En: Opinión
16 Mar 2010Como debiera admitir en ese caso, el Señor Luis Ignacio Da silva, fue encarcelado legalmente por las arbitrarias leyes de la dictadura brasileña. Por ello, es usted entonces, un vulgar delincuente, por haber infringido, como un bandido más, aquellas leyes.
En el Brasil, también gobierna un delincuente.
Al tomar posesión de la presidencia del Brasil Luis Ignacio Da Silva (Lula), muchos pensamos que la izquierdisante política Castro-Chavista, se extendería al gigante sudamericano. Un analista político brasileiro me saco de la duda.
Decía el, que Lula, tenía esa vanidad personal, de pretender quedar para la historia de su patria. Siendo un político ilustre e inteligente, ajustaría aquellas visiones suyas, que le dificultaran conseguir esos objetivos.
En todos estos años hemos visto como el Presidente brasileño, ha podido aplicar hábilmente su programa político, aun cuando muchos radicales de la izquierda, incluidos, Fidel Castro y Hugo Chávez, le han criticado fuertemente.
No sucumbió, a las diversas presiones y acabó incluso, con el anarquismo fundamentalista, de los llamados sin tierras. Les enseño además, que se deben respetar las leyes y las instituciones de la nación
Sin lugar a dudas la política de su administración ha sido muy inteligente y ha conseguido, desde el punto de vista económico, muy buenos resultados, aplicando eficazmente una política liberal y fomentando las inversiones. Dándole un roll sobresaliente a la empresa privada y a la economía de mercado.
Disminuyendo, notoriamente, la pobreza y el hambre en el Brasil, con su política de hambre cero, y con ese convenio social, para atender los reclamos de esa gran masa marginada, lo que le ha granjeado incluso, la simpatía de la política y la banca internacionales.
Pero en los finales de su administración, ha cometido grandes errores. Sobretodo al tratar de complacer a aquellos que siempre estarán inconformes, tanto dentro, como fuera de su país. La conocida ‘izquierda carnívora’, como la llamarían Carlos Alberto Montaner y otros prominentes liberales, latinoamericanos.
No son más, que tétricos, proclives del Estalinismo castrista y pestilente, corrompido, desfasado y marginado de la historia y de la civilización moderna. Totalitarios, partidarios del anarquismo social, incapaces de resolver los verdaderos problemas de la sociedad humana, pero enemigos acérrimos de la libertad y de la esperanza.
Así le vimos al enfrentar el caso de Honduras, pero también en su simpatía con el Irán, del terrorismo fundamentalista, y en sus ínfulas de Presidente de una gran potencia, e indiscutiblemente, en sus simpatías con los hermanos Castro y su tenebrosa dictadura.
El Señor Lula Da Silva, ha llegado a comparar a los presos políticos cubanos, con bandidos que se encuentran encarcelados por violar las leyes de la dictadura castrita y calificarlos de vulgares delincuentes
Pero ciertamente, las leyes que promulga una dictadura, no tienen ninguna legitimidad, pues ninguna ley verdadera, puede violar los derechos inalienables de los seres humanos. ¿Como se le ocurre a ese Señor? Que los condenados por expresar su opinión libremente, por ejercer la libertad de expresión, por reclamar sus libertades y sus derechos, pueden ser considerados delincuentes.
Muchos de los presos políticos encarcelados en Cuba, lo fueron por recoger firmas para un proyecto ciudadano, pacífico, incluso respetando lo establecido, en las mismas leyes, de la dictadura. Otros fueron encarcelados por escribir o por denunciar las atrocidades de un régimen tremendamente represivo, a través de la radio o en panfletos clandestinos, porque la satrapía imperante, no permite la libre circulación de la información.
Si toleramos que una dictadura promulgue leyes, para conservarse y eternizarse a toda costa en el poder, estaremos admitiendo que la arbitrariedad, es algo legal y legitimo, en nuestros países, entonces cuando los militares brasileños, establecieron aquella dictadura de los años setentas y promulgaron aquellas leyes tremendas, sus acciones serian legales.
Como debiera admitir en ese caso, el Señor Luis Ignacio Da silva, fue encarcelado legalmente por las arbitrarias leyes de la dictadura brasileña. Por ello, es usted entonces, un vulgar delincuente, por haber infringido, como un bandido más, aquellas leyes.
Como es posible que en un país grandioso y honorable, que aspira a ser una gran potencia, política y económica y a tener un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, pueda ser elegido como Presidente, un prosaico forajido.
Me parece que debería ser una vergüenza para su país, que ocupe usted allí, tan alta investidura.
Héctor Julio Cedeño Negrín
Periodista Independiente de Cuba.
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".