LA “DICTADURA DEL ¿PROLETARIADO?

En: Opinión

5 Jun 2010

La puesta en práctica de la ideología comunista hubiera resultado tal vez medianamente loable; en lo social al menos, y desde los cánones de la democracia como la conocemos en concepto, si de verdad hubiese conducido a la utópica “dictadura del proletariado”, un sistema en el que gobernarían libre y soberanamente los obreros y los campesinos, quienes vienen a ser, si se ve bien, en el seno de cada sociedad, la mayoría.



LA “DICTADURA DEL ¿PROLETARIADO?

Reynaldo Soto Hernández

04 de junio de 2010

reinaldo-soto-hernandez1La puesta en práctica de la ideología comunista hubiera resultado tal vez medianamente loable; en lo social al menos, y desde los cánones de la democracia como la conocemos en concepto, si de verdad hubiese conducido a la utópica “dictadura del proletariado”, un sistema en el que gobernarían libre y soberanamente los obreros y los campesinos, quienes vienen a ser, si se ve bien, en el seno de cada sociedad, la mayoría.
Pero no ha sido así sino al contrario, pues en cada país en donde se ha instaurado; la sociedad y todos sus poderes han sido abrumadoramente secuestrados por caudillos devenidos tiranos, que aupados al poder originariamente por el propio pueblo, o sectores de éste, a través de movimientos de diversa índole, se han mantenido luego en él con sus cómplices, a través de la propaganda y el terror. Lo cual está más cerca de un régimen monárquico o imperial, que de una “dictadura del proletariado” como la que plantearan los fundadores del marxismo.
Pero, ¿qué tiene en su naturaleza el comunismo que conduce a esto? Pues en primer lugar la concepción, errónea o malintencionada, defendida por sus promotores, de que el estado es anterior a todo y que la sociedad existe solamente por él y para él, lo cual permite que quienes se apropien de la maquinaria del gobierno totalmente por primera vez, puedan pasar a ser, ya para siempre, presentados al pueblo como los artífices de todos los progresos de ese grupo humano, y los únicos capaces de entregarles aquello que los hombres han deseado desde siempre encontrar; el bienestar social y personal. Y en segundo lugar la sensación sembrada maliciosamente en cada hombre, por los grandes capos de la ideología, de que no existe él sino la masa; ni sus necesidades e intereses, sino los colectivos, lo cual crea en la mente de la gente un patrón de abandono de esa independencia personal, que es lo único que la hace creativa.
Basta con la manipulación a gran escala de estos dos, aparentemente inofensivos y primarios conceptos ideológicos, transformados en rígidos mecanismos de control social, para mantener a un colectivo humano, compuesto por millones de individuos, convertido en una masa; puede ser que amorfa y anodina y hasta un poco desordenada a veces, pero eso sí muy dócil; en manos de un caudillo o de un partido, que no sólo regula desde lo que tienen que leer o expresar todos los ciudadanos, hasta los alimentos que pueden consumir; sino los dirigentes que les corresponde elegir, las leyes que están obligados a aprobar y cumplir, la educación que deben recibir, los bienes que están autorizados a poseer, el trabajo que han de realizar y lo que pueden percibir por él como salario; regulándolo todo de tal forma, que quienes han vivido bajo el comunismo sienten que allí todo lo que no está prohibido es obligatorio.
¿De qué manera se puede considerar entonces como protagonistas de una “dictadura”, a quienes están en ella únicamente para obedecer, o para ser golpeados, ultrajados, puestos en la cárcel, expatriados e incluso muchas veces fusilados el día que se atreven a no hacerlo?
Pienso que se trata de una burla, tanto más dolorosa cuanto más de cerca compromete la tierra en que nacimos, y tanto más infamante y vergonzosa, cuando con más furia alza su brazo para golpear el rostro, o cercenar la vida, de los que queremos, sin que se lo podamos arrancar de un tajo.
Cuba, el ejemplo más publicitado de “dictadura del proletariado” en esta región del mundo donde ahora comienzan a resurgir con moderada fuerza, de la mano del neopopulismo cuartelario, los movimientos de orientación marxista, resulta a la vez el más típico caso de esa estafa total, con la que los ladrones de las libertades mantienen adormecidas a las masas. Allí un tirano, al que la naturaleza conminó a retirarse por la enfermedad, luego de casi medio siglo en el poder sin que hubiese conseguido hacer, está claro que porque jamás le interesó; ni libres, ni felices, ni prósperos a quienes se renunciaron a sí mismos por él, aún se aferra a las cuerdas que mueven la nación, y juguetea con ellas a su antojo, dictándole al supuesto “dictador”, el pueblo, sus últimos caprichos desde la cama en la que está prostrado, a través de una simple columna en la internet, ahora que ya le está vedada la tribuna. De una forma sospechosamente similar a como hicieron en el pasado siglo; Stalin, Mao Zedong y Kim Ill Sung, por citar sólo algunos, basados en la misma ideología.
Y Cuba es a su vez, si no el sitio en el que se ha asesinado o reprimido más; aunque hay que decir que allí no ha dejado de correr la sangre, ni de escucharse el golpear de los grilletes a lo largo de más de medio siglo; en nombre de la supuesta “dictadura” de marras, sí aquel en el que la dominación del verdadero dictador y sus cómplices, sobre el proletariado; única clase que sobrevivió, (aun cuando cada día más empobrecida, envilecida y ruin, como la tiranía lo planificó), luego de haber anulado o destruido a todas las demás, ha alcanzado mayores dimensiones, llegando hasta a borrar del alma de la mayoría, la esperanza de la libertad y el deseo de luchar por ella, como otra vez lo han puesto de relieve, aquellas espurias elecciones hace pocas semanas celebradas en las que ni siquiera se atrevieron, los esclavizados en nombre de de sí mismos, al mínimo amago insurreccional de la pasividad de la abstención.
Ojalá que las nuevas generaciones de cubanos no nos echen en cara lo dóciles y estúpidos que fuimos al dejar que esa bestia de una sola cabeza y tantos rostros nos humillara a todos como pueblo muriéndose en la cama sin que nos atreviésemos a decapitarla.

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Acerca de este Blog

Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".

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