La Industria manufacturera cubana en 2009 y Burocracia cubana, entre Chavez y Robin Hood

En: General|Opinión

1 Jul 2010

A más de 20 años del inicio del Período Especial, puede avizorarse que los problemas de la economía cubana tenderán a complicarse, con el agravamiento adicional del nivel de vida de la ciudadanía, aún si la colaboración venezolana se mantuviera a los actuales niveles. Un supuesto sin muchas garantías, por el aumento de las dificultades económicas y políticas en el país sudamericano. El panorama y las perspectivas de la industria manufacturera cubana son un reflejo de lo que acontece en toda la economía nacional.



LA INDUSTRIA MANUFACTURERA CUBANA EN 2009

Con la paulatina llegada de los capítulos del Anuario Estadístico 2010 de la Oficina Nacional de Estadística (ONE) con los datos de 2009 se va conociendo con algún detalle lo acontecido económicamente el pasado año.  Respecto a la Industria Manufacturera, la información resulta impactante; en lugar de una mejoría en su desastrosa situación, se aprecia un empeoramiento radical de este decisivo sector.

El Índice de Volumen Físico de la industria por el origen de los productos, muestra que tomando al año 1989=100  sólo se alcanzó en 2009 un 44,9%, incluida la industria azucarera –inferior incluso al pobre 46,1% de 2008.  Si se excluyera la industria azucarera, el indicador es del 50,6% referente a lo logrado en 1989 -también una disminución frente al 52,0% de 2008.  Prácticamente todas las producciones, con la   excepción de las  farmacéuticas y botánicas, muebles, y  bebidas,  las demás  están muy distantes de los niveles de 1989.  Llama la atención que la fabricación de textiles y prendas de vestir sólo representan el 7,8% y el 23,2%, respectivamente, de lo obtenido entonces.

En la elaboración de productos alimenticios únicamente se llega al 67,1%; muy inferior sería si se tuviera en cuenta el volumen de alimentos producidos por habitante, por el incremento poblacional habido desde 1989. Se destaca que la fabricación de los productos para la construcción  representa el 26,8% del volumen de 1989; el cemento producido ese año alcanzo la cifra de 3,8 millones de toneladas, mientras en 2009 sólo se llegó a 1,6 millones/tons; similar panorama se repite en insumos determinantes para la construcción como ladrillos de barro, bloques de hormigón, baldosas de terrazo, cabillas corrugadas y otros elementos decisivos, lo cual está en correspondencia con la caída radical en la edificación de viviendas, que someramente sobrepasó las 35 000 unidades el pasado año. Una cantidad insignificante para empezar a resolver el enorme déficit habitacional existente, agravado por la destrucción  ocasionada por los tres huracanes que azotaron la Isla en el 2008.

La zafra azucarera 2008/2009 fue de 1,38 millón  de toneladas -base 96 grados de polarización- mientras la de 1989/1990  alcanzó 8.04 millones, de igual calidad. El rendimiento industrial, o sea, la cantidad de azúcar obtenida por cantidad de caña procesada, fue de 10,0%. Un indicador inferior en un 22,0% al promedio de los 10 años anteriores a 1959, lo cual muestra la colosal caída de la eficiencia en la industria azucarera cubana.

Aunque todavía no se han publicado las estadísticas del comportamiento de los primeros meses de 2010, puede afirmarse que el declive en la industria manufacturera continúa.  La producción azucarera con muchas dificultades podría haber, si acaso, sobrepasado el millón de toneladas en la recién concluida zafra. En los demás renglones de la Industria manufacturera deben existir reducciones importantes en relación con el primer semestre del pasado año, bajo la incidencia de la falta de divisas  en la importación de insumos esenciales; una dinámica negativa que posiblemente continuará acrecentándose  en los próximos meses.

A más de 20 años del inicio del Período Especial, puede avizorarse que los problemas de la economía cubana tenderán a complicarse, con el agravamiento adicional del nivel de vida de la ciudadanía,  aún si la colaboración venezolana se mantuviera a los actuales niveles.  Un supuesto sin muchas garantías, por el  aumento de las dificultades económicas y políticas en el país sudamericano.  El panorama y las perspectivas  de la industria manufacturera cubana son un reflejo de lo que acontece en toda la economía nacional.

La Habana, 28 de Junio del 2010

Oscar Espinosa Chepe

Economista y Periodista Independiente.

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BUROCRACIA CUBANA, ENTRE CHAVEZ Y ROBIN HOODFoto: Miriam Leyva

A Hugo Chávez le está pasando como a la Cucarachita Martina, que “cayó en la olla por la golosina de la cebolla”.  Como todo buen dictador quiere controlar y mandar en todo.

Como dueño y señor confisca para acabar con la “nociva propiedad privada”, para distribuir entre la gente.  Pero Robin Hood no era un caudillo latinoamericano ni estableció un ineficiente Estado, asentado en la corrupción venezolana y la incompetente burocracia cubana. El caos económico, político y social, resultado de 51 años de voluntarismo no basta al totalitarismo isleño, es exportado a Venezuela, para agudizar la crisis del financista incondicional que lo mantiene.

Un gran escándalo por los cientos de miles de toneladas de alimentos putrefactos diseminados por el territorio venezolano parece vinculado a la “colaboración” de directivos cubanos.  Según las informaciones, Bárbara Castillo Cuesta, pasó de ministra de Comercio Interior –regidora del magro racionamiento  con 48 años de longevidad, y vitalidad de un anciano centenario – a secretaria ejecutiva del Centro Nacional de Balance de Alimentos (CENBAL), a cargo de la importación y distribución de alimentos en Venezuela.  Los asesores cubanos determinan los productos que compra el gobierno venezolano en el exterior mediante  “Bariven” y   se comercializan por la red de mercados “PDVAL”, ambas filiales de Petróleos de Venezuela (PDVSA); mientras deben haberse descargado en   los puertos por la empresa cubano-venezolana “Boli-Puertos”.

Como se recordará, el Presidente ha confiscado tiendas, almacenes, puertos, equipos, transporte y nombrado directivos, que recuerdan a los “interventores”  de la década de 1960 en Cuba, con escasos o nulos conocimientos y experiencias en las dirección y administración de las entidades.  Por el Caribe no hubo grandes escándalos de putrefacción, pues bien pronto los alimentos escasearon y usualmente la Unión Soviética y sus afines enviaban los enlatados, que no cubrían todas las necesidades.

Seguramente los especialistas cubanos, ahora en Venezuela, nunca se vieron con posibilidades de ordenar compras por sí mismos, ni distribuir grandes cantidades de alimentos.  Las toneladas deben haber sobrepasado su inteligencia y capacidad organizativa.  Sobre todo, no han tenido oportunidad de tomar decisiones, ejercer el trabajo de equipo; delegar responsabilidades y escuchar criterios, fundamentalmente si son distintos a los que se quiere oír.  ¡Demasiado poder para la incompetencia!

La inscripción en el Registro de Consumidores en Cuba es más importante que en el libro de nacimientos.  La “libreta de racionamiento” resulta el primer documento que recibe cada cubano al nacer.  Sin ella no se puede comprar el litro de leche diario que recibirá el niño hasta los 7 años; sin un certificado de nacimiento se  vive.  La Sra. Bárbara Castillo  reinó durante muchos años sobre la inmensa red burocrática de OFICODA (oficinas comerciales de distribución de alimentos), las trapishoppings (trapi=trapo, shoppings=tiendas -de ropa reciclada) y algunos establecimientos  en moneda nacional.  Ni siquiera dispuso de las tiendas de venta en divisas.

El ALBA está permitiendo sobrevivir a un sistema incapaz de alimentar al pueblo cubano porque no utilizó la inmensa subvención de cinco décadas en crear capacidad productiva, y sí destruyó la poca existente.  El retroceso  es escandaloso, cuando debe importarse el 80,0% de los alimentos necesarios para mal comer, pero las pocas exportaciones no cubren  las divisas requeridas para hacerlo.

Cuba está tan pobre que en los últimos años ha recibido donaciones de arroz de Viet Nam  y este junio de Bolivia.  Si las reformas “estructurales y de concepto” no se aplican pronto, posiblemente no esté lejano el día en que Haití  también haga “aportes solidarios” a los cubanos.

La Habana, 30 de junio de 2010

Miriam Leiva

Periodista independiente

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Acerca de este Blog

Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".

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