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14 Sep 2010Antes las nuevas condiciones adversas los trabajadores cubanos tendrán que soportar el chantaje de condiciones de trabajo onerosas a expensas de ser despedidos. El privilegio de poder trabajar no será para los más eficientes o aptos, sino para aquellos que demuestren docilidad y comprometimiento con las autoridades del País, que son a fin de cuentas los que siguen controlando toda la economía. Solo Sindicatos elegidos por los trabajadores y que respondan verdaderamente a sus intereses, pudieran lograr una mejor atención a sus necesidades económicas logrando asi elevar su nivel de vida.
Es vergonzoso cómo se comporta la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), hoy en día.
Por: Pedro Pablo Alvarez Ramos
Septiembre 14 de 2010
Es vergonzoso cómo se comporta la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), hoy en día. Vemos como esta Organización que debe defender los derechos de los obreros cubanos, se alinea al lado de los explotadores y expoliadores de la clase trabajadora y la Nación. Sin ningún rubor o miramiento aprueban las medidas que pretenden dejar a cientos de miles de cabezas de familia sin un empleo decente, capaz de proporcionarles un salario para paliar sus necesidades más imperiosas. Sus llamados están dirigidos a exigir el sacrificio y mayor cumplimiento de todas las directrices que emanan de la cúpula gobernante, demostrando asi su complicidad, con los que mandan. ¡Claro otra cosa no se puede esperar de quienes son designados por su condición de militantes del Partido Gobernante para dirigir los Sindicatos!
Pero lo más curioso de este pronunciamiento es que no se emite una sola queja sobre las malas condiciones de trabajo, los bajos salarios, la falta de transporte u otras deficiencias que atañen a la clase obrera de estos tiempos en el País. Hoy más que nunca y ante las nuevas realidades la conformación de un sindicalismo independiente, libre y autónomo se hace imprescindible.
Antes las nuevas condiciones adversas los trabajadores cubanos tendrán que soportar el chantaje de condiciones de trabajo onerosas a expensas de ser despedidos. El privilegio de poder trabajar no será para los más eficientes o aptos, sino para aquellos que demuestren docilidad y comprometimiento con las autoridades del País, que son a fin de cuentas los que siguen controlando toda la economía. Solo Sindicatos elegidos por los trabajadores y que respondan verdaderamente a sus intereses, pudieran lograr una mejor atención a sus necesidades económicas logrando asi elevar su nivel de vida.
En Cuba los cambios son una necesidad imperiosa. ¿Como van a sobrevivir tantas personas sin los espacios de libertad social, económicas y políticas necesarias para garantizar sus derechos? El Estado con estas nuevas medidas se ha declarado impotente. ¿Por que persiste entonces en mantener el Socialismo o Comunismo? La creación de organizaciones independientes es de una necesidad imperiosas ante estas nuevas circunstancias. ¿Como si no van a defenderse las personas del mayor terrateniente; el Estado, que controla todas las organizaciones? Estamos ante una nueva variante de Nacionalismo Socialista, donde un grupo de empresarios afines al gobierno sin una competencia libre controlan la economía del País y mantienen un régimen represivo, que se desentiende de aquellos ciudadanos invalidados por su no fidelidad.
Solo una Sociedad Democrática y Libre con un Estado de Derecho es capaz de conducir el País, por las sendas del desarrollo. Por eso los cubanos no podemos cejar en nuestro empeño de lograr un sistema donde se respeten los derechos de todos los ciudadanos, con igualdad de oportunidades y libertad de organizarse libremente. Solo asi podremos constituir una Patria con todos y para el bien de todos los cubanos.
A continuación un pronunciamiento de la CTC, ante el anuncio de la restructuración laboral del gobierno cubano y un análisis de Elías Amor prestigioso economista cubano que vive actualmente en Valencia, España:
Lunes 13 de septiembre de 2010
Pronunciamiento de la Central de Trabajadores de CubaTrabajadores:
La Revolución cubana cumple 52 años de victoriosa existencia, y hoy, más que nunca están vivas e inconmovibles en la dirección de la nación y en nuestro pueblo la voluntad y la determinación de continuar la construcción del socialismo, avanzar en el desarrollo y la actualización del modelo económico que debemos seguir, consolidando las conquistas alcanzadas.
La dirección del Gobierno ha venido trabajando en la elaboración de un conjunto de medidas que garantizan e instrumentan los cambios que resulta necesario e impostergable introducir en la economía y la sociedad, para transformar y hacer más eficiente el actual proceso productivo y laboral.
Cuba enfrenta la urgencia de avanzar económicamente, organizar mejor la producción, potenciar las reservas de productividad y elevarla, mejorar la disciplina y la eficiencia y ello solo será posible mediante el trabajo digno y consagrado de nuestro pueblo. Hoy, el deber de los cubanos es trabajar y hacerlo bien, con seriedad y responsabilidad, lograr un mejor aprovechamiento de los recursos de que disponemos, para así satisfacer nuestras necesidades.
En correspondencia con el proceso de actualización del modelo económico y las proyecciones de la economía para el periodo 2011-2015, se prevé en los Lineamientos para el año próximo la reducción de más de 500 000 trabajadores en el sector estatal y paralelamente su incremento en el sector no estatal. El calendario para su ejecución está concebido por los organismos y empresas, hasta el primer trimestre del 2011.
Para el movimiento sindical y los trabajadores prestar la máxima atención a la reducción de plantillas, al proceso de disponibilidad laboral y al empleo, y lograr una adecuada utilización de los recursos humanos resulta una tarea insoslayable. Es conocido que el exceso de plazas sobrepasa el millón de personas en los sectores presupuestado y empresarial.
Nuestro Estado no puede ni debe continuar manteniendo empresas, entidades productivas, de servicios y presupuestadas con plantillas infladas, y pérdidas que lastran la economía, resultan contraproducentes, generan malos hábitos y deforman la conducta de los trabajadores. Es necesario elevar la producción y la calidad de los servicios, reducir los abultados gastos sociales y eliminar gratuidades indebidas, subsidios excesivos, el estudio como fuente de empleo y la jubilación anticipada.
El éxito del proceso que ahora se inicia dependerá del aseguramiento político que desde el movimiento sindical y bajo la dirección del Partido los dirigentes sindicales demos previamente a las acciones que se deben emprender, y del consenso social que alcancemos sobre la pertinencia económica y política de este paso. Estas medidas de disponibilidad laboral buscan la identificación de las plazas que no resultan indispensables y la reubicación en otro puesto de trabajo donde sea necesario y posible o la reorientación laboral de los trabajadores que las ocupan.
Para el tratamiento laboral de los trabajadores que en una entidad o puesto de trabajo resulten disponibles, se amplia y se diversifica el actual horizonte de opciones con nuevas formas de relación laboral no estatal como alternativa de empleo: entre ellas están el arrendamiento, el usufructo, las cooperativas y el trabajo por cuenta propia, hacia donde se moverán cientos de miles de trabajadores en los próximos años.
Dentro del sector estatal solo será posible ir cubriendo las plazas que resulten imprescindibles, en labores históricamente deficitarias de fuerza de trabajo, como la agricultura, la construcción, maestros, policías, obreros industriales y otros.
El país viene ejecutando en diversos sectores un importante proceso inversionista, en el petróleo, la construcción, la biotecnología, la industria farmacéutica y el turismo, asimismo se impulsan otras producciones de bienes y se ampliará la exportación de servicios, lo que también generará fuentes de empleo.
Estos cambios en la política de empleo se aplicarán de forma gradual y progresiva, se iniciarán de inmediato y por su magnitud e incidencia abarcarán a todos los sectores.
Todo este proceso se efectuará sobre bases y normas nuevas y se modificará el actual tratamiento laboral y salarial para los disponibles e interruptos, pues ya no será posible aplicar la fórmula de proteger o subsidiar salarialmente de forma indefinida a los trabajadores. En la identificación, traslado y ubicación hacia otras labores tendrá un papel muy importante la gestión y disposición personal del interesado.
La definición de quiénes cubrirán las plazas disponibles en cada colectivo laboral se aplicará tomando en consideración el principio de la idoneidad demostrada.
Un asunto de singular importancia lo constituye el salario. Hay que revitalizar el principio de distribución socialista, de pagar a cada cual según la cantidad y calidad del trabajo aportado. Los sistemas de pago por resultado, aplicados en centros con plantillas mejor ajustadas, continuarán siendo la vía para elevar la productividad y como consecuencia de ello, el ingreso de los trabajadores.
Favorecer que la organización sindical en cada nivel de dirección contribuya al cumplimiento de esta política garantizará la continuidad de la construcción del socialismo cubano; aplicando el concepto de Revolución a partir del sentido del momento histórico, y de cambiar todo lo que debe ser cambiado.
La CTC y los sindicatos estamos comprometidos y velaremos por la más estricta observancia y aplicación del principio de idoneidad demostrada al determinar el mejor derecho para ocupar una plaza, así como por la transparencia en lo que debe ejecutarse.
Al sindicato le corresponde actuar en su sector con un alto nivel de exigencia y mantener el control sistemático de la marcha de este proceso, desde que se inicie hasta que concluya, adoptar las medidas que correspondan y mantener informados a sus organismos superiores y a la CTC.
La unidad de los trabajadores cubanos y de nuestro pueblo ha sido clave para materializar la gigantesca obra edificada por la Revolución y en las transformaciones que ahora emprendemos ella continuará siendo nuestra más importante arma estratégica.
Secretariado Nacional
de la CTC.
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EN TORNO AL PRONUNCIAMIENTO DE LA CTC Y LOS CAMBIOS EN LA
ECONOMÍA CUBANA
13-09-2010.
Elías Amor Bravo, Economista ULC
En la dictadura comunista de los hermanos Castro, el papel del sindicato único como correa de transmisión de las decisiones de la cúpula dirigente no puede ser más claro. Ahora tenemos un ejemplo más.
El “Pronunciamiento” del Secretario Nacional de la Central de Trabajadores de Cuba, CTC, publicado en Granma hoy, confirma lo alejado que está el modelo de relaciones laborales de la Isla de la realidad sindical occidental, la escasa defensa que de los intereses de los trabajadores realiza ese denominado “Sindicato” y la vergüenza que supone, para los que defienden la existencia de un sindicalismo libre, democrático y plural, este papel lamentable de la CTC.
El Pronunciamiento, tras realizar un enunciado de corte fascista en el que, cito textualmente “hay que mejorar la disciplina y eficiencia (…) el deber de los cubanos es trabajar, y hacerlo bien, con seriedad y responsabilidad, lograr un mejor aprovechamiento de los recursos de que disponemos para satisfacer así nuestras necesidades”, está dirigido fundamentalmente a justificar la decisión del régimen de echar a la calle a más de 500.000 trabajadores estatales hasta el primer trimestre de 2011.
Y añade, “es conocido que el exceso de plazas sobrepasa el millón de personas en los sectores presupuestado y empresarial”, “nuestro estado no puede ni debe continuar manteniendo empresas, entidades productivas de servicios y presupuestadas con plantillas infladas y pérdidas que lastran la economía, resultan contraproducentes, generan malos hábitos y deforman la conducta de los trabajadores”. Más claro, agua.
Cualquier enunciado sindical de estas características sería impensable en un país europeo o de América Latina. Me atrevo a afirmar, en cualquier país civilizado, donde los sindicatos están para defender los derechos adquiridos de los trabajadores, mejorar sus condiciones de vida y garantizar que las relaciones laborales contribuyan al desarrollo social. No es posible que aquellos que se autodefinen como defensores de los trabajadores, se apunten a un plan de las características que asume el régimen castrista sin una mínima crítica, sin una exigencia mínima que plantee a las autoridades alguna reflexión sobre la barbarie económica que van a acometer.
Se equivoca la CTC, como se equivoca el régimen castrista, al presuponer que el trasvase de efectivos excedentes del sector estatal a las empresas y actividades que funcionan dentro de los estrechos marcos de la actividad privada en Cuba, será directo.
Como ya he podido exponer en otra ocasión, nada garantiza que un trabajador que ha estado desempeñando sus funciones en una actividad estatal pase a los sectores que según la CTC precisan personal, como “petróleo, la construcción, la biotecnología, la industria farmacéutica y el turismo, asimismo se impulsan otras producciones de bienes y se ampliará la exportación de servicios, lo que también generará fuentes de empleo”.
Además el ritmo de creación y consolidación de nuevas actividades productivas en la Isla no dependerá sólo de la voluntad de las autoridades y la concesión de licencias, sino de la existencia de un marco estable y adecuado para la actividad económica, lo que en este momento, es evidente que no existe.
Cualquiera que conozca las entrañas de estas nuevas actividades sabe las dificultades para obtener trabajadores cualificados y adecuados a las tareas, por lo que nada garantiza que las cosas puedan ser tan fáciles. En cuanto a los requisitos de “idoneidad” que fija la CTC para ir cubriendo los puestos, parece que va a existir una prioridad como siempre para los cuadros afectos del régimen y la militancia, de modo que este “trasvase” puede volver a convertirse en un mecanismo más de recompensa o castigo, en línea con las políticas de control, represión y coerción que sufren los cubanos a lo largo de su vida de un régimen cuya esencia y naturaleza es esa.
Pero es que además, la CTC no muestra en su Pronunciamiento el más mínimo sentimiento de adhesión o preocupación por los trabajadores cubanos, y cito textualmente, “todo este proceso se efectuará sobre bases y normas nuevas y se modificará el actual tratamiento laboral y salarial para los disponibles e interruptos, pues ya no será posible aplicar la fórmula de proteger o subsidiar salarialmente de forma indefinida a los trabajadores.
En la identificación, traslado y ubicación hacia otras labores tendrá un papel muy importante la gestión y disposición personal del interesado”. El “salto en el vacío” de la organización sindical la pone al borde de un abismo en el que las transformaciones emprendidas por el régimen pueden suponer su contestación social más amplia.
Hasta los salarios aparecen como un nuevo elemento en el debate, y la apuesta por el pago en “función de incentivos y productividad” entra en el lenguaje de esta organización sindical como si se tratase de una organización de empresarios. Qué lejos queda el diseño de una “sociedad socialista” de trabajo igual con paga igual, o la “gigantesca obra de la revolución” y majaderías similares en las que ya nadie cree en Cuba por fortuna.
Si el Pronunciamiento de la CTC iba dirigido a conseguir la “unidad de todos los trabajadores”, asumiendo que al sindicato le corresponde “actuar (…) con un alto nivel de exigencia y mantener el control sistemático de la marcha de este proceso”, yo creo que van a conseguir más bien todo lo contrario. Porque hay algo que tengo muy claro, ya que creo en la empresa privada y sus capacidades para transformar la sociedad, si el proceso realmente funcionase bien, el paso de los trabajadores a la economía privada debería suponer precisamente una reducción del control sistemático que busca la organización unitaria y una progresiva pérdida de lealtad hacia el régimen y sus instituciones.
En ese sentido, el Pronunciamiento de la CTC, que también busca la referencia protectora del Partido único, tiene mucho de carta de defunción del sindicato, cuya viabilidad queda comprometida con los mismos cambios anunciados y defendidos.
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".