Las negociaciones sólo son posibles cuando ambas partes tienen un poder similar y se establece un código de intercambios posibles.
Poder de negociación
Por: Manuel Vázquez Portal / martinoticias.com, 13 de abril de 2011
Las negociaciones sólo son posibles cuando ambas partes tienen un poder similar y se establece un código de intercambios posibles.
Negociar no significa triunfo ni derrota, es, en su esencia, conciliación de intereses.
El manual más primario, más elemental, indicaría que la política es el acto de lo posible, el arte de las buenas negociaciones, de los convenios sensatos, de los pactos necesarios, de las tentativas oportunas.
Negociar no significa triunfo ni derrota, es, en su esencia, conciliación de intereses. Sólo que para negociar se necesitan dos partes en igualdad de poder, intenciones y requerimientos -si no simétricos-, por lo menos, aceptables por los dos bandos.
Negociar no es, en ninguna instancia, claudicar. Es sopesar, valorar posibles resultados, elegir lo que se cree más sustancioso y oportuno. En las contiendas bélicas se batalla, en las mesas de negociaciones se piensa.
Cuando, después de una caminata de 300 kilómetros, Mahatma Gandhi llegó el 6 de abril de 1930 a la costa del Océano Índico y, en un acto altamente simbólico, recogió un poco de sal para convocar a sus conciudadanos a la desobediencia civil, el imperio británico se vio obligado a encarcelar a unos 60 000 indios, y aquella fuerza seguidora de Gandhi, obligó, finalmente a Gran Bretaña a negociar la independencia de India.
El 14 de agosto de 1980, luego de comenzar una huelga laboral en el Astillero Lenin de Ddansk, Lech Wałęsa se convirtió en el líder de la manifestación desde lo alto de un muro. Espontáneamente esta huelga fue seguida por otras, en toda la geografía de Polonia. En septiembre de ese año, el gobierno comunista firmó y acordó con el Comité Coordinador de Huelga permitir la legalización de la organización, pero no sindicatos realmente libres.
El Comité de Coordinación de Huelga se legalizó como Comité de Coordinación Nacional del Sindicato Libre Solidarność (Solidaridad), y Wałęsa fue elegido presidente de ese comité. Tras un encarcelamiento de 11 meses, solicitó volver al Astillero de Gdańsk, y en 1983 recibió el Premio Nobel de la Paz. De 1987 a 1990 organizó y lideró el Comité Ejecutivo Temporal del Sindicato Solidaridad. En 1988 organizó una huelga laboral masiva en el Astillero de Gdańsk, para demandar la re-legalización del sindicato Solidaridad. Después de ocho días, el gobierno del general Wojciech Witold Jaruzelski se vio obligado a entrar en negociaciones.
En Egipto, miles de manifestantes agrupados en la Plaza Tahrir obligaron, primero a negociar y luego a renunciar, al presidente Hosni Mubarak, el 11 de febrero de 2011.
Guillermo Fariñas y las Damas de Blanco, tras la gran visibilidad mediática alcanzada por la oposición cubana luego de la muerte en prisión del opositor Orlando Zapata Tamayo, pusieron al mundo de su parte y se convirtieron en una verdadera contraparte del régimen, lo cual desembocó en una negociación -amañada pero negociación al fin- que involucró a la Iglesia Católica y a un gobierno extranjero afín y dio como resultado la liberación de varias decenas de presos de conciencia.
Someramente, a grandes trancos y sin matizaciones académicas, lo anterior prueba la hipótesis de que -toda negociación implica un trueque en el que cada parte aporta, cede y recupera, pero requiere de una fuerza capaz de poner en riegos el status quo para que este -ante la posibilidad de la perdida del todo- ceda.
No es con declaraciones altaneras -que, más bien resultan ingenuas, o en el mejor de los casos, descocadas, que se lleva al contendiente a la negociación. Es necesario que la contraparte se sienta amenazada y que, además, se tenga algo que ofrecer, algo que intercambiar.
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".