En: Opinión
13 Jul 2010Que los demócratas cubanos abandonen el Infierno, pero no puedan quedarse en la isla, y deban emprender el exilio, señala que la vida política cubana continúa bloqueada. Los hermanos Castro, desde su poder monárquico, conceden libertades por benevolencia o para atenuar la presión internacional que se generó tras la muerte del preso Orlando Zapata. No han modificado ni un ápice un régimen que, cuando ellos quieran, puede volver a encarcelar a los que substituirán en la lucha democrática a los que se han marchado.
Felicitando a Moratinos…
Después de dos horas de apasionada conversación en el salón de su asediada casa en la Habana, Oswaldo Payá me dijo: “De todo lo hablado, lo más importante es que, desde fuera, nos ayudéis a liberar a los presos”. Era abril de 2006 y aquella conversación forma parte del libro “Disidentes de Cuba”, editado unos meses más tarde. El mensaje del líder del Movimiento Cristiano de Liberación y del Proyecto Varela, la única iniciativa que en el interior ha generado temblores al castrismo, coincidió completamente con el del líder socialdemócrata Vladimiro Roca y con el de Martha Beatriz Roque, quien pasa por ser el ala más dura del exilio interior. No en vano, los presos eran un gran desafío político, pero, sobretodo, un lacerante problema humano. Y es que, por más que la opinión pública internacional nunca se ha fijado en el Guantánamo cubano, tal y como ha dicho el expreso Óscar Espinosa: “las prisiones cubanas son lo más parecido al Infierno de Dante”.
Desde esta perspectiva, la más sincera y entusiasta felicitación al ministro Moratinos. Podremos discutir muchas de sus políticas en Europa o en América. Si consigue estas liberaciones supondrá, sin embargo, un logro que tendrá el agradecimiento eterno de todos los demócratas cubanos. Dicho esto, que no debe tener ni un borrón, mi implicación en el tema me fuerza a señalar la letra pequeña.
Que los demócratas cubanos abandonen el Infierno, pero no puedan quedarse en la isla, y deban emprender el exilio, señala que la vida política cubana continúa bloqueada. Los hermanos Castro, desde su poder monárquico, conceden libertades por benevolencia o para atenuar la presión internacional que se generó tras la muerte del preso Orlando Zapata. No han modificado ni un ápice un régimen que, cuando ellos quieran, puede volver a encarcelar a los que substituirán en la lucha democrática a los que se han marchado.
Todo esto debe ser algo muy teórico… que tiene que ver con el necesario cambio político que debe haber en Cuba. Tras la alegría por los presos liberados, continúan habiendo, sin embargo, situaciones lacerantes. Se van a liberar, parece, todos los que fueron detenidos el marzo del 2003 y todavía cumplen penas. Son los llamados 75 Presos de la Primavera Negra, gente que -por ejercer lo que en un país normal son derechos fundamentales- ha cumplido ya más siete años de cárcel. ¿Qué ocurre, sin embargo, con los que llevan 10, 12, 15 o 20 años entre rejas? ¿Va a quedar en prisión el Doctor Óscar Elías Biscet, culpable sólo de hacer desafiantes huelgas de hambre contra el régimen? Fue encarcelado el 2002, solo unos meses antes de la Primavera Negra. ¿Va a continuar en prisión para cumplir su condena de 25 años?
Las detenciones de la Primavera Negra empezaron el 18 de marzo. A los pocos días se había acuñado el concepto de “Los 75”. La ola represiva, sin embargo, termino el 25 de abril en la Isla de Nueva Gerona. ¿Fabio Prieto y Rolando Jiménez, el 76 y el 77, no van a ser incluidos en la amnistía conseguida por Moratinos? El primero, periodista, está condenado a 25 años por sus artículos. Rolando fue acusado de pintar, de noche, unos grafitis que decían: “Muera Fidel”. El fiscal le pedía 6 años de cárcel. Durante el juicio, dijo no haberlos hecho pero estaba dispuesto a pintarlo de día y delante de todo el jurado. Fue condenado a 12 años de cárcel. Ya ha cumplido los 6 años que pedía el fiscal. Ya ha cumplido la mitad de la pena a la que le condenaron y la legislación cubana, en este punto, completa la excarcelación…
Y hay otro punto que yo debo señalar. Los liberados deberían poder quedarse en la isla. Si no es posible y el Estado español acoge 54, 30, 25 o 3, esta gente debe ser acogida dignamente, algo que no ha pasado con presos acogidos con anterioridad. El primer preso en llegar fue Raúl Rivero el 2004. Nunca se le concedió la condición de asilado político… lo que le supone diversas dificultades. Raúl, gran periodista, ha tenido y tiene, sin embargo, suficientes tribunas para quejarse, o no, de esta situación.
Omar Pernet, Ramón Castillo, Alejandro González Raga y Pedro Pablo Álvarez llegaron el febrero del 2008. Estaban resignados a cumplir –dignamente- su condena. La presión internacional hizo, sin embargo, que el gobierno cubano los entregara al gobierno español. Salieron de la prisión, fueron trasladados al Aeropuerto José Martí y, con el avión presidencial español, volaron hasta Torrejón de Ardoz.
Muchas veces han dudado de si hicieron bien aceptando el exilio. Durante meses se les negó su condición de asilados políticos, en un limbo jurídico en el que no sabían si eran inmigrantes legales o ilegales, si tenían o no derecho a residencia, pero en el que contaban con poco más que su pasaporte cubano. Lo más grave sin embargo ha sido que, a pesar de su incapacidad legal para trabajar, se les han escatimado las más mínimas condiciones de vida. Así, con dificultades para pagar el alojamiento y la manutención, han visto como en Madrid o en Barcelona, perdían una dignidad que no les había quitado ni la cárcel cubana.
La cosa ha llegado a un nivel tal de desidia por parte del gobierno español que, el febrero pasado, Omar Pernet, un anciano sólo e invalido, un hombre que se ha pasado más de veinte años en las cárceles castristas, amenazó con plantarse con su silla de ruedas frente a la Moncloa. Afirmaba no querer vivir ni de la caridad, ni debiendo el alquiler durante meses. Decía no haber pedido a España que le sacara de la cárcel. Simultáneamente, Pedro Pablo Álvarez hacía pública la demanda a Zapatero de que le devolviera a la prisión cubana. “Es mejor la cárcel, que esta indignidad en la que nos hacen vivir”. Pocos días después, dejo Barcelona para refugiarse en Miami.
Aplausos, pues, para el ministro… pero no olvidemos que estamos gestionando algo más que momentos políticos. Después del aplauso, hay unas persones que no solo deben ser tratados con respeto. Merecen ser tratados con toda la dignidad, porque han sido y son verdaderos héroes de la libertad.
Carles Llorens
Autor de “Disidentes de Cuba” y “Rolandito y el Rey Fidel”.
Secretario de Relaciones Internacionales de Convergència
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".