En: Opinión
4 May 2010La muerte del preso político Orlando Zapata Tamayo es realmente dolorosa para cualquier ser humano que tenga un poco de conciencia. Cuba posee innumerables héroes y mártires desde las guerras de independencia hasta la actualidad, los cuales han luchado y entregado sus vidas por causas muy justas. Sin embargo, usted en su escrito hace gala de una insensibilidad y una desfachatez extremista al catalogar los hechos como sinónimo de celebración.
MORIR POR LA PATRIA ES VIVIR
Carta abierta al Sr. Enrique Ubieta Gómez, del Periódico Granma
Rafael Ibarra Roque, prisionero político
1 de mayo de 2010
Prisión Combinado del Este, La Habana – www.PayoLibre.com – Teniendo en cuenta la diferencia de pensamientos sobre la visión actual del doloroso hecho ocurrido el día 23 de febrero de 2010, me dirijo a usted con la intención de aclararle algunas cosas que quizás desconozca o que realmente desea desconocer.
La muerte del preso político Orlando Zapata Tamayo es realmente dolorosa para cualquier ser humano que tenga un poco de conciencia. Cuba posee innumerables héroes y mártires desde las guerras de independencia hasta la actualidad, los cuales han luchado y entregado sus vidas por causas muy justas. Sin embargo, usted en su escrito hace gala de una insensibilidad y una desfachatez extremista al catalogar los hechos como sinónimo de celebración.
En nuestra Patria (que es de todos los cubanos) sobran hombres y mujeres con mucho honor y dignidad, que usted trata de llevar hacia el lado de los que, como usted, defienden el sistema imperante. ¿Solo por ser revolucionario se poseen esos valores? Creo que usted, como tantos implicados en llevar hacia delante la política del gobierno cubano, hacen y escriben lo indecible por mantener en el subsuelo a los que luchan por un sistema diferente.
No creo que usted conozca lo que sufre un preso en esta Isla llena de cárceles que rebasa el índice per capita de muchísimos países del Mundo. Para hablar o escribir al respecto debe visitar las prisiones, si es que le dan permiso, y luego sacar sus propias conclusiones. No se deje engañar y cegar por el amor que siente hacia la revolución y sus líderes. Le insto a que conozca realmente lo que desde siempre y hasta hoy miles y miles de cubanos padecen tas las rejas.
Nuestro Pais en el año 1959 poseía seis millones y medio de habitantes aproximadamente, con una infraestructura carcelaria muy reducida ante la colosal que hoy posee. La Revolución a multiplicado la delincuencia y creo que hay pocas familias que no hayan tenido un ser querido tras las rejas. Quizás en su familia no haya habido ningún encarcelado o procesado por delitos menores. ¡Usted sabrá! Lo que sí creo en estos momentos es que se necesita mucha osadía de su parte para acusar a quien usted no conoce.
Si, periodista, haber hecho el rosario de delitos que supuestamente Orlando Zapata Tamayo cometió en un solo año es obra de la Seguridad cubana, y que usted utilizó para denigrar su figura. No es muy creíble a tener en cuenta y poco seria. Piense usted que ser acusado de lesiones menos graves, estafa, lesiones y tenencia de arma blanca; lesiones con heridas y fractura lineal del cráneo a un ciudadano con un machete, todo en el año 2000 no es realmente muy creíble. Después, alteración del orden y desordenes públicos en el año 2002, entre otras causas (como usted dice en su escrito), creo que es demasiado, cuando en Cuba eres encarcelado por cualquier motivo.
Reflexione usted sobre el hecho de que Orlando Zapata Tamayo fue encarcelado en el año 2003 a sólo tres años de cárcel y nunca más salió. No se da cuenta de que lo crucificaron y lo conllevaron a rebelarse a cada instante, así como lo dejaron morir y ahora no quieren reconocer el hecho sino simple y sencillamente acusan a todos sus enemigos de usar esto como un acontecimiento de celebración y festín.
Es un momento difícil para todos, incluso para mí que le escribo esta carta, porque puedo ser acusado de no se sabe cuántas cosas. Sólo le digo señor Enrique Ubieta, periodista del Granma, que usted desconoce la esencia de la Revolución, tan solo mire a su alrededor y dígame cuantos ha visto caer dentro de la revolución que hasta un día antes eran cuadros intachables: Generales, ministros, cancilleres, vicepresidentes del Consejo de Estado y muchos cubanos dispuestos y consagrados a una obra que sólo mantiene en vilo a los protagonistas estén o no estén equivocados. Entonces vale preguntarse: ¿Quienes son prescindibles y quienes son imprescindibles para seguir adelante desde el triunfo de la Revolución? Hay mucha tela por donde cortar cuando se piensa y medita acerca de estos hechos que siempre son lamentables. Someramente usted ha analizado el papel que desde otro ángulo han jugado muchos cubanos, sin percatare de que desde siempre, la lucha ha sido desigual. La tortura, el maltrato y los crímenes son repudiables ya sea en el norte como en el sur, en el oriente como en el occidente, en el comunismo, o en el capitalismo y en cualquier régimen social.
Pero… para hablar o escribir acerca de eso, hay que conocer lo que ocurre en nuestras propias narices y bajo la mirada que muchas veces disimula ver.
He leído muchas veces su escrito y creo que hay mucha confusión en él al asegurar un supuesto estímulo de suicidio. Del enemigo se puede esperar cualquier cosa siempre y cuando no sea muy digno. La instigación que usted hace para que otros presos continúen en huelga de hambre es algo increíble, cuando dice que los principales cabecillas no tuvieron el valor de continuar junto a Zapata en el reclamo de demandas, por lo que yo considero que ese desafío que usted hace al costo humano del que pereció y de los que pudieran haberlo hecho por reclamar demandas con objetividad o sin ellas ante las autoridades, es la prueba de la intolerancia y la irracionalidad cruel de quienes dominan y hacen suyos cualquier derecho. ¿No se sentiría culpable si alguien muere por lo que usted escribió? Espero que no llegue a cargar ese peso en su conciencia.
Dejar morir a Orlando Zapata Tamayo no estuvo dentro de las posibilidades de otros presos o instigadores políticos como usted dice, pues conozco de un preso que estuvo cuatro meses rechazando la comida y las autoridades no lo dejaron morir. La responsabilidad de la custodia y el mantenimiento a la vida y demás necesidades de un preso es netamente del Departamento de Cárceles y Prisiones, así como de los organismos de Salud Pública en ese Departamento. El médico especialista en nutrición que declaró en la televisión dijo muy claramente que una persona después de cuarenta días sin ingerir alimentos estaba al borde de la muerte si no era bien atendido. ¿Cuántos días estuvo Zapata Tamayo? Cuba ha dado ejemplo de solidaridad con muchos países del mundo, enviando especialistas a muchísimas naciones, pero en el caso de Zapata Tamayo ha dado el ejemplo de un odio irracional contra las personas que se rebelan al sistema.
Sr. Ubieta, el caso de la muerte de Orlando Zapata Tamayo por inanición no ha sido el único en Cuba tras las rejas de las prisiones. Pregúntele a los Órganos de Seguridad del Estado, si se atreve, o si usted es miembro de ese Órgano. El caso de Pedro Luis Boitel y de otros, de los cuales no tengo sus nombres en este momento, sin contar los presos comunes que han caído reclamando también sus derechos, hacen un verdadero rosario de muertes en las cárceles cubanas. Pregunte e indague si es que se lo permiten y encontrará muchos casos en los archivos secretos.
Verdaderamente le dieron una misión poco digna al tratar de minimizar un hecho que tiene connotación criminal. Pero aún más, al asegurar que en Cuba jamás ha habido un crimen extrajudicial. Pida permiso e indague ¿Cuántos cubanos pierden la vida por negligencia en las cárceles todos los años? Pregunte: ¿Cuántos cubanos murieron por desnutrición en el periodo especial en las cárceles de nuestro país? Indague: ¿Cuántos hay desnutridos con peligro para la vida en estos momentos y cuantos se suicidan cada año en circunstancias no claras? Pregunte: ¿Cuántos presos hay en Cuba? Nunca se canse de preguntar si su sensibilidad se lo permite y mire a cada cubano como lo que somos, puesto que todos cometemos errores pero seguimos siendo cubanos con todos los derechos que a diario se nos niegan, por lo que podemos morir de forma extrajudicial.
Realmente, el espectáculo que asquea fue el que ustedes hicieron por la televisión después de 51 años de revolución socialista. No era muy creíble para los presos que en esos momentos mirábamos el noticiero. Ver la foto de un preso que murió en ese Hospital Hermanos Almejeiras después de ochenta días en huelga de hambre era algo increíble. ¿Cuántas horas estuvo en ese hospital? ¿Por qué llevarlo allá si ya estaba prácticamente muerto? ¡Según sus propios especialistas! Verdaderamente, un show repugnante.
La verdad no es absoluta y puede estar al lado de amigos y de enemigos, pero siempre sale a la luz y no deja que la mentira mezquina, amañada y traicionera se apodere del escenario público, siempre dejando su huella indeleble para la posteridad.
Sr. Periodista Enrique Ubieta Gómez, estas líneas que quizás lleguen a sus manos han sido redactadas por un cubano que lleva casi 16 años de su vida tras las rejas y que no sabe si algún día podrá salir de aquí, pues cada día puedo estar en peligro de perderla. Ahora bien, le aseguro que no es de valientes y mucho menos de persona digna acusar a quien hoy descansa en la eternidad por haber entregado su vida por una causa justa.
¡MORIR POR LA PATRIA ES VIVIR!
Transcrito por Maritza Lugo Fernández
Nota del editor:
Relación de presos políticos cubanos fallecidos durante las huelgas de hambre según el libro «Cuba y castrismo: Huelgas de hambre en el presidio político».
Santiago de Jesús Roche Valle (el Indio) mediado de la década de los 60
Luis Álvarez Ríos (el Pavo) – agosto de 1967
Francisco Aguirre Vidaurreta (el Viejo) – septiembre de 1967
Roberto López Chávez – noviembre de 1967
Carmelo Cuadra Hernández – abril de 1969
Pedro Luis Boitel Abraham – mayo de 1972
Olegario Charlot Espileta – enero de 1973
Reinaldo Cordero Izquierdo – marzo de 1973
Enrique García Cuevas – mayo de 1973
José Barrios Pedré – agosto de 1977
Nicolás González Regueiro – septiembre de 1992, según Archivo Cuba
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".