En: Opinión
12 Dic 2010En su tesis, presentada en el verano de 2007 en la Universidad de Uppsala, con el título The Cuban multi-party system, Anna Ardin le da crédito a Miriam Celaya González, Dimas Castellanos Martí, Oswaldo Payá Sardiñas, Miriam Leiva Viamonte, Manuel Cuesta Morúa, Leonardo Calvo Cárdenas, Julia Cecilia Delgado Sablón, Oscar Espinosa Chepe, Fernando Sánchez López y Lucía Hernández Plascencia, casi todos reconocidos disidentes de tendencias socialdemócrata, liberal y democristiana.
Anna Ardin: ¿de la CIA, anticastrista o agente cubana?
Por Tania Quintero (*). Diciembre de 2010
Tal vez es una simple activista sueca, defensora de los derechos que de repente se apasionó por un australiano famoso llamado Julian Assange. Una amiga, Sofia Wilen, quiso también probar si el tipo de WikiLeaks era tan bueno en la cama como ante el ordenador.
Sea lo que sea, Anna Ardin está contribuyendo a virarle la tortilla a Assange, detenido en Londres desde el 7 de diciembre, acusado por ella y su amiga de supuestos acosos sexuales cometidos en agosto de 2010, durante una estancia de Assange en Estocolmo.
Al salir a la luz los nexos de Ardin con disidentes cubanos, los focos -al menos momentáneamente- se desplazan hacia esta mujer de 31 años, conocida militante de la izquierda en Suecia.
Se dice que entre 2002 y 2006 habría hecho varios viajes a Cuba, aunque en algunos sitios afirman que en 2004 habría sido expulsada por las autoridades cubanas, por sus encuentros con opositores.
En su tesis, presentada en el verano de 2007 en la Universidad de Uppsala, con el título The Cuban multi-party system, Anna Ardin le da crédito a Miriam Celaya González, Dimas Castellanos Martí, Oswaldo Payá Sardiñas, Miriam Leiva Viamonte, Manuel Cuesta Morúa, Leonardo Calvo Cárdenas, Julia Cecilia Delgado Sablón, Oscar Espinosa Chepe, Fernando Sánchez López y Lucía Hernández Plascencia, casi todos reconocidos disidentes de tendencias socialdemócrata, liberal y democristiana.
Hasta la fecha, de este grupo el único que ha hecho declaraciones es Cuesta Morúa, quien culpa a Ardin de haber intentado «romper» su partido, Arco Progresista, y sembrar dudas sobre el manejo de unas finanzas, algo que no es noticia, pues en su momento fue comentado entre opositores de la isla.
De este culebrón donde no faltan sexo, política y espionaje, se han hecho eco sitios cubanos, independientes y oficiales. El martes, Granma publicaba una nota, venenosa como suele ser habitual en el órgano del partido comunista. En ella implicaban a dos exiliados cubanos: Alexis Gaínza, y Carlos Alberto Montaner, quien ya hizo un desmentido.
Por su parte, Cubadebate deja caer que ella habría nacido en Cuba. Pero no da más datos, quizá esperando darlos más adelante en una exclusiva. En internet se especula que su verdadero nombre sería Anna Bernardin. De ser cierto, se llamaría igual que una estadounidense nacida en 1918 y fallecida en 2002, según su obituario.
En su blog, Anna Ardin pone links a dos bitácoras realizadas en La Habana, la de Dimas Castellanos y Generación Y.
El hecho de ser tan limitado su blogroll sobre Cuba evidencia que después de esos contactos con disidentes, y luego de haber presentado en 2007 su tesis, la situación cubana ya no le interesaba. O, por el contrario, le interesaba demasiado, pero prefería mantenerse en un discreto segundo plano.
La foto, de un viaje a Palestina, contribuye a ampliar el curriculum de Anna Ardin.Y le añade más morbo.
(*) Tania Quintero es periodista cubana, vive exiliada en Suiza.
Tomado del blog Punt de vista
– Cuba-
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Wikileaks cruza el estrecho de la Florida
Diciembre 11 de 2010
Cubamatinal/ Que el husmeador cibernético WikiLeaks, apoyado en documentos secretos del gobierno norteamericano, girara los cañones hacia las interioridades del poder cubano y venezolano de seguro no estaba en los pronósticos del reflexivo en jefe Fidel Castro y su equipo de trabajo.
Por Odelin Alfonso Torna
La Habana, 9 de diciembre /PD/ Ahora que salen a relucir a través de este sitio digital las prestaciones de la inteligencia cubana (G2) en el gobierno venezolano, se respira un aire de hostilidad hacia lo que antes contentaba a Fidel Castro por el hecho de revelar documentos sobre las arbitrariedades del ejército norteamericano en Afganistán e Irak.
Evidentemente el sitio WikiLeaks no muestra sobre el gobierno de la isla nada relevante, sino que reitera lo que se esconde tras esa solidaridad rentada a gobiernos de izquierda en Latinoamérica y África. Las lagunas de la doble moral socialista, sin tener que apelar al novedoso y sofisticado chivo expiatorio en manos de cibernautas independientes, son perfectamente sumergibles.
Lo que sí preocupa sobre WikiLeaks, sitio al que se le cuestiona supuestos vínculos con el gobierno norteamericano o con algunos de los principales diarios del orbe, como el norteamericano The New York Times o el alemán Der Spiegel, es que exista la posibilidad de algún concubinato con sujetos desleales dentro del régimen cubano.
Respecto a WikiLeaks, se habla mucho de sustracciones de documentos secretos del gobierno de Estados Unidos, no así de los donantes que bajo el amparo de este, ganan millones de dólares por cada revelación. La prensa cubana, para nada rezagada en estos temas, le abre interrogantes al lector cubano, cosa de preparar las coordenadas para cuando el sitio se disponga penetrar a fondo en la boca del cincuentenario caimán barbudo.
Un artículo del periodista Manuel E. Yepe (“¿A quién ataca y a quién defiende Wikileaks?”), publicado en Granma, el Órgano Oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, el pasado 2 de diciembre, así lo refleja: “Las primeras revelaciones que pudieron ser apreciadas por la opinión pública mundial, por su carácter sensacionalista, hicieron pensar que las expectativas se justificaban, pero bien pronto se pudo saber que el hecho no era, como se creía, algo parecido a una absoluta libertad de difusión de la información que escapara de las reglas del control impuestas por Washington”.
Pese al cambio ahora hacia una posición cautelosa, parcialmente defensiva o estratégicamente circunstancial del gobierno cubano sobre WikiLeaks, algunos detonantes del sitio son bien aprovechados por la diplomacia cubana. Era de esperarse de un gobierno, que al menor desliz del imperio, suele barrer los suyos bajo la alfombra.
El ministro de Relaciones de Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, en su discurso en la XX Cumbre Iberoamericana, hizo referencia al documento publicado por WikiLeaks (ID-194480), con fecha del 27 de febrero de 2009. Este refiere que “Cuba es uno de los países más seguros del mundo para los ciudadanos norteamericanos y donde resulta materialmente imposible que se organicen actos hostiles contra Estados Unidos”.
Obviamente, ni asomo en el discurso de la inseguridad y la hostilidad permanente de la que somos objeto todos los cubanos. Tales omisiones se vieron reflejadas en los anémicos aplausos tras la intervención de Bruno Rodríguez Parrilla.
WikiLeaks cruza el Estrecho de la Florida con documentos hurtados o facilitados, quien sabe si por la inteligencia norteamericana. Pregúntense cómo salieron y salen estos documentos de Cuba y qué otros están sobre la hornilla.
De igual forma ya se abren las trincheras para cuando este enemigo cibernético, financiado o no, usurpe nuestra “dignidad socialista”. Entonces Fidel Castro hará caer sin reparos a WikiLeaks desde ese pedestal que él mismo le diseñó. Que importa otro blanco más para sus reflexiones.
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".