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8 Oct 2010Somos un sindicato independiente y punible. Realizamos nuestro trabajo en condiciones extremadamente difíciles. Nuestro objetivo es preparar a la clase obrera cubana en el conocimiento de sus derechos y la forma de exigirlos a las administraciones, a la vez que formar a nuestra membresía en los valores de un sindicalismo libre, donde cada cual tenga derecho a afiliarse al sindicato de su preferencia, sin ataduras ni oficialismo.
CONSEJO UNITARIO DE TRABAJADORES CUBANOS (CUTC)
Somos un sindicato independiente y punible. Realizamos nuestro trabajo en condiciones extremadamente difíciles. Nuestro objetivo es preparar a la clase obrera cubana en el conocimiento de sus derechos y la forma de exigirlos a las administraciones, a la vez que formar a nuestra membresía en los valores de un sindicalismo libre, donde cada cual tenga derecho a afiliarse al sindicato de su preferencia, sin ataduras ni oficialismo.
Por Aimée Cabrera.
Octubre de 2010
Los residentes en la capital desandan sus calles a pie o a través de cualquier medio de transportación, del que sobresalen los ómnibus, rellenos de pasajeros la mayor parte del día. Sus rostros joviales se apesadumbran con la incógnita de qué pasará con sus vidas a partir de las medidas controvertidas, dictadas por funcionarios y gobernantes que nunca han estado al tanto de su bienestar.
No todos los cubanos han visto con buenos ojos la apertura de los pequeños negocios privados, pues aún hay detalles con respecto a los mismos que no han sido aclarados debidamente, o sea que hay quienes desean optar por un empleo como cuentapropistas pero no saben qué hacer, ni a donde acudir, donde no les den una mala contesta, o los manden a un sin número de lugares que en un final, no aporten nada en cuanto a la aclaración de sus dudas.
Las opciones del cuentapropismo, que aparecieron en un listado, publicado en fecha reciente, incluyen 178 oficios o profesiones, los más disímiles, que ahora podrían realizarse de manera legal, aunque el pueblo se cuida de emitir criterios, y no a su favor, cuando recuerdan anteriores épocas de cierta apertura, con los trabajos privados, y la prohibición de los mismos, de manera abrupta y hasta represiva.
Parte de estas actividades se han venido realizando ilegalmente, como es el caso de personas que elaboran comidas, dulces y refrigerios, quienes dan clases particulares de diversas asignaturas, repasan las lecciones impartidas sobre todo en el nivel primario y secundario, o cosen o tejen, entre otras tantas.
Ahora con el permiso estatal, todos reconocen que aumentarán los controles por parte de inspectores, tan necesitados como ellos, los cuales ejercerán su poder y aceptarán todo tipo de sobornos. También los impuestos serán altos, ya se habla de cifras que oscilan entre un 10% y un 40%, y entonces los que quisieran estar legalizados opinan que no van a poder pagar tamañas cifras.
Hasta los empresarios privados temen que primero haya una apertura y después comiencen a tomarse medidas absurdas, o que la parte gubernamental no cumpla lo establecido, y ponga en peligro sus ganancias. Todas estas expectativas han sido generadas por décadas, de un centralismo asfixiante, que no está de acuerdo en que ningún trabajador obtenga un nivel de vida próspero.
Los cubanos que no se quieren buscar problemas con las autoridades, o no quieren perder, con el tiempo, el dinero que con sacrificio, pueda enviarle la familia residente en el exterior, han decidido ver como se van del país; unos a través de contratos laborales, por los que pueden volver al término de los mismos, otros acogiéndose a variantes que incluyen hasta residir de forma permanente en otro país, quieran o no.
Así se ven hasta a ancianos que van y vienen, pidiendo a Dios les permita ser la ayuda de la familia joven, que no tiene cómo salir de la Isla. “El viaje me resulta muy estresante, aunque la aeromoza me cuida, y después los trámites de aduana, y el viaje de más de dos horas para llegar a casa de mi hermana, no se los deseo a nadie”- dice Ramón ya octogenario y con familiares en España.
La otra cuestión que nadie se explica es que los cuentapropistas no tengan un lugar que los abastezca de los materiales necesarios. “No estoy para eso”-admite Arturo, quien trabajó como plomero hasta mayo, en el sector del turismo, “si tengo que comprar las piezas en la shopping, cuánto me tienen que pagar los clientes, no todo el mundo puede pagar cientos de pesos (CUC) por un trabajo”-resumió.
Una céntrica esquina del municipio Centro Habana donde pululaban los ancianos y discapacitados vendiendo periódicos, bolsas de nailon, cigarros a menudeo, paquetes de café , flores y cuanta mercancía cayera en sus manos, luce desierta, y quienes no te conocen, no te informan donde están escondidos. Solo se observa a un vendedor de dulces, que arrima su bicicleta con precaución, e invita a un posible comprador, a que se pare en la entrada de un edificio.
Habrá que preguntarles también, como les irá a las personas de extracción muy humilde, en su mayoría ancianos y ancianas que arrastran sus cuerpos por las calles principales del Casco Histórico de La Habana Vieja, dejándose retratar y cobrando sus fotos y servicios a los turistas, mientras se exhiben vestidos a la usanza de otros tiempos, adivinando el futuro con naipes, o vendiendo pinturas, artesanías o flores artificiales.
Lo que pasará, solo lo dirá el tiempo. Mientras en estos días, las personas hablan poco, ya comenzarán a hablar y hasta a gritar, cuando empiecen a ponerse en práctica las regulaciones estipuladas.
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Más atención y menos homenajes.
Por Aimée Cabrera.
Octubre de 2010
El Día de la ancianidad se conmemora a principios del mes de octubre, y ya va quedándose como una efeméride importante, en Cuba, la Mayor de Las Antillas, donde su población de la tercera edad aumenta, y con ella, más pena que alegrías, debido al desorden existente en todos los niveles de la sociedad.
Si bien los octogenarios se encuentran dentro de un grupo relevante en la sociedad cubana actual, sin dejar de mencionar a los nonagenarios y centenarios que aún pueden comportarse de manera bastante activa para sus años, la calida de vida de los mismos pudiera ser mucho mejor, si los factores sistematicidad y perseverancia, se apoderaran de cada funcionario y de cada entidad que supervisa la vida de las personas de edad avanzada.
En primer lugar, los que en su mayoría, padecen enfermedades crónicas y necesitan comprar sus medicamentos controlados en las farmacias, a través del “tarjetón”, no han podido obtenerlos durante todos los meses de este año, en que la situación de la venta de medicinas, elaboradas en Cuba, ha sido de un descontrol sin precedentes.
Otros medicamentos que se venden en las tiendas recaudadoras de divisas – shopping – y en las diplofarmacias, a igual precio, como son los pañales desechables para adultos, algodón, pomadas mentoladas para aliviar los dolores articulares, o la leche en polvo, ropa interior, calzados, y confecciones en general con diseños, materiales y tejidos apropiados para los ancianos, brillan por su ausencia, durante casi todo el año, y cuando son ofertados desaparecen con rapidez, por su alta demanda.
La Asistencia Social entrega pañales desechables, telas antisépticas, y otros productos de manera excepcional, pues no cuenta con los módulos que cubran las necesidades de todos los necesitados. Centros que entregan donaciones (teniendo en cuenta certificados médicos de ancianos) como pueden ser colchones antiescaras o sillones de ruedas, son también insuficientes.
Tampoco han tenido mucha suerte los que están incapacitados para salir a la calle y gestionar todas sus necesidades. Cientos de ancianos viven postrados de manera parcial o total, y residen en viviendas, ubicadas en pisos altos, sin ascensor; por lo que son prisioneros en sus residencias y les está, por tanto, negado una serie de servicios importantes, como pueden ser, entre otros, medirse la vista, o realizar ejercicios fisioterapéuticos.
Los geriatras y otros especialistas que los atienden a nivel de Consultorio del Médico de La Familia, o policlínico, no son suficientes para atenderlos, por lo que sus visitas a estos ancianos y ancianas son esporádicas. En el caso de los que tienen algún familiar o familiares que los puedan atender, las visitas de trabajadores sociales son casi nulas, pues éstos tampoco alcanzan para desempeñar sus funciones, al admitir que la cantidad de personas de la tercera edad que viven solos y sin ayuda, es bastante notable.
En estos momentos en que el estado busca nuevas alternativas de empleo, pudiera tenerse en cuenta labores relacionadas con el cuidado y atención de las personas mayores, como pudiera ser brindarles una serie de servicios en sus hogares, previo pago de los mismos de forma legal, cumpliéndose lo establecido para con los mismos.
Otra variante pudiera ser utilizar cientos de establecimientos que se encuentran en pésimo estado, o promoviendo ventas de rones, o simplemente cerrados e inutilizados, para convertirlos en asilos, con su puesto médico, para darles una atención especial a los ancianos que la requieran en un momento dado del día o de la noche.
Por qué no, lavanderías –tintorerías que prestaran los servicios de lavado, planchado y arreglo de las ropas de estas personas, que en ocasiones son débiles visuales, o que tienen que salir a la calle con ropas rotas o faltas de higiene, por diversas causas, todas con solución. Pudiera ser extensivos estos servicios a peluqueras y barberos que pudieran realizar sus oficios en las casas de los que pidieran estos servicios. Pasar de los 70 años en Cuba, se convierte en una tragedia para cualquiera.
Con pensiones en la moneda nacional de 200 pesos (casi 8 dólares), 240 (unos 10 dólares), y solo unos cuantos devengando la de 300 pesos (360) para todo un mes, y teniendo que comprar parte de los artículos de primera necesidad en la moneda convertible CUC que equivale a 25 pesos, si va a comprar un CUC en la Casa de Cambo, CADECA, los ancianos cubanos pasan mucho trabajo para lograr una calidad de vida aceptable.
Muchos opinan que sería mucho mejor recibir menos homenajes y más ayuda para sentir, como dice Delia “que aún me quieren, porque a veces me siento discriminada, como si fuera un estorbo”-dice la casi octogenaria, quien carga varias bolsas con huevos y panes, pues le compra los alimentos racionados a varias familias de su vecindario (como mensajera ilegal), pues alude que su pensión de 200 pesos y la poca ayuda que recibe de hijos y nietos, es insuficiente. La Ley 105 de la Seguridad Social y otras relacionadas, urgen de ser revisadas, para beneficio de quienes merecen un homenaje con hechos, más que con palabras.
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".