En: Derechos Humanos
27 Nov 2010La batalla inconclusa de Adrián Leiva inicia una nueva etapa desde las páginas del libro que acaba de ver la luz en plena Feria del Libro de Miami. El volumen es una especie de homenaje al desaparecido disidente, cuando aún no se ha cumplido un año de su trágica muerte. Pero más que una muestra de afecto póstumo de sus amigos y compañeros, la publicación quiere ser la continuación de la campaña que más distinguiera a Adrián, y que debe constituirse en un objetivo primordial entre las libertades y derechos a conquistar por los cubanos.
Noviembre 26 de 2010
Por Miguel Saludes
MIAMI, Florida.- La batalla inconclusa de Adrián Leiva inicia una nueva etapa desde las páginas del libro que acaba de ver la luz en plena Feria del Libro de Miami. El volumen es una especie de homenaje al desaparecido disidente, cuando aún no se ha cumplido un año de su trágica muerte. Pero más que una muestra de afecto póstumo de sus amigos y compañeros, la publicación quiere ser la continuación de la campaña que más distinguiera a Adrián, y que debe constituirse en un objetivo primordial entre las libertades y derechos a conquistar por los cubanos.
La expatriación a la que han sido condenados millones de exiliados, primero bajo la fórmula de salida definitiva que se aplica a todo ciudadano que decide marcharse de la Isla y después mediante la otorgación de un permiso, especie de visado, que deben pedir los que quieren volver a su patria en plan de visita, fue la causa por la que Adrián Leiva Pérez luchó encarnizadamente durante los últimos años de su vida.
El pequeño libro contiene una selección de cartas y artículos, escogidos entre decenas, donde el disidente exiliado expuso las razones de su lucha por regresar a la Patria sin aceptar condiciones. Están algunas de las misivas, que incansablemente dirigió a autoridades del gobierno cubano, entre ellas al General Raúl Castro, a Ricardo Alarcón, a los cancilleres de turno y al representante de Intereses de La Habana en Washington. La constancia de Adrián por exigir lo que consideraba un derecho inalienable se convirtió en una obsesión. Mientras más silencio y desatención recibía su caso por parte de las autoridades migratorias de Cuba, mayor énfasis él ponía en darlo a conocer a la opinión pública internacional.
La batalla inconclusa contiene las cartas de Adrián a personalidades del mundo político e intelectual a las que no vaciló en dirigirse para llamar su atención. Están las que envió al Papa Benedicto XVI, así como a los presidentes Barak Obama, Hugo Chávez, Rafael Correa y José Luis Rodríguez Zapatero, entre otros mandatarios a los que pidió una mediación humanitaria. Está incluida la carta abierta a Silvio Rodríguez, publicada en un periódico de República Dominicana y que mereció la respuesta del cantautor, que apareció de la misma manera en ese medio.
La propuesta mencionada en la misiva a Silvio sobre un concierto por la libertad en la Plaza Cívica, cuando aún no se hablaba del que tuvo lugar posteriormente bajo el protagonismo de Juanes, Miguel Bosé y Olga Tañón, provocó la hilaridad de sus amigos en aquel momento. Ahora, en justicia a Adrián, su idea adquiere toda la seriedad que debió merecer cuando fue concebida. Igual ocurre con el empeño de último minuto, apenas unas horas de partir, de organizar una campaña para que las Damas de Blanco fueran nominadas al Premio Nobel en el 2011. Aunque otros puedan atribuirse con razón la originalidad de la propuesta, lo que nadie podrá disputarle a Adrián es la certeza del momento y la forma en que concibió el proyecto. Por ello Cubadebate, la página del dictador retirado, respondió de inmediato calificando a los gestores de mercenarios. En la lista acusadora, publicada casualmente el mismo día en que Adrián perdía la vida en su tierra natal, aparecía su nombre señalado con el calificativo que tanto gusta emplear el gobierno castrista contra sus detractores y opositores.
Entre los escritos que fueron adicionados a los del homenajeado está uno de Yaxys Cires, vice presidente del Partido Demócrata Cristiano de Cuba radicado en España y los trabajos de tres periodistas independientes que desde La Habana reportaron el sepelio del opositor. Laritza Diversent Cámbara, Luis Cino y José Antonio Fornaris hicieron una labor encomiable con sus reportajes. Sus artículos y fotos son la mejor ofrenda al amigo y colega desaparecido. El deseo irrefrenable que animó a Leiva a regresar estaba inspirado precisamente en personas como ellos y en la convicción de que se hace cada vez más imprescindible afincar la lucha por la democracia y los derechos en el interior de Cuba.
De este homenaje en letras queda por destacar la hermosa y precisa introducción hecha por Carmen Luisa Pinto, editora de Voces de Hoy, que publicó el libro. También se debe resaltar el esfuerzo de Eduardo Mesa, joven cubano exiliado, católico y fundador de la Revista Espacios, quien se dio a la tarea de armar el proyecto de este libro auspiciado por el Partido Demócrata Cristiano, del que Mesa forma parte.
Si de algo puede estar seguro el espíritu de Adrián es que en un futuro próximo ningún cubano tendrá que sufrir el dolor de ver estampado en su pasaporte el sello de salida definitiva, ni pedir el vergonzante permiso para entrar a su patria, de la que saldrá de manera libre y no porque marcharse sea la alternativa que le deja el poder instituido. Cuando ese momento sea una realidad, solo entonces habrá concluido la batalla de Adrián Leiva.
La batalla de Adrián Leiva en las páginas de un libro
Tomado de :La Casa Cuba – Blog de Eduardo Mesa
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".