responsabilidades en los organismos del estado, el partido o el sindicato, no importa si a nivel nacional, provincial o municipal.

Los costos a enfrentar suelen ser tan altos que casi nadie asume tal responsabilidad. No obstante, es arriesgado afirmar categóricamente que no puedan suceder, al margen de los negativos efectos.

Si a posteriori no rectificó los argumentos que expuso ante el auditorio para justificar su renuncia, la señora debe estar a expensas o ya recibiendo los correspondientes escarmientos.

Son innumerables los métodos para aplastar a quienes optan por manifestar en público sus discrepancias con las políticas oficiales. Si a esto se le añade la dimisión la respuesta podría llegar a ser desproporcionada.

De corroborarse la autenticidad de los hechos habría que aplaudir y desear que otros dirigentes dejen a un lado la doble moral. El país necesita de la multiplicación de esas posiciones éticas.

Dicen que la libertad es como un parto. Por lo tanto un proceso difícil y no exento de dolor.


Jadeante ascenso al cielo


Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubasindical.org) – Alcanzar el piso 23 del edificio del Retiro Médico, en 23 y N, El Vedado, era como alcanzar el cielo y tener la tierra a los pies por la majestuosidad del paisaje desde las alturas.

Sólo hasta hace casi un mes cuando se podía llegar en ascensor a la cúspide. Ahora, un suplicio. Hay que vencer piso por piso subiendo y bajando escaleras.
El ascensor está roto. La desesperanza cunde entre los más de cien residentes precisamente en los pisos más altos desde la séptima planta entre ellos muchos ancianos, enfermos y algunos limitados físicos. Hacia abajo entidades estatales ocupan los pisos inferiores.

Los inquilinos han expuesto la queja en diferentes organismos. Piden ayuda para salir del enclaustramiento  involuntario, pero el problema no se resuelve.

–¿Qué hacer con un enfermo grave de momento, o accidente en los pisos altos, para salir y regresar de comprar los alimentos, ir a la escuela, al trabajo? –pregunta Pancho turbado, y jadeante próximo a alcanzar la planta diecisiete.

El problema –también la esperanza para los angustiados vecinos del Retiro Médico– está en manos de UNISA, empresa estatal dedicada a la reparación de ascensores de edificios altos de La Habana.

Pero no todo es coser y cantar en UNISA. Han localizado el problema: la rotura de un rodamiento (caja de bolas) en el motor principal que hay que sustituir, pero “nadie sabe la numeración para tratar de conseguir la pieza en otra empresa, o comprarlo en el extranjero con autorización del ministro porque esa compra es en divisa. Hay que extraer el motor de su emplazamiento de hace más de medio siglo. Esta  operación es muy complicada, es otro problema”, dijo un operario de UNISA que pidió no ser identificado.

–¿Tan  difícil? –pregunto.

–Sí, hay que sacar el motor, abrirlo, quitar la caja de bolas, comprobar si tiene la numeración y buscar la sustituta. Se necesita herramientas de oxicorte, extractor, burro de madera, escaleras, grúa y un camión de carga. UNISA carece de la mayoría de esos medios.

La preocupación de  todos es que UNISA, que no tiene culpa de que el gobierno la ponga al final de la cola en recursos, no pueda arreglar el ascensor y haya que esperar   veintiún años, tiempo que lleva roto el otro ascensor gemelo del edificio. Ambos con un denominador común: falta de mantenimiento técnico sistemático, o  como prefiere decir con exactitud el viejo Pancho: “cero mantenimiento”.

–¿Se asombra porque el Retiro Médico tenga los dos elevadores rotos? Métase de lleno en los edificios de la ciudad. ¡Verá que tiene que subir y bajar escaleras como un condenado!  El problema de elevadores que no funcionan es en toda La Habana –afirma el empleado de UNISA.

El edificio del Retiro Médico fue construido en la década de los años cincuenta. Por su sólida construcción, bellas líneas y funcionalidad fue merecedor entonces de la Medalla de Oro concedida por el Colegio Nacional de Arquitectos de Cuba.

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Acerca de este Blog

Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".

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