Dictadura exporta actos de repudio

Si a Ud. no se le había ocurrido que era posible, pues está a tiempo de despertar: la dictadura cubana exporta actos de repudio. En la madrugada de este 1ro de enero un grupo de personas molestaron al ex-preso político cubano Héctor Raúl Valle y a su familia, y les gritaron frases como «viva Fidel», «abajo la gusanera» y «fuera de esta tierra».

Pero esta vez no fue en Cuba, donde los actos de repudio han sido permitidos y alentados por un gobierno que ha sabido sembrar muy bien la división entre cubanos. ¡Fue en España, a cubanos desterrados que viven en una dependencia de la Cruz Roja de ese país!

La noticia completa la puede leer en Diario de Cuba: Desterrado sufre un acto de repudio en España.

Es verdaderamente lamentable, bochornoso y vergonzoso que los tentáculos del odio y la maldad contra cubanos que no apoyan al gobierno castrista, hayan llegado al país europeo que les ha dado acogida a víctimas de esos mismos tentáculos.

Es denigrante, bajo y sucio que otras personas se presten a humillar a una familia cubana que ha sido obligada a abandonar su país por no estar de acuerdo con el gobierno que los excluyó.

Tales actos vulgares, groseros y chabacanes, y para colmos exportados a otros países, no son más que una triste comedia de una falsa solidaridad para dirigir en la dirección equivocada la ira, el inconformismo y las frustraciones que aplastan a esos mismos ciudadanos: en vez de dirigirlas al gobierno español en este caso, causante directo de su situación actual, la destilan contra las víctimas a distancia de un gobierno cien veces peor que el que tienen. Pero eso sí, allá bien lejos.

Y eso en el caso de los españoles que participaron, porque no dudaría un minuto de la presencia también de tristes personajes que dicen ser cubanos. Esos españoles que apoyan esos actos pero a distancia, pues son incapaces de irse a vivir allá como el resto de los cubanos, debieran pedir disculpas antes de que sea demasiado tarde; esos españoles cegados por adulaciones y las quimeras ficticias que enarbolan, por décadas ya, quienes han destruido a la nación cubana; esos españoles que olvidan que tal vez su misma sangre emigró en épocas pasadas a Cuba.

En Facebook hace unas semanas uno de mis amigos virtuales escribía: «¿Cómo luchar contra los hipócritas y mediocres, si cada día se multiplican?». Ignoro las razones que lo hicieron hacer pública tal pregunta en Facebook, pero mi respuesta sería: multiplicar la sinceridad y la excelencia, antónimos directos, y multiplicar la denuncia y el sentido común, no quedarnos callados.

Si Ud. es una persona sensata, no permita que tales «denigrantes exportaciones» se hagan costumbre en su país. ¡Denúncielas! En Cuba lo único que han traído los actos de repudio, aplaudidos y vociferados por el mismo Fidel Castro en no pocas oportunidades frente a miles de personas en la Plaza, es el odio visceral entre cubanos, la exclusión radical, la intolerancia extrema y la división de miles de familias y amistades.