En: Opinión
17 Sep 2010En opinión de Batlle, «Fidel tiene que salirse de esta trampa, armada por él mismo» y «el único que la puede desarmar desde adentro es él; todo lo demás sería bastante complicado». El político cree que «las fuerzas políticas y sociales cubanas y los emigrados que están en Estados Unidos no están en condiciones de salir de Miami y volver a Cuba y manejar las cosas en la Isla, no pueden; nadie tiene una representación política tan fuerte en el país que pueda dirigir un proceso de transformación».
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(Martí Noticias, Joan Antoni Guerrero Vall, 16/09/10) – «El modelo cubano ya no funciona», aseguró a la revista The Atlantic un inédito Fidel Castro quien, horas después y una vez la frase había dado ya la vuelta al mundo, salió de nuevo para retractarse de lo dicho.
Pero, ¿dijo esas palabras Fidel Castro realmente? Y si las dijo, ¿con qué objetivo? En el transcurso de una entrevista con Martí Noticias, el expresidente del Uruguay, Jorge Batlle, abierto oponente de Castro en América Latina, se muestra convencido de que las declaraciones no fueron malinterpretadas y que el dictador las hizo «a propósito», con un cálculo de estrategia política que para el exmandatario uruguayo prentenden ser un «factor de amortiguación» ante eventuales cambios.
Batlle recuerda que no parece demasiado probable que Jeffrey Goldberg haya llegado de forma espontánea a la Isla con la idea repentina de querer entrevistar al Comandante en Jefe. «El señor Goldberg -dice Batlle- no llega a Cuba, toca el timbre y Fidel lo recibe. Si se diera el caso, Fidel no está débil mental como para recibirle y decirle cualquier tontería», señala el político uruguayo desde su despacho en el Boulevard Artigas, en Montevideo. Una entrevista con él lo más seguro es que esté registrada por ambas partes, agrega. «Lo que el periodista transcribe, lo tiene grabado, con lo cual Fidel se lo dijo», apuesta Batlle. A partir de aquí, el interrogante a develar es el por qué razón el viejo dictador decidió hacer estas declaraciones. El político uruguayo sopesa que Castro debe pensar que Cuba debe cambiar y que «si no lidera él ese cambio, la Revolución cubana terminará en un zafarrancho». «Me inclino a pensar -prosigue Batlle- que lo dijo a propósito para empezar a ver cómo reacciona la gente, manteniendo el control, pero viendo cómo puede salir de todo este lío, liderando un cambio para que no sea tan traumático». Según el político uruguayo, el fin justifica los medios en el actuar político de Fidel por lo que esta declaración realizada al periodista americano, y su posterior desmentido, entraría dentro de un cálculo político preciso del dictador. «Si el fin es buscar una salida y el quedar en la historia como el hombre que trajo la Revolución, pero que luego la cambia para incorporar los nuevos modelos de revolución, y salvar presuntamente los principios ideológicos y las motivaciones que dieron lugar a todas las barbaridades que hizo, puede ser una interpretación política plausible», opina. En consecuencia, añade Batlle, Fidel estaría intentando «ponerse a la cabeza del eventual cambio que va a venir, para que no se transforme en un tsunami que termine primero con él contra el paredón, igual que él terminó con otra mucha gente justa o injustamente, aunque desde el punto de vista del debido proceso, en todo caso, muy injustamente». En opinión de Batlle, «Fidel tiene que salirse de esta trampa, armada por él mismo» y «el único que la puede desarmar desde adentro es él; todo lo demás sería bastante complicado». El político cree que «las fuerzas políticas y sociales cubanas y los emigrados que están en Estados Unidos no están en condiciones de salir de Miami y volver a Cuba y manejar las cosas en la Isla, no pueden; nadie tiene una representación política tan fuerte en el país que pueda dirigir un proceso de transformación». Al mismo tiempo, el expresidente uruguayo considera que el tránsito de la dictadura a una democracia en Cuba no será un camino fácil y, en este sentido, alude al ejemplo de su país, que vivió una dictadura militar, mucho más corta en el tiempo, del 1973 al 1985. La transición de la dictadura a la democracia, en los años 1980 en Uruguay, se basó en «una salida negociada» en la que los diferentes sectores antagónicos comprendieron la necesidad de llegar a un acuerdo pacífico que diera paso a una convivencia en el país. Fue un camino difícil y «lleno de obstáculos», admite el expresidente, pero fructificó y dio buenos resultados. «Lo primero que se hizo -relata Batlle- fue dictar una amnistía para todos los que estaban presos y para aquellos que habían cometido delitos de sangre, para los integrantes de diferentes movimientos tupamaros y otros movimientos colaterales». Esta amnistía se extendió al mismo tiempo para el caso «de exiliados que, si volvían, iban a caer en manos de la justicia porque habían cometido delitos penados por el código». A estos incluso se los restituyó en su trabajo, «al punto que un alto funcionario de una sucursal muy importante del Banco República, que había organizado el robo de esa misma sucursal, luego volvió a su cargo», pone como ejemplo el expresidente. La uruguaya fue «una amnistía muy generosa», subraya Batlle, «no porque aquellos que habíamos sufrido tanto de los arrebatos violentistas de la izquierda como de los posteriores arrebatos violentistas de los militares creyéramos que aquellas cosas hubieran sido dignas de elogio o de apoyo sino porque sentimos que era el único camino posible para reencontrarnos y convivir, y eso fue lo que el Uruguay hizo». Más adelante, durante su presidencia, del 2000 al 2005 por el Partido Colorado, Batlle impulsó una comisión de la paz para dar una respuesta a los familiares de los 27 desaparecidos durante la dictadura militar en el país. Sin arriesgar un pronóstico sobre lo que va a pasar en Cuba, Batlle sí tiene claro que el sistema cubano es claramente insostenible. «Castro vive del petróleo que le manda Chávez -afirma Batlle-, el día que éste tenga un traspié electoral o si el desorden inflacionario en Caracas sigue como va, tendrán que cortar la canilla por donde les llega el petróleo y ese día revientan en pedazos». Ante este panorama, añade el expresidente, «Europa no está en condiciones de ayudar, China no se va a meter, Rusia menos, entonces sólo queda Obama». El cambio en Cuba será diferente que en Uruguay, «porque en la Isla las cosas fueron mucho más violentas, mucho más dramáticas y profundas y han afectado a todo el mundo y hay muchos rencores y cuentas a cobrar». Por tanto, se pregunta Batlle: «¿Cómo se procede con paz en una pequeña Isla donde todos se conocen para que la salida no sea caótica ni haga daño al pueblo de Cuba, sumergiéndolo en situaciones difíciles?» La respuesta, responde el uruguayo, es «muy difícil para los cubanos y muy difícil para los Estados Unidos también, porque si interviene lo ven mal y si no interviene también lo bien mal». El socialismo del siglo XXI que representan Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, o Rafael Correa en Ecuador, no son la solución, ni el próximo capítulo, según Batlle. «Esos son populismos de otra naturaleza, el autoritarismo en América es un asunto de vieja data, y ha tenido distintas vertientes ideológicas a lo largo de su historia». En opinión del expresidente uruguayo, » ni Chávez ni Morales existirían si el petróleo en lugar de valer 70 tuviera un precio de 35, quiero decir que aquello de Fidel Castro, con error o con acierto, tenía una base ideológica, y el socialismo del siglo XXI una base petrolera». La utopía marxista está agotada, sostiene el político uruguayo. «Es una utopía que no funciona, sólo lo haría si fuéramos todos robots», asegura Batlle, para quien el comunismo «va contra la naturaleza humana sin proponérselo, porque no es una cosa originada en el mal para destruir al ser humano, sino que es una idea con la cual se creyó que se iba a liberar al hombre y resulta que no funciona». En consecuencia, concluye, «no existe más esa posibilidad de realizar una revolución sustentada en un background ideológico muy fuerte como la cubana». |
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".
1 Comentario para «El modelo cubano ya no funciona»
hector cornillot
septiembre 17th, 2010 at 3:03 pm
PARA EL 26 DE JULIO
USTEDES AUN PUEDEN, CONJUGAR EL PROXIMO PASO SIGNIFICANTE DE LA REVOLUCION, CREANDO UN SISTEMA DE SEGUROS PRIVADOS, COMO FUNCIONA EN ESTADOS UNIDOS.
ESTO CREA EL CAPITAL QUE NECESITA LA NACION PARA PROTEJER DERECHOS Y PROPIEDADES. EL GOBIERNO PUEDE DEDICARSE A GOBERNAR, Y SUPERVISAR , AL MINIMO, LA AVARICIA DEL CAPITAL; ANTE LA LEY. CUAL ES EL MIEDO DE ACTUAR? ; PRUDENTIAL EMPEZO EN EL 1914, EN NEW YORK, ASEGURANDO VIDA POR TRES CENTAVOS A LA SEMANA; CUBA VIVE LA ECONOMIA DEL 1914.
LA PARADOJA GENERACIONAL/HUMANISTA DE ESTE SIGLO 21, ES DUENA DEL FUTURO; PERO SIN LIBERTAD “ASEGURADA” DE ACCION Y PENSAMIENTO, LA REVOLUCION CUBANA NO PERMITE QUE ESTA GENERACION NOS GUIE A LA LIBERTAD QUE BUSCAMOS. ABRAN EL INTERNET PARA TODOS, CREEN UN SISTEMA DE SEGUROS PRIVADOS, COMO FUNCIONA EN ESTADOS UNIDOS, EN VES DE ESTAR PIDIENDO COSAS; Y EL CAMINO SE ANCHA.
HECTOR CORNILLOT
POR FAVOR, ORA UNOS SEGUNDOS A TU DIOS, POR LA FAMILIA EDUARDO AROCENA; AROCENA ES UN GUERRERO CUBANO EN CARCEL DE ESTADOS UNIDOS