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26 Ago 2010Lo peor que pudo sucederle a la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) es ser juez y parte, en un sistema donde –necesariamente- hay que tomar partido a favor o en contra, y ella lo hizo… pero a favor del aparato administrativo y del Partido Comunista de Cuba (PCC). Lo primero es que el secretario […]
Lo peor que pudo sucederle a la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) es ser juez y parte, en un sistema donde –necesariamente- hay que tomar partido a favor o en contra, y ella lo hizo… pero a favor del aparato administrativo y del Partido Comunista de Cuba (PCC). Lo primero es que el secretario general debe ser militante del PCC y miembro del Comité Central, e igual imagen deben tener las estructuras inferiores.
Esta organización no ofrece ventaja ni facilidad a los trabajadores. Si tiene un problema administrativo, no lo representa, como verdaderamente debe ser; se limita a presentarse ante el Órgano de Justicia Laboral de Base, a instancia del trabajador, donde permanece callado y si acaso balbucea algunas palabras entrecortadas.
La CTC no tiene en cuenta que los trabajadores son quienes posibilitan sus viajes al extranjero, con la cuota mensual que, obligatoriamente, deben abonar, a menos de exponerse a que en una reunión sindical le digan que debe tal o más cual mes.
Ella da la cara a los trabajadores para que participen en los trabajos voluntarios, marchas y/o actividades políticas, como el desfile del 1º de Mayo, o la saca de apuros cuando alguna situación requiere la presencia de la clase obrera.
No se estimula a los trabajadores. Es historia antigua cuando a los trabajadores le asignaban algún efecto electrodoméstico, o daban un diploma que si bien no representaba materialmente un estímulo si ponía contento a quien lo recibía.
La CTC no tiene potestad para señalarle a las administraciones sus deficiencias, más bien las comparte, no tiene que ver con los precios de los productos, aunque sean excesivamente elevados, ni voz ni voto en la producción. Forma parte del Consejo de Dirección empresarial, donde casi siempre permanece callado.
No participa en la negociación colectiva, ni sabe cuando debe ser revisada, menos el importante papel que juega en la misma. Desconoce las normas de protección e higiene del trabajo y si encuentra alguna deficiencia se limita a informarla.
En las asambleas sindicales los trabajadores sólo miran el reloj y levantan la mano aprobando sin saber lo que se está sometiendo a su consideración.
Este es el papel que juega la otra Central de Trabajadores de Cuba; sin embargo, cuando un trabajador respetable y consciente es propuesto para ocupar un cargo en la misma, se limita a decir que no, porque sabe que se va a buscar problemas con la administración y las organizaciones políticas.
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".