En: Derechos Humanos
14 Ene 2011Uno de los propósitos fundamentales de la democracia es la reconciliación de los adversarios para que sean capaces de llegar a acuerdos que sean aceptables para todos. Ese es uno de los fundamentos del concepto del consenso democrático: la aceptación de bases éticas fundamentales y el absoluto respeto por los derechos humanos reconocidos universalmente.
La democracia auténtica es una «Obra de Todos»
Por: Gerardo E. Martínez-Solanas
Estimados amigos de la Democracia:
Uno de los propósitos fundamentales de la democracia es la reconciliación de los adversarios para que sean capaces de llegar a acuerdos que sean aceptables para todos. Ese es uno de los fundamentos del concepto del consenso democrático: la aceptación de bases éticas fundamentales y el absoluto respeto por los derechos humanos reconocidos universalmente.
Uno de los mayores triunfos de la democracia es el proceso que eleva a un pueblo de la dictadura hacia un Estado de derecho en el que todos puedan vivir como hermanos resolviendo sus diferencias y rivalidades mediante un estricto mecanismo democrático y de negociación. Se trata del paso desde el mesianismo político que concentra en una sola persona, clase o grupo político toda la responsabilidad del gobierno como si los demás no tuvieran la capacidad de forjar sus propios destinos en sociedad, hasta el proceso de concertación, tolerancia y respeto mutuo que llamamos democracia.
En los tiempos modernos hay algunos grandes ejemplos de transición de la dictadura a la democracia en España, Chile y casi todos los países que fueron satélites de la Unión Soviética en la Europa Oriental. También hubo transiciones esperanzadoras en Argentina y Rusia, por ejemplo. El que suscribe formó parte de esa oleada de entusiasmo, alegría y esperanza que se volcó en la Plaza de Mayo, en Buenos Aires, para aclamar a la naciente democracia que se inauguraba con el recién electo Presidente Alfonsín. Lamentablemente, en estos dos países el autoritarismo y la polarización política han debilitado considerablemente el proceso democrático posterior.
Por contraste, debemos fijar nuestra atención histórica y realista en los ejemplos de España, Chile, Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Alemania y Estonia, por mencionar sólo algunos en los que el proceso de reconciliación y consenso ha consolidado las respectivas democracias como ejemplos a seguir. Por eso es lastimoso que en algunos países que disfrutan de los resultados de haber optado por el abrazo de hermanos de todo un pueblo para liberarse de la dictadura y la tiranía, pretendan sacar ahora los trapos sucios y convertir las rivalidades políticas en una polarización lamentable y desestabilizadora.
Aunque podamos quejarnos de que no se hizo justicia con los abusadores del poder, el proceso de reconciliación fue un acuerdo de honor que propició la democracia y permitió la reconstrucción de los países respectivos en un Estado de derecho. Aparte de que, como ha expresado hace unos días con notable firmeza Esperanza Aguirre ante el parlamento español, el regreso a las rivalidades para aplicar castigos es puro maniqueísmo.
Por eso les invito a escuchar su breve mensaje que es muy aleccionador para los pueblos que se dejan seducir por las fuerzas que aspiran a tomar venganza con el propósito político de galvanizar a una turba de seguidores incondicionales dispuestos a aplastar con sus pretensiones justicieras toda voz reconciliadora.
Ojalá aprendamos a convivir en un 2011 más armonioso y pacífico. La democracia auténtica es una OBRA DE TODOS.
Gerardo E. Martínez-Solanas
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".