Entrevista de actualidad a José Vilasuso Rivero.

Entrevista de actualidad a José Vilasuso Rivero.

Por Marcos del Rosario.

Saludos profe. Ya sabemos que salió del hospital. Por esta vez no se nos va, ¿cierto?

Espero en Dios que así sea, don Marcos. Creo que todavía hay mucho que hacer por el medio. Bueno, al grano.

¿Qué nos puede decir de los últimos acontecimientos relacionados con Cuba?

Son variados y estimulantes, no cabe duda. Hasta hoy nada es comparable a la excarcelación para luego desterrar  a tantos presos de conciencia. Ahí fijo la médula de la situación. Esa noticia ha removido la opinión pública mundial y colocado nuestro caso en el centro mismo del debate político regional. Olvídese, don Marcos. Esas fotos acabadas de publicar de semiesqueletos vivientes, entrevistas irrefutables, declaraciones como puños con sus secuelas permanentes están despertando conciencias y avivando las almas inquietas en todo el planeta. Es lo que se necesita. No hay mejor prueba de la naturaleza represiva del régimen habanero. Tal es el mensaje que llevamos medio siglo proclamando y con todo esto ha alcanzado buena parte de sus dimensiones.

Y de la reaparición de Fidel, ¿qué?

Mire, cuando cualquier gobierno exhibe una figura con los rasgos de ese caballero como último recurso publicitario. No tenga la menor duda de que se ha jugado su última carta. Es un revivir el pasado idílico que para ellos, los marxistas, tendrá su nostalgia; pero es otro remachar con una pesadilla que, al cubano de a pie nada le puede inspirar. La rueda del tiempo no se detiene y por mucho que se intente demorarla sólo se logra evidenciar esa retranca inseparable de quienes perdieron la actualidad. Ahora le pongo el acento en lo ficticio de tantos artículos rubricados por Fidel y aparecidos en Gramma; fíjese en lo extemporáneo de muchos temas, o lo tergiversado de otros tantos dado que no los publica con otro fin que lucirse en pantalla y decirle a la vieja guardia: “aquí estoy yo todavía vivito y coleando.”

En cuanto al holocausto mundial que él vaticina, ¿qué?

El holocausto lo lleva él dentro, mi querido amigo. Desde que lo conozco es igual, exagerado, sensacionalista, amigo de sembrar la alarma, y permanentemente en busca de populacho e ingenuos proclives a aplaudirlo y seguirle la corriente; a veces con segundas intenciones. Fidel tradicionalmente ha basado su poder e influencias en diversas formas del terror y el chantaje; hoy en su ocaso persiste en ese tremendismo.

No niego tampoco que por el momento la situación respecto a Irán es muy seria, amenazante para cualquier persona responsable. Sin embargo, Castro la presenta echando más leña al fuego. Se solidariza con el oscurantismo y la corriente más agresiva del islam. De ellos espera el jaque mate a Estados Unidos. ¿Qué lenguaje es ese? ¿El de Mahatma Gandhi o Martin Luther King? Aunque algunos no lo hayan percibido, apunte usted que de esta manera consciente o inconscientemente, revive su postura cuando la crisis de los cohetes en octubre de 1962. Entonces era aliado o mejor la vanguardia de la potencia nuclear más lejana y estratégicamente enemiga de Occidente. Lo que implicaba que cualquiera que hubiese sido del desenlace explosivo de la crisis, Cuba hubiera sido el primer blanco. Nos borraban del mapa. Trágico, ¿verdad?  Ahora, contrariamente intenta demostrar que aquellos sistemas atómicos le fueron impuestos. Nada más falso. Aun retumban en mis oídos sus discursos en la Plaza de la Revolución repitiendo: “tenemos; aviones, tanques, cañones, excétera, excétera, excétera….,” quienes vivimos las tensiones de cerca recordamos su irresponsabilidad como la de Ernesto Guevara recalcando el protagonismo de una aventura de cuyas consecuencias fatales sólo Dios sabe cómo y porqué nos vimos salvados. Todavía hoy me estremezco al recordarlo. Precisamente la mínima prudencia de los soviéticos fue la causal directa de su cólera mayor, desaires públicos al camarada Anastas Mikoyán, y tantas manifestaciones propias del cabeza caliente jugando con fuego.

Amplíe esa idea, profe. Contiene su clave.

Vea, don Marcos. Fidel se jugaba el todo por el todo en aquella confrontación. Sabía los riesgos que corríamos y no es tan ligero como para desear la desaparición de Cuba y por lo tanto la suya. Lo que parece haber escapado a cierta opinión pública es que para evitar la catástrofe descansaría en la responsabilidad de los gobernantes de las grandes potencias, creo que más en Kennedy que en Jruschov; pero él esperaba permanecer como el “infant terribel”

Pero alguien ha dicho recién que Fidel no puede ser peor puesto que no puede cambiar un ápice su personalidad. Ha alcanzado la cúspide del egocentrismo. Vanidad de vanidades. Esta comedia distractiva que presenciamos en medio de una crisis interna sin salida, confirma su indiferencia ante el desastre nacional. Sabe que no hay solución a la mano y exige que sus admiradores se conformen con observarlo emitiendo sus últimos partes de la guerra privada retrato de su carácter. En el fondo es la misma personalidad frente al espejo centrándose en su viejo pero remodelado uniforme verde olivo; aunque por esta vez no exhibe las insignias y “allá los que puedan arreglar las cosas con tal que no afecten mi cartel.”

Profe, una pregunta. ¿Por qué usted critica constantemente a los grandes medios internacionales? Le expongo una inquietud muy sincera.

Se lo reconozco. Sé a la categoría de periodistas a que usted pertenece, don Marcos. Pero observe esto; los medios trasnacionales suelen confeccionar los cables y editorializan  de acuerdo a visiones e intereses muy ajenos a las realidades latinoamericanas. Ellos perciben los sucesos a grandes distancias de nuestro acontecer  regional, y nada que se perciba a lo lejos suele trasmitir su verdadera naturaleza. Sólo por servirse de un periscopio ajeno, demuestran que no les importamos gran cosa; a lo sumo ponen las miras en el subcontinente de forma transitoria, como especie de curiosidad. Un vistazo: consultan las estadísticas, y ya. Por consiguiente no acostumbran a investigar, profundizar en los problemas y sus situaciones tan diferentes,  confeccionadas con otro tejido; y como producto de esas distancias y sus lentes hay un desprecio consciente o inconsciente en buena parcela de sus enfoques e informaciones. Desde luego reconozco que existen excepciones a veces loables.

Ahora bien, añada a todo esto el componente cultural. Hablamos de un periodismo de habla inglesa lo que refleja objetividad, equidistancia, sistema, costumbres muy arraigadas y preferentemente se vanaglorian de su militancia encuadrada en el marco del llamado liberalismo, la izquierda, conforme a sus esquemas ideológicos. Para esas poderosas cadenas cualquier enemigo de USA, del capitalismo o de lo que llaman el establecimiento,  merece por lo menos que no se le trate con animosidad  y cuyas actitudes siempre se condicionan y se les buscan explicaciones. Normalmente los miran con buenos ojos. Note que a Fidel le llaman presidente, expresidente, y a lo sumo gobernante; otro tanto a Chávez, pero a quienes se les oponen suelen catalogarlos de golpistas, agentes pagados por el imperialismo yankee; acostumbran recalcar que los organismos de derechos humanos cubanos son ilegales, etc…

¿Cual es la raíz de esa forma de vernos?

La raíz es antigua, y donde mejor se refleja es en la literatura. Libros como Mamaíta Yunay de Carlos Falla y Miguel Ángel Asturias con El Papa Verde por ejemplo, son representativos de esos perfiles. Para un sector preponderante del periodismo norteamericano América Latina continúa viviendo en la época de la Banana Republic; por los años treinta. No han sabido pasar la página. No pocos de ellos aun creen que el embajador norteamericano sigue designando los presidentes de varias repúblicas de habla hispana. De ahí que se reserven y hasta escondan cualquier noticia contestataria capaz de emborronar el espejismo que se han fabricado de nuestras naciones.

No olvide que el norteamericano promedio como producto cultural propende a ver  las cosas blanco y negro. Todo en serie y estereotipado. Sobrepasa los matices, colores: gris, rosado, marrón, y se hace un esquema mental que aplica regularmente a cualquier situación. Parece como que le dirige las mismas neuronas a situaciones de escasa o muy remota conexión. Ellos piensan y proceden como obedeciendo a un patrón dado. Este despiste superlativo lo pagamos muy caro y ha de seguirse pagando mientras no dispongamos de suficientes órganos informativos aptos para exponer verdades incontrovertibles como las que ahora se están descubriendo sobre Cuba.

A mayor abundamiento. Compruebe la campaña que Chávez está desplegando contra los medios en Venezuela, incluso acaba de arremeter violentamente contra CNN quizás la más cautelosa de las cadenas cuando de discrepar con las llamadas “izquierdas” se trata. Sin embargo, esto no provocará revisión significativa alguna proveniente de dicha agencia ni sus colegas.  Contemplamos una forma de pensar, una manera de enfocar las noticias, los pueblos y poco efecto tiene cualquier pronunciamiento en contrario, por contundente que resulte. De mero incidente no ha de pasar. Ah, pero recuerde usted hace un año la algarada mundial montada contra Honduras por haber destituido constitucionalmente a un segundón de Chávez con su sombrero puesto.

Qué le ha parecido el pronunciamiento de Castro sobre México.

Otro de sus errores sin cuento. Más de lo mismo. Hablar para que lo oigan. Fidel se ha acostumbrado a inmiscuirse en las cancillerías, la diplomacia, gobiernos y la opinión pública de no pocos países latinoamericanos valido de su intrepidez, arrogancia;  a veces también debido a la flojera, y la prudencia de los gobernantes. Como le dije, muchos evitan la confrontación por considerarla estéril, cosa que no vamos a juzgar ahora. A su pesar, la intromisión se acaba de repetir con México y en un punto harto delicado como es la presidencia del señor Felipe Calderón. La mesura más indispensable aconseja al menos mantenerse al margen en asuntos tales. A ninguno beneficia, nada placentero se obtiene,  y a nadie le incumben; excepto a los mejicanos. Pero Fidel desconoce esa palabra “mesura” la borró de su diccionario, y en sus códigos la sola idea de la prudencia lo ofende. El expresa la indiscreción, la imprudencia y la agresividad.

Por lo tanto genio y figura, todavía hace pocas horas fue  capaz de defender su postura ante una corresponsal del periódico La Jornada.

Profe, me gustaría escuchar su opinión sobre el gobierno mexicano, creo que sería aclaratorio, se comenta mucho en torno a este incidente.

Bueno, los disidentes deseamos el mejor de los éxitos a todo gobierno legítimo sobretodo si se trata de la región, son los que más nos atañen. México entre los primeros. En particular el señor Felipe Calderón ha sabido hacerse acreedor del pequeño margen electoral que hizo posible su presidencia. Eso es una novedad y logro en política que demuestra una vez más la riqueza y posibilidades de la democracia. No sucede todos los días. Qué duda cabe. En su abono, hasta el presente don Felipe goza de un alto porciento de aprobación por sus gestiones administrativas y no se necesita más para ratificar tanto la superioridad del sistema,  como la madurez de los aztecas para manejarlo. Esa oportunidad délfica es la que rogamos a Dios para Cuba.

Y en resumen….

En resumen, estamos en una etapa favorable para la causa que sería imperdonable dejarla escapar. La herramienta monticular de trabajo se llama información. A trabajar la prensa en todas sus formas y canales, sin escatimar recursos ni esfuerzos. Se debe aprovechar toda brecha noticiosa generosa y colocarla en su lugar; saber darle la importancia merecida. Es una tarea propia de la profesionalidad eficiente y la más adecuada para tomar la iniciativa. Contando con una profesionalidad eficiente y tomando la iniciativa la libertad  se verá fortalecida de manera esperanzadora en todos los escenarios y latitudes. Pongo un ejemplo. Hace tres días Efe se hizo eco de la candidatura del ingeniero Oswaldo Payá para el Nobel de la Paz. Aprovecho para felicitar tanto a don Oswaldo como a la agencia española por la información.