En: Opinión
9 Abr 2010Pero no sólo la población activa en Cuba es menor que en el resto de América Latina, sino que presenta una grave situación de discriminación entre los dos sexos, que perjudica de forma muy destacada a las mujeres cubanas. No tienen mucho que agradecer las mujeres cubanas a la “revolución” en materia de integración e igualdad laboral.
Como se observa en el Cuadro adjunto, la participación de la mujer en el mercado laboral de Cuba es claramente inferior a la de los hombres. El primer dato que llama poderosamente la atención es la baja tasa de actividad femenina, un 52,8% en 2010, muy por debajo de la masculina que se sitúa en el 80%.
¿DÓNDE QUEDÓ LA IGUALDAD DE GÉNERO EN CUBA? ALGUNOS DATOS PARA LA REFLEXIÓN
Elías Amor, Economista ULC
El régimen castrista siempre ha hablado de sus “virtudes de igualdad y justicia”. Los datos ofrecen una imagen muy controvertida de la realidad. La participación de la población de un país en el mercado laboral no es sólo un derecho, sino también un importante estímulo para el crecimiento de la producción y la actividad económica.
Los estudios confirman que aquellos países que registran tasas de actividad, y por ende de ocupación, más elevadas, son también los que obtienen mejores réditos en términos de producción y bienestar. En la economía cubana, sin embargo, no se presentan estos resultados.
Un reciente Informe de CEPAL permite comparar la información social de Cuba con la del resto de América Latina y, cuando se analizan los datos relativos al mercado de trabajo, se observa que la pretendida igualdad de género que tanto reivindica el régimen castrista como uno de los “logros” de la revolución, se viene abajo por la fuerza de los datos estadísticos oficiales.
Para empezar, en Cuba trabaja mucha menos gente que en América Latina. Con independencia de la influencia de los cambios en la regulación de la edad laboral y de otras normas jurídicas existentes, las tasas de actividad son claramente más bajas. En la Isla, un 52,8%, en el resto del continente, un 66%. Con respecto al año 1990, la tasa de actividad global en Cuba se ha mantenido prácticamente estable, pasando de un 51,2% al 52,8%, mientras que en el continente ha aumentado de forma muy destacada del 59,1% al 66%. La menor contribución de la población total a la actividad supone un despilfarro de recursos potenciales que, debidamente canalizados hacia la producción, podrían mejorar el nivel de desarrollo y de vida del país.
Los analistas no tendrían dificultades en obtener conclusiones inmediatas a partir de estos datos. Si en Cuba se registrasen tasas de actividad similares a la media de América Latina, la actual situación de desempleo, que el gobierno presenta como un “éxito” en su propaganda oficial afectaría a casi dos millones de personas, que es la estimación del “paro encubierto” del sistema socialista en Cuba.
Pero no sólo la población activa en Cuba es menor que en el resto de América Latina, sino que presenta una grave situación de discriminación entre los dos sexos, que perjudica de forma muy destacada a las mujeres cubanas. No tienen mucho que agradecer las mujeres cubanas a la “revolución” en materia de integración e igualdad laboral.
Como se observa en el Cuadro adjunto, la participación de la mujer en el mercado laboral de Cuba es claramente inferior a la de los hombres. El primer dato que llama poderosamente la atención es la baja tasa de actividad femenina, un 52,8% en 2010, muy por debajo de la masculina que se sitúa en el 80%.
Es cierto que ha registrado un crecimiento muy significativo desde 1990 cuando apenas era del 32,2%, pero esta evolución no resulta favorable si se compara con lo sucedido en el resto del continente americano, donde las tasas de actividad femeninas han sido sistemáticamente superiores a las de Cuba en todo el período. Es decir, en América Latina, las mujeres están más y mejor integradas en el mercado laboral que en el “paraíso socialista” cubano, donde la marginación es la nota dominante en el acceso a los puestos de trabajo, ciertamente escasos, que produce la economía de planificación central sin propiedad privada.
En datos absolutos, trabajan en Cuba alrededor de 5 millones de personas en 2010, de los cuáles tres millones son hombres y los dos millones restantes mujeres. Los porcentajes, 60% a 40% son similares a los registrados en el resto de América Latina.
Sin embargo, el cuadro permite observar cómo el crecimiento de la población activa de mujeres en el conjunto del continente en el período 1990 a 2010, un 109%, supera ampliamente al registrado en Cuba, apenas un 33,9%. Entre los hombres, la diferencia también es muy destacada, un 8,4% en Cuba frente a un 49,5% en el continente.
Cuadro: la integración de la mujer cubana en el mercado laboral: otra farsa del régimen castrista
1990 2010 Variación %
Población (en miles)
Cuba 4.206 4.913 16,8
América Latina 163.374 276.551 69,3
Hombres
Cuba 2.826 3.065 8,4
América Latina 109.732 163.287 49,5
Mujeres
Cuba 1.380 1.848 33,9
América Latina 53.642 113.264 109,2
Tasas de actividad (%)
Cuba 51,2 52,8 1,6
América Latina 59,1 66,0 6,9
Hombres
Cuba 68,0 66,2 -1,8
América Latina 80,0 80 =
Mujeres
Cuba 32,2 44,3 12,1
América Latina 38,2 52,8 14,6
Fuente: CEPAL, 2009
El resultado es evidente. Menos dimensión de la economía, menos empleo, menos oportunidades de acceso de la población al mercado laboral, más desempleo encubierto, menos eficiencia productiva, atraso y miseria. Ese es otro de los rasgos más evidentes del modelo económico castrista, basado en el poder central planificador, la ausencia de mercado y la abolición de la propiedad privada. En América Latina, las cosas, qué duda cabe, están mucho mejor. ¿Cuándo se darán cuenta de que tienen que cambiar el rumbo de la nave?
——————————————- o ——————————————-
EN TORNO A LA FASE TERMINAL DEL RÉGIMEN CASTRISTA
Elías Amor, Economista ULC
Carlos Alberto Montaner ha dicho en unas jornadas en Panamá que el régimen castrista ya está en fase terminal. Tiene razón. No puede mantenerse mucho tiempo una organización política basada en la represión, en la delación, en la promoción de la ineficiencia y en la convicción en una superioridad moral que es inexistente.
El régimen castrista no sólo ha convertido a la boyante economía cubana de la década de los años 50 en un país sin recursos ni un lugar definido en la economía mundial, sino que ha expulsado a más de 2 millones de cubanos que se han visto obligados a abandonar el país para no integrarse en una ideología política destructiva.
Han acabado con todo. Con la economía, con la familia, con la sociedad civil, con los valores, con la inventiva y la capacidad para innovar, con el estímulo al trabajo, con el ahorro, con la recompensa de la espera. Han puesto fin a una gran nación que vivió los primeros 50 años de su existencia con la firme convicción de que podía llegar muy lejos, y produjo grandes avances en las artes, las letras, la ciencia y la economía.
El castrismo se muere. En fase terminal, morirá matando, salvo que se le imponga un marco de respeto a los derechos humanos desde el exterior. Ya no se trata de embargo o presión. Simplemente de defender los intereses de los débiles, de los que sufren persecución de cargo de unos matones violentos que se apoyan en la fuerza del un régimen caduco.
En proteger a los blogeros, a los artistas, a los periodistas independientes, a los religiosos, a quienes creen que el monopartido, el monosindicato, el monodirigente ya ha llegado a su fin, y que se hace necesario adoptar una actitud cívica hacia los retos de la sociedad.
Siempre he dicho que en esta última etapa del castrismo, los disidentes, los opositores, los que luchan cada día por abrir espacios de libertad y de respeto a los derechos humanos en Cuba merecen todo nuestro apoyo.
Nunca podremos agradecer lo suficiente a estas personas valientes, comprometidas y éticas por arriesgar sus vidas en la defensa de unos ideales que compartimos con ellos. Desde la distancia, su actividad cotidiana da una idea bastante exacta del compromiso y de que están creando un nuevo país, una nueva sociedad más justa, más libre y capaz de integrar a todos, sin distinciones ideológicas o de partido.
Algún día, tal vez no muy lejano, en el que recordemos esta etapa oscura de nuestra historia como un punto aislado en el tiempo, la labor de estos grupos de oposición alcanzará todo el reconocimiento merecido. Entonces se podrá comprobar cómo su esfuerzo, su tenacidad y compromiso, han servido para que el régimen caiga hecho pedazos por su propia miseria interna e incompetencia.
El latido de estas personas que creen, como nosotros, en la libertad, en que el papel del Estado debe ser el de servir a los ciudadanos y no servirse de ellos, en el compromiso con el trabajo bien hecho, en la búsqueda de éxitos y triunfos, en la promoción continua de la investigación y la ciencia, en el fomento de la cultura de emprendedores, en la actitud positiva hacia el otro, en la verdadera colaboración, se convertirá en la mejor herencia de la democracia cubana, de una nueva nación moderna, de progreso, eficiente en la gestión de sus asuntos económicos y capaz de dar cobijo a todos sus hijos.
Entonces, y solo entonces, veremos el castrismo a lo lejos como una gran pesadilla histórica de la que, por desgracia, tardamos mucho en despertar.
———————————————- FIN ——————————————-
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".