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26 Oct 2010«El gobierno cubano no quiere una economía de mercado y lo que hará es ahogar la poca empresa privada que va a existir», dijo Jaime Suchlicki, director del Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos (ICCAS) de la Universidad de Miami.
Impuestos en Cuba llegarán hasta el 50 por ciento para trabajadores privados
Las autoridades cubanas dieron a conocer el marco regulatorio para reducir las plantillas estatales y poner en marcha un nuevo y ambicioso esquema tributario para los empleados independientes o «cuentapropistas» con tasas que llegan hasta el 50 por ciento del ingreso total.
«El gobierno cubano no quiere una economía de mercado y lo que hará es ahogar la poca empresa privada que va a existir», dijo Jaime Suchlicki, director del Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos (ICCAS) de la Universidad de Miami.
Según las regulaciones publicadas el lunes en la Gaceta Oficial, sólo los cuentapropistas que ganen menos de 5,000 pesos cubanos al año, unos $188, quedarán exentos del pago de impuestos. A los demás, se les impondrá una tasa escalonada en función de sus ganancias hasta un máximo del 50 por ciento para los que obtengan 50,000 pesos cubanos, aproximadamente $2,300.
Además, los empleadores pagarán al gobierno el equivalente al 25 por ciento del salario de cada empleado.
Según cálculos oficiales, a las actividades como la comercialización de productos alimenticios y el transporte de carga y pasajeros se les deducirán gastos de 40 por ciento sobre sus entradas. A los maestros, vendedores de flores y programadores de cómputo, entre otros, se les considerarán gastos de hasta 10 por ciento.
A los funcionarios estatales que sean despedidos o «disponibles» se les ofrece como alternativas ocupar en el sector público otras plazas vacantes «imprescindibles de cubrir» o incorporarse al trabajo por cuenta propia. Otra posibilidad es dedicarse a la agricultura con la entrega de tierras en usufructo e incursionar en «otras formas de empleo en el sector no estatal».
También se prevé un sistema de subsidios en el caso de que el trabajador despedido no pueda ser «reubicado’.
Todos los impuestos se pagarán a inicios de año en pesos cubanos a la Oficina de la Administración Tributaria (ONAT). Las autoridades esperan aumentar sus alicaídos ingresos en $1,000 millones en el 2011, de acuerdo con cifras gubernamentales.
El marco regulatorio fija un pago mensual de 10 por ciento sobre las ventas o servicios prestados. Otra obligación será una contribución a la Seguridad Social de 25 por ciento ‘‘en la base de contribución que seleccione el trabajador», según el texto de la Gaceta Oficial.
En el caso de los arrendamientos de viviendas y locales comerciales, entre otros, se aplicará un impuesto hasta del 20 por ciento. Las autoridades cubanas adelantaron que este tributo tiene un carácter preventivo, ya que evitará «concentraciones» de riqueza y la utilización «indiscriminada» de la fuerza de trabajo.
Arrinconado por una grave crisis económica y la falta de liquidez, el gobierno de Raúl Castro autorizó recientemente por los menos 178 categorías de empleos por cuenta propia. En 83 de ellas se permitirá la contratación de asalariados que no sean parientes ni vivan con el titular de la licencia. Hasta ahora el pago por uso de mano de obra sólo se autorizaba a entidades de gobierno, sociedades mixtas y empresas extranjeras.
El cambio se produce luego de que La Habana anunció a mediados de septiembre que eliminaría, en un período de seis meses, más de medio millón de puestos de trabajo estatales.
Suchlicki dijo que los ajustes responden al hecho de que Cuba no tiene forma de manejar la crisis y las limitaciones en moneda dura, agudizadas por la caída de ingresos asociados a rubros estratégicos, como el turismo.
«Las razones por las cuales el gobierno cubano despide a miles de trabajadores es que no tiene forma de mantenerlos», declaró Suchlicki. «Y ahora no quieren que el mercado se les escape de las manos. Quieren una cosa controlada y quitarle el dinero a la gente».
El economista disidente Oscar Espinoza Chepe auguró que el comienzo de los cuentapropistas será más difícil de lo esperado por el azote de los impuestos fijados y las innumerables dificultades que deberán sortear en el futuro inmediato.
«Se ve que ellos [las autoridades del gobierno cubano] quieren dejar toda la carga a los trabajadores independientes. Iniciar esto así, no va a permitir que progrese», dijo Espinoza. «Además, no hay una cultura de pago de impuestos. La que había se destruyó hace más de 50 años».
Octubre 26 de 2010
Juan Carlos Chavez, El Nuevo Herald
Cuba anuncia reglas para apertura de negocios y despidos
Octubre 26 de 2010
El Universal
La Habana.- El gobierno de Cuba anunció el lunes controles e impuestos -como el de renta de hasta 50%- que regirán los nuevos pequeños negocios privados, en el plan de recorte de 500.000 empleos estatales, la medida de mayor impacto de las reformas con que busca levantar la maltrecha economía cubana.
Las regulaciones fueron publicadas en dos números de la Gaceta Oficial -también en internet (www.gacetaoficial.cu)- agotados a primera hora en estanquillos, echando a andar el proceso de reforma laboral anunciado en agosto por el presidente Raúl Castro, indicó Efe.
El gobierno autorizó 178 oficios del llamado trabajo «por cuenta propia» para ampliar el exiguo sector privado, a fin de que absorba a la mayor parte de 500.000 empleos que eliminará de aquí a marzo de 2011, primera etapa de un plan para eliminar en cinco años más de un millón de puestos que sobran en el Estado, 20% de su fuerza laboral.
La mayoría de esas actividades se realizan ilegalmente -muchas con tolerancia oficial- pero los «cuentrapropistas» deberán inscribirlas y pagar cuatro tributos: un impuesto de 25% a 50% sobre la renta, 10% sobre ventas o servicios, 25% por contratación de empleados y 25% de cotización a la seguridad social, según lo publicado en La Gaceta.
El impuesto sobre la renta se regirá por una escala que parte de 25% para ingresos de 5.000 pesos cubanos (unos 200 dólares) al año hasta 50% -uno de los más altos de América Latina- para los superiores a 50.000 pesos (unos 2.000 dólares).
El empleo de mano de obra fuera de la familiar es novedad y se permitirá en 83 de las 178 actividades, lo que abre vía a la pequeña y mediana empresa -abolida en 1968 por Fidel Castro- pero el impuesto que lo grava se calcula sobre las remuneraciones a cada trabajador -si se contratan muchos se paga más- para evitar «concentración de riqueza», según el diario Granma.
Hasta 2009 había registrados en Cuba 143.000 pequeños negocios -con mano de obra familiar- autorizados en los años 90 para hacer frente a la crisis económica por la caída de la Unión Soviética, sostén de la isla durante tres décadas.
En Cuba, donde rigen el peso cubano y el convertible (CUC, 1 equivalente a 1.20 dólar), el gobierno permitirá también a los cubanos alquilar sus casas en CUC a extranjeros, además de en moneda nacional a los cubanos, así como rentar espacios para pequeños negocios.
Para los arriendos en moneda fuerte, el impuesto mensual por una vivienda de una habitación será de 150 CUC -aumentará en 50% por cada cuarto si tiene más-; por el alquiler de una habitación serán 200 y el de espacios irá de 20 a 100.
Las medidas de Raúl Castro, quien sustituyó en el mando a su hermano Fidel hace cuatro años, suponen cambios considerables en un país de economía controlada en un 95% por el Estado, sin cultura impositiva y donde la iniciativa privada es casi nula.
El gobierno lleva a cabo una intensa campaña para lograr que los cubanos, que tiene salud y educación gratuita, alimentación y servicios subsidiados, aprendan a pagar impuestos, y anunció que aplicará «todo el peso de la ley», con altas multas, decomisos y confiscaciones, a los que evadan impuestos o irrespeten normas.
Muchos recibieron las medidas como opción de empleo y de mejorar su nivel de vida pues el Estado paga 20 dólares de salario al mes, pero otros se muestran pesimistas por el peso de los tributos, la falta de un mercado mayorista de insumos o de materia prima, o excesivos controles.
Economistas cubanos advierten que la reforma laboral podría disparar el desempleo si no está acompañada de medidas de estímulo y ayuda a la iniciativa privada, como créditos -en estudio pero aún no anunciada por el Banco Central- o el permiso a los cuentrapropistas de importación de insumos, ante la incapacidad del Estado de abrir un mercado mayorista.
«Falta acompañar estos cambios con leyes que creen confianza para la inversión de esfuerzos y dinero en emprendimientos privados», advirtieron los economistas Pavel Vidal y Omar Evrleny Pérez en la revista católica Espacio Laical.
Idoneidad
Por: Miriam Celaya, Sin EVAsion
Desde que la organización nacional que representa a los trabajadores de Cuba se erigiera en portavoz de los patronos verde olivo para anunciar el despido masivo de medio millón de empleados en tiempo récord, una palabra se ha puesto de moda y circula de boca en boca: idoneidad. Resulta que ser “idóneo” será el requisito esencial para conservar el puesto de trabajo, aunque nadie entiende bien qué puede significar dicho término, habida cuenta de que se trata de una cualidad extremadamente elástica que no se puede aplicar por igual en cada caso. Pongamos por ejemplo que no es lo mismo un cajero de banco idóneo que un sepulturero idóneo, se entiende, aunque ninguno de los dos produzca absolutamente nada; como tampoco son comparables las respectivas idoneidades de un artista y de un gastronómico. No se asusten los lectores si les resulta confuso todo esto: yo tampoco entiendo qué significado misterioso imprime tanto poder a una simple palabra. No creo ser la persona idónea para explicarlo.
Según me comenta una conocida mía, secretaria general de la sección sindical de su centro de trabajo, ahora mismo, para ser considerado idóneo, no será suficiente contar con el aval de revolucionario-combativo-intransigente-integrado-vanguardia. No señor. La actualización del modelo exige una “nueva” concepción del trabajo, según la cual el trabajador ha de producir y ser eficiente (¿?). Vamos, que después de 50 años de sudar en vano, nuestros dirigentes descubren que el trabajo ha de producir algo más que miseria. No seamos muy exigentes con ellos, a fin de cuentas es un modesto logro.
Así, en cada centro de trabajo se aplicará un rasero diferente a la hora de medir la idoneidad de los trabajadores, y una se pregunta qué indicadores permitirán identificar como idóneos a los barrenderos de una ciudad tan sucia; a los policías que supuestamente velan por la tranquilidad en una sociedad que se va tornando más violenta cada día y en la que se comete todo tipo de delitos; a los juristas oficiales encargados de efectuar las injusticias y tergiversar las ya de por sí retorcidas leyes; a los cientos de funcionarios que cobran un salario por entorpecer todas y cada una de las gestiones que cualquier hijo de vecino emprende; a las decenas de empleados de tiendas y otras dependencias de servicios que se regodean en el maltrato al cliente. ¡Ah, por cierto, cuál será el panadero idóneo que garantizará la calidad del pan nuestro de cada día! (ese humildísimo pan de la agonizante cartilla de racionamiento que siempre sale a relucir como punto número uno de la agenda de gobierno de cada delegado del poder popular).
Pero, sobre todo, me pregunto cuáles serán los miembros de los Consejos de Estado y de Ministros –empezando por el General-Presidente– que puedan ser catalogados con la gracia de la idoneidad después de tanto naufragio y descalabro de la nación, en medio de tanta corrupción administrativa a todos los niveles y después de la ruina total en que han sumido a este país. ¿O es que en las alturas del Olimpo guerrillero no va a haber racionalizaciones de plantillas?
Ahora, que estamos renovando el modelo porque “no nos funciona ni a nosotros” –según declaraciones del Gran Orate en la primera frase cuerda que habrá que reconocerle en largo tiempo–, ¿no será hora de modernizar y rejuvenecer también el parque jurásico de verdosos dinosaurios que continúan machacando en esta hacienda arrasada?
Octubre de 2010
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".