En: Derechos Humanos
23 Mar 2012Eduardo Díaz Fleitas es uno de los 75 opositores encarcelados en la primavera negra de 2003, sancionado a 21 años de prisión por el simple hecho de ser una persona con ideas diferentes al gobierno actual.
Por: Arnaldo Ramos Lauzerique
Eduardo Díaz Fleitas es uno de los 75 opositores encarcelados en la primavera negra de 2003, sancionado a 21 años de prisión por el simple hecho de ser una persona con ideas diferentes al gobierno actual.
No se le presentó en el juicio evidencia alguna de poseer armas, bombas, materiales explosivos, no se le vinculó a acciones de sabotaje o a actos terroristas, solo se presentaron en su contra la tenencia de libros, si, libros que hablaban cosas que se han callado sobre Cuba, se presentaron declaraciones de miembros del gobierno que lo acusaban de estar en su contra y el testimonio de agentes infiltrados dentro de su organización. Su participación en el Proyecto Varela, así como su activismo cívico fueron causas suficientes para condenarlo.
Es uno de los 12 prisioneros del grupo de los 75 que aún permanece en Cuba con la clara intensión de continuar la lucha y no irse jamás.
Esta es una entrevista que accedió a brindarnos.
¿Por qué crees que en el año 2003 el gobierno cubano tomara la medida extrema de enviar a prisión a 75 luchadores pacíficos, siendo este un hecho sin precedentes en la historia nacional, comparado únicamente a gobiernos dictatoriales como el de Fulgencio Batista?
Mi criterio particular en ese asunto es que creo que ese era un momento en que había mucho miedo en Cuba, terror y un cierto despertar, entonces ellos entendieron que había que detener y procesar a este grupo de hombres y luchadores tan incansables por el derecho a servir a la patria y aún lo estamos haciendo, pero todo parece indicar que ellos se vieron obligados a hacer esto como para frenar los incipientes proyectos que habían como el Proyecto Varela, ciertamente, y era inmensa la cantidad de personas que se sumaron a esto, éramos muchos los de los 75 que estábamos en el Proyecto Varela y es de ver como en Cuba siendo un país tan pequeño puso preso a 75 opositores o disidentes de una sola vez. Pero todo pasó y a veces lo que resulta conviene, porque este tiempo tras las rejas de casi 8 años, sirvió para mostrarle al mundo y a la misma Cuba que aquí si hay hombres que se oponen al gobierno, que en realidad hay una oposición interna que trabaja unida por lograr los objetivos de una Cuba en democracia, sirvió además de acicate para continuar la lucha al ver la injusticia que se cometió contra nosotros y contra muchos hombre a lo largo de más de cincuenta años de revolución, deteniendo a los hombres por sus ideas.
Sabemos que hace poco salió a la luz pública un nuevo proyecto lanzado por Oswaldo Payá, “El camino del Pueblo”, y que tú eres firmante de este proyecto. ¿Qué importancia presente y futura le ves a este proyecto para la oposición y la sociedad civil cubana?
A mi juicio es un proyecto como otro cualquiera, un proyecto de hombres, que cada cual pone su granito de arena en la obra. Es un proyecto muy aceptado por el pueblo como el Proyecto Varela, bastante parecido y yo lo firmé. Soy firmante con un amor tremendo porque todo lo que se haga por el bien de la patria lo apoyaré. Por eso, el Proyecto Varela y este nuevo proyecto tienen una importancia enorme para hoy y para el futuro, para lograr la unidad que tanta falta nos hace en estos momentos.
¿Crees que el excarcelamiento y la salida al exterior de la mayoría de los presos políticos del grupo de los 75 y por consiguiente de sus esposas y familiares, fundadoras de las Damas de Blanco, pueden afectar la funcionalidad de este grupo o en determinado momento debilitarlo?
Considero que nada puede ya debilitar a las Damas de Blanco ni afectarlas porque aunque una gran cantidad de la membresía de este grupo se fueron acompañando a sus esposos, en un paso normal que tuvieron que dar, pero esto no las ha debilitado, al contrario han ido creciendo, mantienen su mismo rigor y los objetivos por los que fueron creadas, porque no solo reclamaban la libertad de nosotros los prisioneros políticos del grupo de los 75, sino de todos aquellos presos políticos que están aún en la cárcel por causas que no son justificables.
¿Qué motivó tu decisión a permanecer en el país aun cuando no sabias si serias puesto o no en libertad, viviendo en constante presión y bajo una estrecha vigilancia?
Esa era una decisión que en mi casi particular está tomada desde que empecé en la lucha por los derechos humanos en el año 1980. Yo soy cubano y como cubano moriré en Cuba. Respeto la decisión de mis hermanos que decidieron irse de Cuba, fueron muchos años de dolor para esas familias, sufrimiento humillaciones. Pero yo soy una persona que decidió estar en su tierra y hacer todo lo posible por ella. No temo a nada porque nada malo hago a nadie.
¿Cómo te consideras, como un guajiro que le gusta la política o un político que nació guajiro?
Bueno yo me considero como un guajiro que es lo que soy y que estoy en el camino de la política porque ciertamente la política me gusta. Pero me gusta una política con transparencia, con amor, donde las personas tengan el nombre y los apellidos que tienen y no el que se les quieran poner.
Consideras que la sociedad civil cubana se encuentra ya preparada para enfrentar todo el proceso de cambios y transformaciones que se viven actualmente.
Considero que si esta preparada para enfrentar esta situación, producto que el dolor es tan grande que no queda otra alternativa que no sea el cambio a una sociedad más justa. Por ejemplo en la calle la gente tiene una soltura para decir las cosas que hace unos años atrás no tenían, quiere decir que se esta perdiendo ciertamente el miedo a hablar, se pierde la esclavitud del miedo y ese es un paso muy impórtate.
¿Hace unos años cuando te dejé en la prisión de kilo 5 recién comenzabas a dejarte esa barba que hoy tienes, que significa exactamente esta imagen tuya?
Esto es un símbolo de la prisión, una protesta cívica, no violenta contra el secuestro que sufrí en el 2003 y mi injusto encarcelamiento. A los 3 o 4 meses de tenerla el capitán Jorge Cruz, jefe de orden interior de la prisión de kilo 8 en Pinar del Río, me amarró y me afeitó a la fuerza, pero como la esperanza volvió a salir. Yo considero que esta barba ya es un símbolo mío con el que me identificaran en el futuro, hasta tanto en Cuba se logren los objetivos por los que luchamos.
¿Qué mensaje le darías a los luchadores pacíficos cubanos y al pueblo de Cuba en general?
El mensaje es de amor, paz, progreso. Que rompan con el miedo, que estamos de paso por la tierra por el hecho de haber nacido, que la muerte nos acecha a todos, pero hay que anteponer los deseos de libertad y cambios que llevamos dentro y no cobijarse bajo el temor, por eso los exhortos a perder el miedo.
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".