En: Opinión
6 Mar 2011Son los Agentes de la Seguridad del Estado, los llamados «topos», enviados por el gobierno de los hermanos Castro como infiltrados al exilio, para desacreditarlo y de paso perjudicar a los genuinos activistas cubanos, acusándolos de «mercenarios»
El destape de los topos
Son los Agentes de la Seguridad del Estado, los llamados «topos», enviados por el gobierno de los hermanos Castro como infiltrados al exilio, para desacreditarlo y de paso perjudicar a los genuinos activistas cubanos, acusándolos de «mercenarios»
Aunque es difícil reconocerlos al principio
Por Angélica Mora
Diario de America. Marzo 2 de 2011
Aunque es difícil reconocerlos al principio, hay algo en sus voces y su actitud servil que salta a la vista. Son tremendamente serviciales, ansiosos de congraciarse y que los reconozcan como opositores.
Son los Agentes de la Seguridad del Estado, los llamados «topos», enviados por el gobierno de los hermanos Castro como infiltrados al exilio, para desacreditarlo y de paso perjudicar a los genuinos activistas cubanos, acusándolos de «mercenarios».
La última «revelación» del Régimen de La Habana ha tenido el propósito de minar la credibilidad de grupos de la oposición y acusar al gobierno de los Estados Unidos de «política de subversión y adoctrinamiento de la oposición cubana en contra del gobierno cubano».
Carlos Serpa Maceira, agente «Emilio» y Moisés Rodríguez agente «Vladimir», forman parte de la última horneada de infiltrados en Estados unidos por parte de la Cúpula Gobernante Cubana.
En una ceremonia llevada a cabo este lunes, el agente «Emilio», fue elogiado y premiado por su labor de espionaje como periodista independiente, «donde logró destacarse al frente de numerosas organizaciones financiadas por el imperialismo, debido a su extraordinaria laboriosidad personal de siempre».
¿Su labor específica? Desacreditar al grupo de mujeres conocido como Damas de Blanco.
Serpa declaró que la Sección de Intereses de La Habana, SINA, «es el Estado Mayor de la contrarrevolución en Cuba» y que el periodismo independiente es «adiestrado por los norteamericanos». Añadió que “la contrarrevolución interna lo llamó para inventar supuestos actos de provocación”.
El agente tomó cursos de periodismo en las oficinas de la SINA, se retrató con funcionarios del Departamento de Estado y hoy acusa a Estados Unidos de dar tutoría a la disidencia interna.
Por su parte, Rodríguez estuvo vinculado a la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN) entre 1987 y 1999.
Los agentes han tratado de desacreditar a varios respetados líderes de la oposición interna, entre ellos a Jorge Luis García Perez, alias «Antúnez», un ex preso político que ha protagonizado huelgas de hambre y protestas contra el gobierno de La Habana.
Pero, el activista indica que «las llamadas ‘confesiones’ de los infiltrados son intrascendentes y no han perjudicado en nada al movimiento democrático». Por el contrario, apunta: «nos han fortalecido».
Todo el asunto tiene un fuerte «déjà vu» que se remonta al año 2003 cuando Fidel Castro anunció personalmente, que el gobierno cubano había logrado infiltrar -durante años- a varios agentes en los grupos opositores y en las filas del periodismo independiente.
La revelación de la «penetración» -o destape»- se implementó para llevar a cabo la ola represiva de ese mismo año, conocida como la Primavera Negra.
Fue así como la detención de periodistas independientes y activistas de derechos humanos fue antecedida por la revelación de decenas de agentes infiltrados en sus filas. Los testimonios de los agentes sirvieron a los fiscales para imponer a los disidentes condenas hasta de 20 años y cadena perpetua.
(Hoy hay un grupo de esos presos políticos que han rechazado salir de la prisión hacia el destierro, aduciendo que no han cometido delito alguno).
El grupo de esos agentes del 2003, camuflados como opositores, lo encabezó el que llegó a ser Presidente de la Agencia de Periodistas Independientes de Cuba, APIC, Néstor Baguer y le seguía en orden del juego, Manuel David Orrio. También estaba entre los infiltrados Odilia Collazo, quien logró llegar a ser Presidenta del Partido Pro Derechos Humanos de Cuba.
Hoy algunos de los que analizamos la problemática cubana estamos esperando «que caiga el otro zapato». Estamos seguros que contendrá revelaciones aún mayores de otros infiltrados…y pensamos que los nombres serán importantes. No como ahora Serpa y Rodríguez, que son insignificantes.
El esparcir un ambiente teatral siempre ha sido parte del la vena dramática de Fidel Castro y hoy lo secunda su hermano Raúl en la tarea. Mientras más espectacular sea el asunto, mucho mejor. Es como decir:
“Miren lo tonto que son ellos…y lo habilidoso que somos nosotros en las ‘tomadas de pelo’ ”.
Lo que no parecen percibir, es el descrédito que adquieren en el ámbito internacional con su juego de Los Destapes.
Y los agentes, que se prestaron gustosos para ser usados como peones en el tablero, deberían saber que luego que pase la algarabía y las ceremonias de condecoración llegará el Manto del Olvido.
Se verán dentro de un tiempo, tristes y nostálgicos.
Como Néstor Baguer Sánchez Galarraga, el agente «Octavio», quien murió triste y abandonado en un hospital de Cuba, sin visitas de miembros del Gobierno y sin el reconocimiento cuando más lo necesitaba, de las prestaciones al servicio del Estado.
Y la queja la hizo a «Kaos en la Red/Cubahora» el 4 de noviembre de 2009, uno de los antiguos agentes infiltrados en el 2003, Manuel David Orrio, sobre el solitario estado de su Maestro Baguer:
«Octavio, el viejo Octavio. Días antes de morir, un grupo de camaradas fuimos a visitarle al hospital donde agonizaba. De repente, un momento de lucidez y una frase: ‘Orrio, mi amigo’. Le besé en la frente y sólo atiné a decirle: ‘chao, viejo’ «.
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".