Hoja de ruta económica crea muchas dudas

En: Opinión

16 May 2011

Los llamados “lineamientos”, aprobados el mes pasado por el gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC) y publicados el lunes, parecen menos una plataforma coherente de gestión que una lista de deseos que el gobierno de Raúl Castro puede adoptar o dejar a un lado en dependencia de las circunstancias, dijeron analistas.



Hoja de ruta económica crea muchas dudas


Por: Juan Tamayo (jtamayo@elnuevoherald.com), mayo 15 de 2011

La reciente versión de la hoja de ruta de Cuba para llevar a cabo las reformas económicas más ambiciosas en 50 años agregó un llamado a ampliar el uso de un sistema de administración al estilo occidental, aunque a su vez otro llamado pide implementar mayores controles estatales de los precios.

Los llamados “lineamientos”, aprobados el mes pasado por el gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC) y publicados el lunes, parecen menos una plataforma coherente de gestión que una lista de deseos que el gobierno de Raúl Castro puede adoptar o dejar a un lado en dependencia de las circunstancias, dijeron analistas.

“Clarificó muchas cosas, pero sigue siendo muy general y genera más preguntas que respuestas”, dijo Oscar Espinosa Chepe, un economista disidente de La Habana que ha comparado detalladamente la versión aprobada por el PCC y una anterior hecha pública en noviembre.

Muchos cubanos se apresuraron el lunes a los quioscos de periódicos para comprar copias de la publicación de 48 páginas, y los que la compraron temprano incluso la revendieron hasta por 10 veces el precio original. Pero el viernes todavía quedaban copias de ellas en los estantes, dijo un maestro retirado de La Habana.

“Al principio hubo una demanda por los lineamientos, pero ahora la gente se ha dado cuenta de que no hay mucho nuevo y lo que hay es indiferencia”, afirmó el hombre, quien prefirió no ser identificado debido a que no estaba autorizado a hablar con periodistas extranjeros.

Las guías se concibieron como un mapa de ruta para los planes de Castro de rescatar la economía cubana, rebajando las nóminas estatales y subvenciones, reduciendo los controles del gobierno central y permitiendo más empresas privadas, entre otras reformas.

Pero algunos de los cambios de la primera a la última versión parecen reflejar contradictorias decisiones para moverse más rápido o más despacio, permitir más o menos empresa privada y reducir o ampliar los controles de planeamiento del gobierno central.

Por ejemplo, la versión más reciente borró una línea que decía que no debería haber controles de precios para los alimentos cultivados por un nuevo tipo de agricultor privado, destaco el economista Carmelo Mesa-Lago, de la Universidad de Pittsburgh.

En su lugar, el artículo pide ahora que el gobierno establezca los precios para los alimentos que Acopio, la notoriamente ineficiente agencia estatal que adquiere, distribuye y vende productos agrícolas, y le compra a los agricultores privados que arriendan tierras estatales no explotadas.

“Este es un cambio radical de regreso a los controles gubernamentales”, dijo Mesa-Lago, considerado uno de los principales expertos en la economía cubana.

En otros cambios, las palabras “control” y “planificación” se han agregado a varias de los recientes lineamientos, destacó. Una de las líneas clave establece que la planificación central al estilo soviético –no el mercado– continuará guiando el desarrollo económico de Cuba.

Espinosa destacó que la última hoja de ruta también retiene una prohibición a “la acumulación de propiedad”, en esencia una advertencia de que no se le permitirá a las nuevas microempresas privadas –ya sean cafeterías o fábricas de ladrillos– que se hagan demasiado ricas.

En la parte positiva, agregó, los nuevos lineamientos incluyen un nuevo llamado a ampliar el perfeccionamiento empresarial, un sistema de administración al estilo occidental, basado en auditorías y otros controles, que se emplea actualmente en muchas empresas administradas por los militares.

También deja “muy claro”, dijo Espinosa, que el gobierno planea seguir adelante con su esfuerzo para despedir a más de 1.3 millones de trabajadores –en un país de 11.2 millones de personas– y cortar los subsidios para programas como la libreta de racionamiento alimenticio.

La primera ronda de 500,000 despidos tenía que haberse completado para el 1ro. de abril, pero Castro la pospuso en medio de amplias quejas. La retirada de algunos artículos de la tarjeta de racionamiento también ha provocado quejas, especialmente de los pobres y ancianos.

Espinosa y Mesa-Lago destacaron otros puntos positivos en las guías más recientes:

• Un llamado a relajar las medidas, ahora muy rigurosas, sobre la compra y venta de casas y autos. Esto podría legalizar a un gran número de compras y ventas que se negocian actualmente en el mercado negro, y permitir que el gobierno recaude impuestos y tarifas, dijo Espinosa.

• Un vago llamado a estudiar la posibilidad de permitir que más cubanos viajen al extranjero “por turismo”. Los cubanos necesitan actualmente un permiso de salida, difícil de obtener, antes de que puedan viajar al extranjero por cualquier razón.

• Una mención de que la reciente ley que cubre el arrendamiento de tierras estatales no explotadas a los nuevos agricultores privados podría cambiarse según fuera necesario. Algunos de los nuevos agricultores se han quejado de las regulaciones y la burocracia gubernamental.

La hoja de ruta también incluye “muchas buenas intenciones” como la eliminación del complejo sistema de doble moneda de Cuba, una recuperación de las exportaciones de la isla y una reducción de las importaciones, agregó Mesa-Lago, “pero no ofrece ideas de cómo se lograrán esas cosas”.

Espinosa dijo que percibía en las líneas una crítica poco barnizada a las políticas de Fidel Castro que llevaron al estancamiento económico de la isla, y propuestas demasiado modestas para llevar al país a un sistema más productivo.

“Ellos están ofreciendo penicilina para una situación crítica”, agregó Espinosa desde La Habana.

Para Espinosa, por muchos años fuerte partidario de la revolución castrista, los nuevos lineamientos, como los primeros, no son nada para celebrar. “Se esperaban más cosas, pero no se afirma nada concreto”, afirmó por teléfono desde su casa. “Son muchos los engaños en este país. Ya la gente no cree en nada y ya están explotando las cafeteras”.

En la década de 1990, durante la crisis económica desatada por el fin de los subsidios soviéticos, el gobierno vendió a los cubanos una mezcla barata de café y chícharos. La mezcla tupía de alguna forma los filtros de las cafeteras, haciéndolas explotar. Al ir cediendo la crisis, el gobierno dejó de vender la mezcla. Pero el mes pasado anunció que el café que se vendía bajo la tarjeta de racionamiento contendría de nuevo chícharos porque no había divisas para importar el suficiente café en grano.

“La gente quiere ver cambios y avances [en los lineamientos] que yo no veo”, declaró Espinosa. Las cafeteras que estallaban son “un símbolo, porque el gobierno prometió que el chícharo no volvería. Ellos prometieron que las cosas se pondrían mejor”.

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Acerca de este Blog

Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".

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