¿Antimotines ?… si en Cuba no hay motines

En: Derechos Humanos

13 Sep 2010

Los que yo vi en Camagüey mientras daba los pormenores por teléfono a la prensa extranjera, llevaban un traje azul oscuro o quizás negro (era casi de noche y estaba alejado) Se bajaron de dos camiones cubiertos con una lona, alrededor de treinta, con cuatro o cinco técnicos caninos y sus ejemplares de Pastor Alemán (sin bozal). Me impresionaron los cascos con protectores transparentes desde la frente hasta debajo de la barbilla, colgando a la cintura algo como un puñal o bayoneta y escudos cóncavos como una cáscara de nuez gigante. Sólo los había visto en las manifestaciones contra la Organización Mundial del Comercio, en la Sudáfrica que nos muestra la televisión cubana, en los disturbios de Los Ángeles en 1991 u otras zonas alejadas de la benevolencia tropical del socialismo en Cuba.



Foto: Luis Felipe Rojas

¿Antimotines ?… si en Cuba no hay motines.


Septiembre 13, 2010


Por: Luis Felipe Rojas


foto por/Luis Felipe Rojas

Por qué tanta sorpresa ante imágenes de tropas antimotines sofocando una protesta estudiantil en Jaguey Grande?
Yo vi las tropas antimotines, dirigidas por la Contrainteligencia Militar
en Camagüey. El objetivo era evitar que el pueblo se sumara a los manifestantes de la Alianza Democrática Oriental que se solidarizaron en las calles con Reina Tamayo mientras Orlando Zapata agonizaba en el hospital provincial de esa ciudad.

Era 3 de febrero del 2010. Primero llegaron los paramilitares golpeando y arrestando, seguido, los directivos del Partido Comunista en la provincia y los policías vestidos de civil. Se llevaron a la fuerza a los 29 activistas en carros civiles, patrullas policiales y cuanto automóvil encontraron a su paso. La intención clara fue sacarlos de entre la muchedumbre que se formó y no se sumó a reprimir ni repudiar. Acto seguido apareció esa tropa antimotines para evitar cualquier conato de rebelión de la multitud que allí permanecía viendo a mujeres y hombres coger golpes y arrestos a diestra y siniestra. Yo los vi, pero no los pude fotografiar porque ya el amigo que me acompañaba con una cámara fotográfica había salido del lugar para que no cayera el equipo en manos de los primeros represores.

Me han dicho mis ojos fuera de esta isla aislada de la información, que circulan imágenes por internet de un vídeo donde un fuerte operativo controla una protesta de paquistaníes inconformes en una escuela situada en Jagüey Grande, Matanzas.

En febrero cuando los controlados funerales de Orlando Zapata Tamayo, algunos conocidos de la zona de Banes me comentaron que por allí pasarom unos hombres con una vestimenta militar nunca vista por ellos. Me dijeron categóricamente – no son ‘avispas negras ni boinas rojas’ son otros. Yo no puedo afirmarlo porque permanecía bajo arresto domiciliario pero no dudo los comentarios de residentes de la zona, antes acostumbrados a otras indumentarias militares.

Hace un mes cuando los disidentes en Baracoa protagonizaban una sonada protesta algunos me refirieron luego de quedar en libertad, de la vestimenta novedosa y equipada con todo, de quienes controlaban el lugar. Pero allí como en Camaguey y cercanías de Banes no hubo cámaras de video para grabarlo y enviarlo a los lugares donde existe la libertad de expresión.

Los que yo vi en Camagüey mientras daba los pormenores por teléfono a la prensa extranjera, llevaban un traje azul oscuro o quizás negro (era casi de noche y estaba alejado) Se bajaron de dos camiones cubiertos con una lona, alrededor de treinta, con cuatro o cinco técnicos caninos y sus ejemplares de Pastor Alemán (sin bozal). Me impresionaron los cascos con protectores transparentes desde la frente hasta debajo de la barbilla, colgando a la cintura algo como un puñal o bayoneta y escudos cóncavos como una cáscara de nuez gigante. Sólo los había visto en las manifestaciones contra la Organización Mundial del Comercio, en la Sudáfrica que nos muestra la televisión cubana, en los disturbios de Los Ángeles en 1991 u otras zonas alejadas de la benevolencia tropical del socialismo en Cuba.

Dos testimonios guardo yo de gente agazapada bajo esos disfraces para atacar a sus connacionales. El primero fue en 1994, estudiaba Filología en la Universidad de Oriente, Santiago de Cuba, y los estudiantes más radicales se agrupaban en Mambises y Manicatos*. Su misión era hacer guardias nocturnas supuestamente contra el robo, pero pronto supimos que además elaboraban informes sobre estudiantes sobresalientes, modos de vida por encima de los demás, vigilaban a las jóvenes que se entregaban a los brazos de los estudiantes extranjeros (mejores condiciones de vida, ropa, equipos de música y la secreta esperanza de largarse a Togo, Malí o Burkina Faso).

Eran una especie adolescente de Brigadas de Respuesta Rápida. Tanto unos como otros se escondían tras una supuesta rivalidad deportiva, docente y de conductas que demostraran la valía del “hombre nuevo”. Les entregaron pullóveres con los membretes correspondientes, los saludábamos, los teníamos en nuestros cubículos y les sonreíamos algunas torpezas, pero todos sabíamos lo que eran: auténticos soplones.

Lo otro me lo contó un amigo ingeniero informático, lo que en Cuba se conoce dentro del canon de la discriminación racial como “un Yanki”: seis pies de altura, rubio, inteligente y conocedor de las artes marciales.

Según él (que ya trabaja en otra rama económica) sus conocimientos de deportes de combate le reportaban una ganancia extra, porque en caso de disturbios sociales, su misión era repartir golpes a la multitud, fuera quien fuere. Así dijo.

Me han descrito las imágenes de aspaviento contra los paquistaníes y no me lo puedo creer. ¿Tropas de asalto contra los cubanos? ¿Pero no somos el país más culto del mundo donde no se violan los derechos humanos y todo el mundo está feliz con el reinado verdeolivo?

*Se refiere a los soldados del Ejército Libertador en las guerras independentistas cubanas del siglo XIX y los primeros aborígenes de que se tengan noticia en la isla, respectivamente.

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Acerca de este Blog

Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".

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