En: Derechos Humanos
6 Nov 2010A las mal llamadas prisiones convertidas en escuelas, se sabe cuando se entra pero no se puede asegurar la salida, debido a los altos niveles de criminalidad y violencia que engendra el propio sistema carcelario.
EL SUEÑO DE LAS PRISIONES CUBANAS CONVERTIDAS EN ESCUELAS
Por Jorge Alberto Liriano Linares
Hablemos Press.
El sueño de convertir las prisiones en escuelas, forma parte de las muchas fanfarreas hipócritas del régimen cubano.(En la foto: la infame cárcel de Boniato, donde tantos horrores han ocurrido)
Muy semejante a aquella famosa consigna lanzada a los inicios de tomar por la fuerza el poder, que prometía convertir los cuarteles en escuelas, para luego más tarde construir muchos más cuarteles y unidades policiales.
Son sueños de las dictaduras militares y sus gobernantes, colmado de mentira, y un cinismo colosal, siempre con el marcado objetivo de ocultar la realidad ante el mundo y desviar la mirada de los organismos internacionales que promocionan y defienden los derechos humanos.
Lo cierto indiscutible es que el régimen de la isla en estos 52 años de gobernación totalitaria y anti democrática, ha puesto más personas tras las rejas que ninguna sociedad de la historia.
Hoy en Cuba los índices de encarcelamiento siguen creciendo, y la cifra de prisioneros continúan siendo secreto de estado, como viven y son tratados los presos es el gran dilema que ya no pueden ocultar.
A las mal llamadas prisiones convertidas en escuelas, se sabe cuando se entra pero no se puede asegurar la salida, debido a los altos niveles de criminalidad y violencia que engendra el propio sistema carcelario.
El famoso sueño de las prisiones convertidas en escuelas, en un país donde el que no está preso lo andan buscando, se convirtió en uno de los muchos fraudes de los revolucionarios cubanos, las causas fundamentales de la súper población penitenciarias en la isla, tienen mucho que ver con la aplicación de las leyes.
Los tribunales convertidos en instrumentos dócil de la dictadura y su fuerza represiva, continúan imponiendo condenas severas ante delitos menores, existen la también la injusta propensión del sistema carcelario alargar la sentencias por indisciplinas.
Los llamados beneficios son utilizados de forma discriminatoria, cada prisión tiene su propio librito de cómo aplicar las leyes, y lo peor que puede pasarle a un preso es estar solo, ser pobre o no contar con padrino que interceda para su progresión en el régimen u otros beneficios.
Los programas reeducativos y de rehabilitación funcionan a semejanza de un sistema feudal, exigiendo muchos deberes y sin respetar ningún derecho.
En las prisiones convertidas en escuelas de las fantasías vesánicas del dictador, derechos como la educación, la alimentación y la salud, son desestimados y sustituidos por el odio y violencia de los militares que abusan de su poder para cometer las mayores arbitrariedades e injusticias. Sumada a las largas listas de iniquidades se impone la enorme corrupción de funcionarios y directivos.
Los sueños por lo regular siempre andan lejos de la realidad, en este caso es pura falacia hipócrita, cínica y desvergonzada, que demuestra la degradación moral de los funcionarios de la isla incapaces de velar por los más elementales de todos los derechos humanos que es el derecho a la vida.
Que nadie se llame engaño, ni se deje seducir por frases dulces y bonitas de discursos que no coinciden con la cruda realidad que hoy enfrenta el pueblo cubano y su modelo errado de sociedad.
El sistema carcelario de la isla con su cientos de cárceles y campamento de trabajo forzado ponen en tal evidencia la represión y el terror en que se encuentra sumido este pueblo.
Los centros de reclusión dictan mucho de ser escuelas, por ser símbolos notorios de hacinamiento, salubridad, epidemias y placas se suman a estas penurias el hambre utilizado como castigo, causa fundamental de miles de prisioneros desnutridos, sin que falten los mecanismo típicos del terror que incluyen torturas, tratos crueles y degradantes que inciden en las muertes en extrañas circunstancias y los frecuentes suicidios que demuestran como los presos pierden el interés de vivir en las cárceles cubanas.
El sistema carcelario de la isla, no muestra estar interesado en hacer realidad los sueños del tirano, su insuficiencia y carencia de voluntad educativa y reformadora así lo evidencian, pues sembrando violencia sólo se puede recoger violencia.
Las prisiones cubanas y sus fantasías delirantes de convertir las prisiones en escuelas responde a intereses turbios e inexcusables que la humanidad ya conoce.
Los sueños de la dictadura no engañan a nadie, las cárceles cubanas continúan siendo escuelas de crimen, de la destrucción y la muerte, son prisiones convertidas en escuelas del terror y de exterminio masivo que atentan contra el derecho internacional humanitario y la condición de los seres humanos de los prisioneros.
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".