Disección de una Tiranía 1

Ex preso de conciencia causa de los 75

Marzo 6 de 2011

Soy médico de profesión, pero no se asusten mis lectores pues no pretendo tomar el bisturí para hacerle una cirugía plástica a la dictadura imperante en Cuba. Sería una tarea imposible y me dejaría totalmente frustrado. Tampoco pretendo dar una conferencia de filosofía

Trataré de regresar a mi etapa de estudiante y realizarle una DISECCIÓN ANATÓMICA al modus operandi del régimen cubano  desde los postulados de Santo Tomás de Aquino (1224-1274) para el mantenimiento de las dictaduras. Porque aunque se trata de una tesis formulada hace más de siete siglos, lo cierto es que,  con el paso del tiempo, los dictadores la adaptan a las circunstancias propias, pero su esencia no cambia.

Espero que las generaciones futuras sólo tengan que estudiar estos temas como hechos históricos y no como una realidad vigente.

Para el sostenimiento de una tiranía Santo Tomás nos presentaba nueve postulados y, en el mismo número de post,  trataremos de comparar los mismos con el accionar de la dictadura cubana en estos 52 años.

1. Para el sostenimiento de la tiranía es preciso hacer morir a los más ricos y poderosos, puesto que tales gentes son los que pueden levantarse contra el Tirano en virtud de la autoridad que poseen.

Recordemos como una parte importante del sector más creativo y productivo del pueblo cubano fue empujado al exilio desde el principio de lo que fue llamada “Revolución“. La posesión de alguna riqueza se convirtió para los “revolucionarios” en algo pecaminoso; el nuevo régimen inoculó al pueblo cubano el primer germen de odio y rencor contra toda persona emprendedora que pasó a ser un “burgués explotador de la gran masa proletaria”.

Durante la radicalización del proceso, conocido como “Ofensiva Revolucionaria” del año 1968, fueron confiscados, no solo los principales medios de producción y servicios, sino hasta el más mísero timbiriche, con la falacia de que la socialización a ultranza de todo bien era para entregarles al pueblo lo que le pertenecía. Con la estatización total de la vida económica se mató todo signo de prosperidad en la población. El objetivo era más que claro: “hacer morir a los más ricos y poderosos”, pero no al estilo medieval, sino de “muerte social”. Al convertir al próspero en pobre y al pobre en miserable, el régimen de Fidel Castro mató toda posibilidad de autonomía personal y aseguró una total dependencia de la sociedad a las estructuras gubernamentales y el puntillazo final fue al imponerles la Cartilla de Racionamiento que ahora le es insostenible para sus propósitos de dominación de todo un pueblo.